TRAIL NOCTURNO FALDES DEL PUIG CAMPANA 2023

Para no haberme notado nunca suelto del todo en la montaña, especialmente en los tramos de bajada, si hago memoria veo que la modalidad nocturna del Trail siempre la he disfrutado, aunque hace más duro mi punto débil de las carreras, los descensos, difíciles para mí incluso con luz. Ya en 2015, en Les Ermites de Ibi, sin ningún tipo de rodaje y poca experiencia en montaña, salía contento con la experiencia. Este verano, en Lluna d'Oltà, no solo acababa con muy buen sabor de boca, si no que, además, el cuerpo respondía y me colaba holgadamente en la primera mitad de la clasificación, algo impensable para mí hasta hace poco tiempo.

El Trail Nocturno Faldes del Puig Campana, el pasado fin de semana, no rompió con lo experimentado hasta hoy en carreras nocturnas y volvió a ser una carrera con frontal y poca luz disfrutadísima de principio a fin. Llegaba a las 20:00 al aparcamiento del polideportivo de Finestrat, algo que revivía los recuerdos del maratón de Costa Blanca Trails del año pasado. En la zona de salida, ambientazo festivo para tres pruebas en aquella fresca tarde-noche del primer día de otoño: 13km (fueron más, como contaré luego) y 7km con versión caminantes incluida.


Saludo a Miguel "Big Mike Speaker" en la línea de salida, que me comenta al ver mi dorsal de la carrera larga que es una pena que el circuito habitual de 17km lo hayan tenido que recortar por no tener permisos en la parte de ese recorrido que pasaba por los dominios de otro ayuntamiento. Habla de carrera de 15km, pero yo he recibido un email donde la organización enlaza a wikiloc y un recorrido de 13, que hace un círculo recorrido en sentido horario por la falda de la montaña sin ningún desvío en la cara norte del Puig. Pienso en ese momento (me equivoco, vería después) que Miguel se ha confundido. Lo que vale es lo que ha mandado la organización, me digo.
Comentamos lo técnico del largo tramo de bajada, una zona en la que de noche y con frontal habrá que ser cuidadosos, y nos despedimos.

Me sitúo a mitad de pelotón, y tengo la sensación de que somos muy pocos corredores y que, además, la gente que participa esa noche está muy en forma. Me suena la cara de varios y todos son muy rápidos. Veo a María Fuentes y Ana Tauste en primera línea y esto confirma el nivel que hay.
Arrancamos puntuales y me lanzo dispuesto a correr todo lo que pueda en la subida. Recuerdo que el recorrido que creo que vamos a hacer lo he hecho ya. La subida siempre la he corrido de bajada, así que no sé cómo será hacerla en sentido contrario, pero la bajada, desde Font de Solsida, la he recorrido más de una vez y no me va a dar ninguna sorpresa.


El camino desde la plaza desde la que salimos hasta Font del Molí suma 1km cuesta arriba todo asfalto, con tramos empinadísimos, pero para 6-7km de subida que voy a hacer, seguidos de otros tantos aproximadamente de bajada, creo que puedo apretar y no me planteo no trotar en todo el trayecto hasta el aparcamiento de las fuentes desde donde he empezado tantos entrenamientos por el Puig.
Tengo la sensación de haber arrancado demasiado fuerte. Adelanto a mucho corredor y ya en el inicio del camino de montaña, hacia la senda que recorrerá la cara oeste de la falta del Puig, sigo adelantando y no paro de trotar hasta que aparecen los pequeños repechos que recuerdo a la perfección por haberlos bajado tantas veces.
No son demasiado largos, y recupero el aliento con facilidad y echo a trotar de nuevo por la pista limpia que nos vamos encontrando, sin una pendiente tan dura que impida correr, aunque sea lento.
A diferencia del Trail Nocturno Lluna d'Oltà del pasado verano, con luna llena y muchísima luz natural y zonas despejadas, en esta carrera nos acompaña luna nueva y el frontal es vital. Tanto, que llevo en el chaleco, junto a dos pequeños softs de agua un pequeño frontal de repuesto por si el mío (qué gran compra hice en su día, cuánta luz da) moría.
La carrera se estira, y voy dando relevos con un corredor que a veces en los tramos con menos pendiente corre y se aleja bastante, pero luego en las zonas con más desnivel lo supero yo andando rápido. Es una gozada estar allí, al fresco (de ser más largo aquello una braga o manguitos no sobrarían), viendo la hilera de luces de frontal a lo lejos y en lo alto, dibujando el camino que todavía tengo por delante. Lo paso bien, sí, pero incluso subiendo, mi punto ¿fuerte? empiezo a ser adelantado por corredores. Más de lo que esperaría o me gustaría. ¿He empezado muy fuerte y ahora la carrera me pone en mi sitio?¿Estoy yendo, en realidad, no tan bien, y me adelanta gente que en otras carreras no lo haría?¿Una combinación de las dos cosas?


