6K CARRERA AL AMANECER SANTA POLA 2023


Después de casi catorce años poniéndome dorsales todavía hay muchas carreras clásicas del calendario de Alicante y provincia en las que tengo pendiente participar para conocerlas. Una de ellas es (era) la carrera del amanecer de Santa Pola, una prueba que acumula ya veintisiete ediciones y que, por un motivo u otro, siempre he visto organizarse en agosto, pero nunca ha cuadrado en mi agenda deportiva. 

El pasado fin de semana tocó, por fin, conocerla, aprovechando que me juntaría allí con mi hermana y mi cuñado, que viven a 15' de la zona de salida. Las carreras de Santa Pola no se me han dado bien nunca. Su medio maratón de enero, excepto en mi paso por allí en 2015, se me suele atragantar siempre que voy. La desaparecida carrera de 10km nocturnos de junio, más de lo mismo. Siempre recuerdo reventar cuando corro allí.

En esta prueba, la cosa no pintaba mucho mejor, a priori. Finalizando el verano, relajación en entrenamientos en volumen, cantidad y calidad, alimentación desastrosa... Tal vez, pensé, al ser una carrera que arranca a las 7:30AM, y con amenaza de lluvia, que el calor diera un respiro esa mañana ayudaría a correr un poco mejor.



Siguiendo las indicaciones de los correos de la organización, me planté en el aparcamiento de los institutos unos 40' antes del inicio de la prueba y a 10' caminando de la salida. Con un inicio tan madrugador, la organización no entregaba esa mañana ni dorsal ni bolsa del corredor con camiseta, obligando (acertadamente, creo) a recoger todo a lo largo de la semana, antes del día de la carrera. Solo había que preocuparse, entonces, de llegar con tiempo, aparcar bien situados y ponerse en la línea de salida.

Me reuní con mi hermana y mi cuñado en el mismo parking y bajamos a la playa, justo cuando la fina lluvia de aquella mañana paraba de refrescar el ambiente. No se estaba mal del todo. No mucho calor, sí humedad, y cielo cubierto. Quién sabe, me dije, igual no se daba mal después de todo.


Ya en el pelotón de salida se podía adivinar una participación altísima. Un domingo de agosto, a las siete de la mañana y allí nos reuníamos casi 1700 personas (la organización agotó todos los dorsales). Algo bueno debía tener la carrera para juntar a tanta gente como no lo consiguen muchísimas carreras en plena temporada alta de pruebas, en otoño-invierno.

Puntuales a la cita, la carrera arrancaba a las 7:30 y, habiéndome situado a mitad de salida, no costó encontrar hueco para echar a correr con rapidez. Conocía de sobra el recorrido, por ser parte del extremo sur del circuito de la media. Ida durante unos 3km hacia la zona de La Cadena, cambio de sentido por la única cuesta de la media y de la carrera de esa mañana y vuelta, en paralelo al principio y , después, por la misma carretera junto al paseo por la que se iniciaba la prueba esa mañana.

Circuito muy llano, en general , en ligerísimo e inapreciable ascenso en algunos tramos, a la ida, y al revés a la vuelta, en el que, desde el principio, me dejé llevar.




Las piernas se movieron rápidas y con fluidez el primer mil, sin sentir. ¿Demasiado? El primer km pasaba en 4:19, algo que me dije que era excesivo. Aspiraba a correr, en el escenario más optimista, a 4:30/km de media, así que aflojé un poco la marcha. Dejábamos atrás Playa Varadero y bajábamos unos metros a la arena para subir después al paseo Vicealmirante Blanco, que ya no dejaríamos hasta el giro por la zona de La Cadena. ¿Aguantaría el ritmo?

Siempre con las vistas de calas y playas a la derecha, el segundo km pasó en 4:28. Me felicité por el autocontrol y por haber sido capaz de ponerme al ritmo objetivo por sensaciones, sin mirar el reloj. Solo había que superar la rampita del giro y después correr con un perfil ya favorable, me dije. La realidad, sin embargo, me puso en mi sitio rápidamente.

Poco antes de llegar a La Cadena empecé a notar demasiado el calor y a sentir muchísima humedad. Había mucha gente animando, siendo tan temprano como era, pero no conseguía ni con eso evadirme de las malas sensaciones. El paso por aquella zona, en el medio maratón, coincidía, como esa mañana también para esa prueba del amanecer, con la mitad de la carrera y servía para tomar referencias y ver cómo iba de fuerzas. El balance no era muy bueno.


El km 3 pitaba en el Garmin unos metros después del giro, cuesta arriba,  indicando que el tercer mil se había ido a 4:44, pero lo peor no era dejarse unos ridículos 12-13 segundos ahí. El problema era la horrible sensación de flojera y agobio por el calor. Aquella mini cuesta se pegó como ninguna otra vez a mi paso por allí en el medio maratón. Tenía mucho calor, las piernas dejaban de responder y, cuando el perfil mejoró y se volvió favorable, ya deshaciendo camino en paralelo a la playa en segunda línea de costa, algo me decía que aquello no se iba a poder remontar.

