SUBIDA AL SANTUARIO DE NOVELDA Y TRAVESÍA SANT ROC DENIA 2019


Apuntarme a todo lo que se organiza en verano aprovechando las vacaciones y la cantidad de pruebas acuáticas que hay está haciendo que se convierta en costumbre encontrarme un fin de semana con inscripción hecha para dos competiciones, como el 3 y 4 de agosto hace unos días, en Novelda el sábado a última hora de la tarde y Denia por la mañana o como sucederá el próximo día 31, en Loriguilla y Hondón de Las Nieves el mismo día.

SUBIDA AL SANTUARIO DE LA MAGDALENA

Recién llegado

Este año no quise dejar pasar la subida al Santuario de Novelda, aunque al día siguiente tocara nadar los 1500m de la travesía de Sant Roc de Denia. Durante la primavera había entrenado el circuito alguna vez y siempre terminaba pensando "aquí hay que volver", aunque el recuerdo de mi participación en la carrera me dice que los resultados no han sido nunca especialmente buenos. 2011, 12, 13, 15 y 16... el calor, las cuestas, mi estado de forma... siempre sucedía algo que hacía que no se disfrutara al 100% la carrera y que no se consiguiera una marca que diría que no es tan difícil superar, bajar de la hora, pero que siempre ha quedado lejos.

Pues no ha llovido...

Acompañado de mi amigo Ramón, que decidió venir conmigo a entrenar por allí mientras yo corría y echar un par de fotos en la meta (mil gracias amigo), llegué con tiempo para recoger todo y calentar un poco, antes de que hubiera poco sitio para aparcar y se formara demasiada cola en la zona de dorsales y bolsa del corredor, algo habitual al ser una de las carreras del verano alicantino con más participación, rondando desde hace algunos años los 1000 corredores.

Creo que después de mi última participación en la carrera, en el 2016, la organización por fin se decidió a atrasar media hora la salida habitual de la prueba, pasando de las 19:30 a las 20:00, consiguiendo así correr con una temperatura ligeramente mejor. Este año, además, junto al retraso de la salida, las temperaturas eran más bajas de lo habitual, soplaba algo de viento y el cielo se cubría ligeramente. No había entrenado carrera desde Cabo de Palos ni me sentía en forma mientras calentaba, pero al menos no parecía estar corriendo en el maldito infierno, a más de 30 grados, como recordaba otros años.

Dando vueltas a la pista pude saludar a muchos conocidos. De camino había hablado con Juanjo del Comptat y Dimas y trotando por el césped del estadio pude hablar con J.A. Miralles y Ana, compañeros de Aquatic que corrían en el Carmencita como locales, además de saludar a Sergio Mira.

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Me situé a mitad de pelotón en la salida, sin tener claro qué hacer. Bajar de la hora, el objetivo habitual aquí, nunca conseguido, no era algo que estuviera a mi alcance, me dije, con tan poco entrenamiento, así que intenté ir cerca de los 5'/km de ritmo medio en el tramo "cómodo" (no lo es) inicial, hasta el km3, y ver cómo iba el cuerpo después. Con no hacer PMP (peor marca personal) del circuito, sería feliz.

El arranque de la carrera no fue tan agobiante como lo recordaba, aunque la participación era elevada, y no costó mantener un ritmo constante, ni rodeando la pista ni saliendo del estadio, hacia el río primero y hacia el santuario después. Los dos primeros km no me sentí cómodo, pero las piernas daban para correr a 4:45/km sin esfuerzo. No recordaba un inicio a esos ritmos en ninguna de las pasadas ediciones, pero no quise dejarme llevar por la euforia. Conociendo el circuito, ya sabía que después del km 3 el perfil engañaba y los falsos llanos iban a ir desgastándome. Me saludó Raúl del Km a Km de Elche mientras me adelantaba rápido como el rayo y a la pregunta "¿cómo vas Jordi?" solo le pude responder "¡Mal!".
El ritmo era muy bueno, pero no me sentía nada cómodo y era pesimista pensando en cómo subiría al santuario y las fuerzas que quedarían para volver a Novelda después.

La cosa cambió justo en el tramo en el que nos daban agua y poco después girábamos a la izquierda para iniciar la durísima subida que da nombre a la carrera. En otras ediciones, en este punto o antes, ya había visto de bajada, en sentido contrario, a la cabeza de carrera, pero esa tarde el primer corredor pasaba justo cuando yo subía, mucho más tarde de lo habitual. Había recorrido los primeros km mucho más rápido que en años anteriores y, aunque algo pesado, no me sentía con la flojera de otras ocasiones en ese mismo tramo del recorrido.