He ido a pasarlo bien, sobre todo. Yo me noto a gusto corriendo cuando puedo (más de lo esperado) y andando rápido cuando la pendiente no lo permite. Ya se verá dónde me deja eso en la clasificación.
Además, ya han pasado unos 4km y vamos a girar en breve hacia el camino que lleva al refugio Jose M. Vera y de ahí a Coll de Pouet y el final de la subida...queda nada.
Pero me equivoco. Miguel tenía razón al contarme el recorrido. Cuando vamos a girar a la derecha para tomar el camino que conozco, justo en el desvío en el que para mí el maratón estaba hecho en noviembre de 2022, subiendo desde el último avituallamiento del km 40.5, la carrera nos tira para abajo rápidamente, por un camino estrecho que recordando lo que me costó subirlo en el maratón, sé que es muy empinado para bajarlo con comodidad con mis carencias descendedoras. La cantidad de corredores que me adelantan aumenta. Me echo a un lado más de una vez para dar paso y en un giro donde una baliza falta o no es visible toca corregir la marcha en pocos segundos para retomar el camino correcto.
Maldigo. Si en lo que se me da bien, subir, estoy tal vez pinchando, la bajada, especialmente en su tramo técnico, no va a ayudar a remontar.

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Llegamos al fin al primer avituallamiento, justo donde aparecía en Costa Blanca Trails 46k el último. Bebo con calma, como por pura adicción al azúcar una barrita que me llevo para el camino y cojo una pista amplia que creo recordar que también recorrí en el maratón, pero en sentido contrario.
La pendiente es suave y la parada del avituallamiento me ha dado fuerzas. Troto donde muchos caminan y voy recuperando posiciones con facilidad, lo que me da moral para apretar un poco más, hasta que me quedo en tierra de nadie, sin corredores cerca delante ni detrás.
Todo está muy oscuro y cualquier sonido empieza a inquietarme. ¿Saldrá algún animalejo de las sombras? La paranoia termina rápidamente cuando doy caza al siguiente grupo y la subida se vuelve dura de verdad, tal vez la más dura del recorrido
Intuyo que ahora sí, toca volver al camino que tenía en mente y que aquello nos dejará en el refugio o tal vez más adelante. Subo fuerte, adelantando a unos pocos corredores, que me dan paso (algunos nos hemos cruzado ya antes) aunque les comento que en la bajada nos vamos a ver de nuevo, seguro, mientras me superan ellos.