El km 4 pasó en 4:59, dejando claro que el reventón era un hecho y que la cosa iba muy mal. Perdía posiciones en la carrera a una velocidad casi deprimente, viendo pasar a muchísimos corredores a un ritmo que se me hacía imposible igualar.

Tal vez en llano y ya en la playa, al empalmar de nuevo con la avenida Santiago Bernabéu, pensé, podría recuperarme. Comenzaba a soplar una brisa que aliviaba la sensación de horno recién abierto que habíamos experimentado metros atrás (confirmado luego con otros corredores, el paso por aquella zona era terriblemente caluroso y húmedo, por el motivo que fuera) ¿Ayudó aquello a mejorar el ritmo?

En absoluto. Ni viniendo de suave bajada, recuperando los pocos metros subidos en La Cadena, remontaba, así que en llano hacia meta, no tenía pinta aquello de cambiar y volverse más rápido.

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El km 5 apenas mejoró 3 segundos el anterior. Me hundí psicológicamente. Contaba con poder mejorar en la segunda mitad, pero no había fuerzas. La altísima humedad no ayudaba, ni ver a lo lejos el arco de meta consiguió darme un impulso extra. El último mil pasaba en 4:54 y me situaba en la meta en un tiempo muy lejos de lo que podría haber imaginado. 28:36 oficial, 28:19 oficial, desplomándose el ritmo medio inicial hasta unos 4:40 y poco finales de media que, a pesar de todo, no me dejaban tan mal como pensaba en la clasificación, pues supongo que todos sufrimos por igual el calor y la humedad. 214 de 1502 llegados a meta, 200 de 1009 hombres (sin distinción por categorías, en esta carrera).



El avituallamiento final era muy completo, con agua, refresco, isotónicos, agua cebada, bizcocho... atendido a la perfección por los voluntarios en un largo pasillo rodeando un par de manzanas (en Sta. Pola saben muy bien cómo montar carreras, está claro) Mi cuñado ya estaba en meta hacía rato, habiendo hecho un carrerón, y mi hermana llegaba poco después haciendo también una gran carrera, a un ritmo muy por encima de lo que ella esperaba.

Era yo, con diferencia, el único que anímicamente no lo llevaba muy bien.  Me había sentido totalmente fuera de forma, no poder rodar de media ni a 4:40 en una prueba tan "corta" me hundía la moral y no era capaz de ver nada positivo en mi participación de esa mañana. Poco después, en frío, asumí deportivamente todo. Sin entrenamientos de calidad, pretender rodar aquello a 4:30 (no a 4:20 como empecé) era una locura. Ese sería mi ritmo de cuando entrenaba asfalto con regularidad y era unos años más joven. Había que olvidarse de objetivos irreales, tomarse aquello como un entrenamiento de calidad y ponerse las pilas de cara a la nueva temporada, en cuanto a entrenamientos (de carrera y fuerza) y alimentación, algo que ya tengo en marcha. Por otro lado, había que felicitar al club de atletismo de Santa Pola, por otro carrerón tan bien montado. No juntaba allí a 1500 personas por casualidad. Correr temprano pegados a la playa en un circuito tan llano y (para quien pueda) rápido, acabando agosto, merecía la pena y daba gusto juntarse allí con tanto corredor. Tocaría repetir, sin duda.



No soy muy optimista, a pesar de todo, de cara al 2023-24 deportivo. No me noto nada ligero, ni en asfalto ni en montaña, y me alegro de no haberme liado para objetivos más grandes que el actual, cubrir todas las pruebas del circuito de Trail de La Marina, pues me falta motivación para preparar o pensar nada superior a los veintitantos km de montaña de cada prueba del circuito que correré hasta mayo, con unas 2 carreras al mes. Quiero pensar que el rodaje y entrenamiento preparando el circuito, el cambio de estación y estar cumpliendo los objetivos de trabajo de fuerza y disciplina en la mesa me harán cambiar de ánimo según avance la temporada.

De momento, a pensar en la próxima prueba, los 5km de la carrera solidaria de la Policía Nacional "Kilómetros Solidarios Ruta 091 de Alicante" el próximo día 17, asfalto explosivo en un circuito no muy favorable para la velocidad, pero al lado de la que fue mi casa durante 15 años, la de mis padres, y mi zona de entrenamiento durante mucho tiempo,  y luego la primera carrera de montaña de la temporada, a la semana siguiente, el Trail Faldes del Puig, en un circuito que conozco de sobra, pero que no he hecho nunca en el sentido en el que se rodea el Puig en esta prueba. 

Os cuento cómo va todo en la próxima entrada del blog.

Cuidaos.


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