Sufriendo en la subida. la cara del corredor de atrás, más que la mía,
es un claro indicador de lo que se sufre en este punto del circuito
(fotón de DPMSPORTSHOOTING)

Subí concentrado únicamente en mantener un ritmo constante y, sobre todo, no hacer ni un metro andando. La subida, ya conocida, se hacía especialmente dura 200m después de iniciarse, pero una inesperada fortaleza mental hizo que aguantara el ritmo sin sufrir demasiado hasta llegar al Santuario de Sta.Mª Magdalena.
Una vez alcanzado el punto más alto del circuito, hice análisis de daños y sentí que las piernas estaban muy cansadas por el esfuerzo del ascenso. No tenía ni idea del tiempo que llevaba corriendo ni si lo que había perdido en la subida sería recuperable después bajando. Bebí, me eché agua por la cabeza y bajé sin acelerar demasiado, tratando de reservar fuerzas, ya que después de la cuesta de bajada sabía que había un tramo larguísimo, incómodo, de asfalto y tierra hasta el centro de Novelda.



Dejando atrás la zona más alta del recorrido.


Había perdido puestos en la subida, pero de vuelta era yo quien adelantaba corredores sin parar. De vez en cuando miraba el reloj y veía que el ritmo rondaba los 5'/km y me animaba, ya que en esta carrera la vuelta desde el Santuario hasta el centro de la ciudad siempre se me había hecho más dura que la subida.

Al igual que sucedía en el ascenso, la carrera estaba animada constantemente por vecinos que además de aplaudir ofrecían las mangueras de sus casas para mojarnos. No costó tanto como otros años terminar la eterna bajada de asfalto y llegar al desvío del camino de tierra que nos dejaría a la entrada de Novelda, aunque, como sucedió en todas las ediciones anteriores, el paso por la corta subida del km8.5 me frenó y me obligó a beber en el avituallamiento parando unos segundos.

Llegando al casco urbano de Novelda.


Algo me decía que ahí se estaba perdiendo la posibilidad de bajar de la hora, por poco, pero no quise darle vueltas a la cabeza. En general, sin saber muy bien todavía como iba la prueba en cuanto a marcas o ritmos medios, tenía la impresión de que estaba haciendo la mejor carrera de las 6 ediciones en las que había participado, así que tal vez, pensé, si no se bajaba de la hora sí que era posible mejorar mi mejor marca en aquel circuito.

Me recompuse rápidamente cuando aparecieron los primeros edificios de Novelda, dejando atrás ya el constante paisaje de chalets y casas de campo que nos acompañó en la subida y en la bajada al santuario. Me animé al recordar que desde ese tramo del circuito el recorrido era muy cómodo, cuesta abajo casi siempre, y muy animado, con mucho público entregado a su carrera.



La temperatura era buenísima, casi me arrepentí de echarme más agua por encima del frío que sentí y aceleré esperando escuchar el pitido del Garmin al pasar por el km 10. Ahí valoraría y vería, de verdad, cómo había corrido hasta el momento. Dependiendo de lo que marcara el reloj, decidiría apretar o, tal vez, me rendiría y simplemente me dejaría llevar hasta la meta 2km después.

Seguía con la impresión de haber corrido a ritmos de sub.60' y haber perdido la oportunidad de bajar la hora por el bajón del km 8.5 y el paso por el km 10 lo confirmó. 50:40 aproximadamente. Necesitaría correr los 2000m que me separaban de la meta a unos 4:30/km si quería ver menos de una hora al final.

Imposible, me dije, aunque no aflojé la marcha. Me pareció recordar que mi récord personal estaba en 1:01 largo o 1:02, así que el objetivo secundario, la MMP del circuito, seguía estando a tiro, algo de lo que alegrarse teniendo en cuenta que llegué pensando en no empeorar mi peor registro de Novelda.

Último esfuerzo, antes de entrar al polideportivo (Ramón Galdrán Photo)

Conseguí pasar el penúltimo mil en 4:40, siguiendo a una pareja de MircaSport, y cuando tuve cerca la entrada al estadio, después de los ánimos de Ramón entre el público, aceleré un poco más y sobre el tartán de la pista pude correr a 4:38 mientras a lo lejos veía el reloj oficial por debajo de 1:01. Teniendo en cuenta que había tardado unos 15-20s en pasar por la línea de salida después del inicio, el tiempo real iba a ser muy bueno si aceleraba un poco.

Vuelta a la pista y fin.



Paraba el reloj, finalmente, en 1:00:37, 1:00:15 real, 461 de 927, 93 de 167 en mi categoría y 474 de 782 hombres, contento por el récord personal de la prueba, pero maldiciendo la mini pájara del 8500 que había hecho, seguramente, que perdiera segundos allí y no fuera capaz después de acelerar lo suficiente, dejándome 16 malditos segundos lejos del sub.60. Era un resultado del que estar orgulloso, en cualquier caso, el mejor de mis seis participaciones y, sin duda, el más disfrutado. Tocaría volver, a intentar superar la maldita hora.