Con poco más de 7km ya voy por camino conocido y llego a Coll de Pouet y un pequeño avituallamiento. Bebo rápidamente y ya tengo claro todo lo que hay por delante.
Sigo adelantando, incluso a un corredor de Arena Running Team que sé que es mejor que yo y que bajando me pasará sobrado de fuerzas y, al fin, toca bajar, con 8km en las piernas, ya en Font de Solsida y habiendo sumado casi 900m de ascenso.
Hay por delante 2km de bajada cómoda, que disfruto como nunca, con las vistas despejadas de Benidorm a mi izquierda, espectacular con la iluminación nocturna y la costa de fondo. Voy solo, pero sé que a partir del km 9, en camino técnico que conozco de sobra, voy a ir lento un par de km y me van a acompañar de nuevo muchos corredores que he adelantado previamente.
Bajo con cuidado y a ritmo de tortuga, como era previsible, y esto hace que me quede un rato con diferentes grupos. Incluso una gran corredora, que creo que acaba después 4ª o 5ª mujer me pasa, pero sin confianza, ya que reconoce que le sirvo de guía y adelantarme hace que vaya sola. "Ya querría yo seguirte y que me guiaras tú, pero no puedo ir a tu paso", le digo mientras le animo y le deseo suerte.
¡Ostras! No recordaba lo técnico que es el camino hasta el km 11, que si ya me cuesta cuando entreno a plena luz del día, de noche se vuelve muy complicado para mi torpe descender.



Al fin, camino al km 12, el terreno se vuelve más cómodo, puedo correr ligero y sé que tardaré poco en llegar al asfalto. He tenido algún amago de rampa primero en el gemelo izquierdo y ahora en el muslo derecho, pero creo que todo está en su sitio y que no irá a más.
Me noto con fuerzas para acelerar. Llevo mucho rato adelantando a senderistas y corredores que llegan a la zona "corrible" cansados y aflojan. Es mi momento. Creo que he regulado bien y que puedo recuperar muchos puestos en los últimos metros.
Cuando toco el asfalto las piernas van solas. La bajada es muy pronunciada y se puede acelerar mucho (Garmin llega a indicar ritmos de 04:05/km). Me digo que voy a adelantar a cualquier corredor que se aparezca en mi campo de visión y así lo hago. Uno , otro, esta pareja, esta otra... Llego al giro a la plaza, animado por el público en las calles de Finestrat, y acelero un poco más para quitarme de encima al último competidor de mi estúpida batalla final adelantadora.
Veo a Miguel en la meta animando la carrera y ya está hecho. Un apretón más y paro el crono en 2:05:23. Joer, por poco que bajara medio bien seguro que podría bajar aquello de dos horas, pero es lo que hay, me digo.





Voy a la zona de avituallamiento, la misma que el maratón del pasado noviembre, y veo que está increíblemente bien surtida. Fruta, bebida, comida (mención especial a la amabilidad de las voluntarias de la barra)... qué gusto, poder reponer tan bien después del esfuerzo.
No tengo ni idea de las clasificaciones, ni quiero verlas en ese momento, pues, pesimista, creo que no he compensado con la última remontada, tal vez de 8-9 puestos, lo perdido primero subiendo y luego en la larga bajada.



Antes de irme al coche saludo a Miguel, con el que comparto mis buenas sensaciones respecto a la carrera. Tocará volver, desde luego. Bien montada, sin calores (que ya está bien, después del verano infernal) y con un recorrido que de día tal vez no tiene mucho atractivo, sobre todo en la bajada, algo rota y pelada de vegetación, pero que de noche es una gozada correrlo.





Antes de acostarme, sorpresa, al ver clasificaciones. 63 de 120 en la general, 28 de 35 veterano y 59 entre 103 hombres. No lo he hecho tan tan mal, después de todo.
Completando esta carrera la tercera semana seguida con dorsal el fin de semana, toca pensar ya en el arranque del circuito de Trail de La Marina, que se inicia el día 07 en Forna con los 21km de Trencaclosques, el mismo día que arranca la brutal Botamarges. Dudo que pueda correrla al buen nivel del año pasado, a pesar de las buenas sensaciones de las últimas carreras, (me siento más viejo y pesado) pero el buen recuerdo que tengo de la última edición me hace pensar que, al menos, lo voy a pasar muy bien.
Os cuento cómo va todo en la próxima entrada del blog.
Cuidaos.


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