El avituallamiento era el habitual, abundante y servido con rapidez, líquidos y fruta y los típicos polos de horchata de esta carrera, de los que di buena cuenta mientras seguía saludando a conocidos como Enrique de Matinadors, J.M.Manga o Dimas, que habían hecho un carrerón, como de costumbre.
Me reuní con Ramón y rápidamente volvimos a Alicante. Quedaban pocas horas para la siguiente prueba.






TRAVESÍA SANT ROC - DENIA



Me metí en la cama a las 12:00 y a las 6:00 ya estaba en pie. Si 6h de ¿descanso? ya eran pocas, sumándole el cansancio por la paliza noveldense los 1500m de la travesía del domingo prometían ser duros. Con una hora de camino hasta Denia el madrugón era obligatorio y más si tocaba compartir viaje y reunirnos con más nadadores antes de salir de Alicante. Con la baja de última hora de Ramón :( al final nos juntamos mi hermana, Pascal y yo. Llegada rápida y amena a Denia con mucho tiempo de antelación, reunión con Cristina, Román y Buforn y a nadar.



Estaba cansadísimo y ni siquiera quise calentar. Este año, por suerte, la salida se daba cerca del espigón norte, evitando así la entrada pedregosa del año pasado, con un mar calmado y transparente esta edición en una playa en la que había que lamentar lo guarra que es la gente, con restos de bebidas y vasos al estar cerca de una zona de ocio nocturno.






Mi hermana, Cristina y yo empezamos a nadar a las 9:30, 5' antes que Pascal o Román, que nadarían la versión larga de la prueba, 5000m.
Empecé rápido, animado por el buen estado del agua, la claridad con que se veía el fondo marino lleno de algas y la velocidad con la que parecía desplazarme. Me situé bien y no tuve problema para nadar sin dar ni recibir golpes, pero cuando hube completado el primer largo del rectángulo que teníamos que recorrer empecé a notar el esfuerzo de la tarde-noche anterior. No quise mirar el reloj ni saber nada de ritmos. Nadaba más lento de lo que habría querido y me costaba muchísimo mantener el ritmo inicial. El segundo largo se hizo eterno y cuando giré para encarar el último tramo antes de tomar la recta final hacia la meta me frené todavía más.



Ni la respiración ni las brazadas eran cómodas y no había fuerzas para patear rápido, pero con el último giro, ya hacia la arena, me dije que 200m sí que podía sufrir un poco y aceleré, moviendo las piernas más rápido que nunca.
Como siempre, hasta que no toqué el fondo con las manos no me puse en pie, momento en el que vi que bajaría de la media hora por muy poco.



Detuve el reloj oficial en 29:55, un ritmo de 1:59/100m que dadas mis condiciones aquella mañana había que dar por bueno, quedando en la posición 62 de 106, 15 de 30 en mi categoría, 46 de 75 hombres. Mientras esperaba a Cristina y mi hermana, que acabaron muy bien (3er puesto para mi compi de Club Cris), pude recuperar fuerzas en un avituallamiento buenísimo, con bebidas, fruta, bizcochos caseros, bocadillos... cogiendo el camino a Alicante después cuando terminaron Pascal y Román.

Mi cara en el avituallamiento, poniéndome hasta arriba de comida... no comment


Aunque está lejos de Alicante, creo que repetiré esta travesía una tercera vez, al menos. Permite nadar 1500 o 5000m, según tu estado de forma y valentía esa temporada, y está bien montada, con camiseta de 42k y avituallamiento de categoría (cuánto deberían aprender algunas travesías de por aquí...) y a un precio ajustado, sobre todo si se compara con algunos tan hinchados como Oceanman. Nos veremos por allí un año más, seguro.




Casi sin recuperación de este doblete llega una semana muy animada también, en lo deportivo. Mañana toca volver al Aquatrail del Cabo, una prueba en la que espero poder participar durante muchos años, de las más atractivas de la zona, por nadar y correr en una zona como el Cabo de La Huerta. Le seguirá, el jueves 15, la travesía del amanecer de Campello, 2km a nado cerca de casa, vuelta a la prueba Bajada Hondón-Aspe el viernes y el domingo mi primera competición a nado en río, Xuquer Xtrem, 2500m a los que les tengo muchas ganas. Después, una semana de desconexión total, sin entrenamientos ni competiciones, que ya toca.

Os lo cuento todo en la próxima entrada del blog.
Gracias por estar ahí.
Saludos.

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