TRAIL DE PRIMAVERA CONFRIDES 2025
Cualquier aficionado a la montaña sabe que un Trail que empiece en Confrides va a ser un carrerón. Confrides - Aitana o las carreras que salen en mayo, bien en distancia de medio maratón (Trail de Primavera) o maratón (ay, mi única carrera con retirada, todavía pendiente de revancha...) te llevan por un circuitazo que merece el madrugón necesario para llegar al pueblo si sales, como yo, desde Alicante.
Habiendo conocido y disfrutado ya las carreras mencionadas en pasadas ediciones, el pasado 3 de mayo volví a participar por segunda vez en el medio maratón de Confrides, animado por los buenos recuerdos de mi paso participación allí el año pasado y el subidón moral después del Trail de Serra Grosa la semana anterior. He pasado unos días constipado, pero el jueves ya me noto mejor y creo (me equivocaba, creo, como veremos después) que no afectará a mi carrera.
Tocaba salir muy temprano de casa para no aparcar demasiado lejos, pues Confrides con sus menos de 300 habitantes repartidos entre Confrides y Abdet no da para que tanto participante deje el coche en el mismo pueblo. Llego antes de la salida del maratón a las 7:00, tomando nota una vez más de que debo quitarme la espinita de mi fallido estreno maratoniano allí en 2022, aparco no demasiado lejos y recojo el dorsal rápidamente. La cafetería en la que siempre tomábamos un café casi todos los corredores ha echado el cierre definitivamente, pero un local cercano saca unas mesas con café y por 1€ puedo tener una dosis de cafeína antes de la carrera.
Saludo a Pili, que ha ido a acompañar a Sera a ver su salida del maratón y me voy al coche a cambiarme. Una vez más, cojo una camiseta de SkyRunners que no debo haber lavado bien y que apesta a km a la redonda, así que tiro de camiseta de reserva, la de mi disfrutado Tarahumara Trail, cojo bastones pensando en las dos subidas verticales del recorrido, nada de abrigo pues es posible que haga calor, aunque el día amanece fresco, y al pelotón.
Salgo situado algo atrasado en el grupo. Prefiero, me digo, ir adelantando en la larga bajada inicial y no apretar en exceso, no sea que el resfriado todavía haya dejado secuelas. Arrancamos por el camino conocido bordeando el pueblo, asfalto de bajada y pista amplia. No fuerzo, me animo entre tanto corredor y me dejo llevar, a ver qué tal las sensaciones iniciales. La bajada hasta una pequeña zona embarrancada dura poco más de un km y es suficiente para dejarme claro que estoy lejos de estar recuperado del constipado y que las piernas no van finas. Noto las pulsaciones altas a ritmos muy inferiores a los que recuerdo que llevaba en ese punto el año pasado. Como he ido más bien atrasado en el pelotón, me quedo parado en un pequeño tapón, algo que en el fondo agradezco para recuperar aire y bajar el ritmo cardiaco.
Nos toca subir asfalto y pista amplia de nuevo, ya en dirección a La Serrella, durante 1.3km, ganando unos 150m. A pesar de las malas sensaciones, creo que troto algo más que el año pasado en la subida, aunque al final echo a andar ligero con demasiada frecuencia. Sé que llegará una bajada larga otra vez y trato de convencerme de que tal vez ahí empezaré a rodar bien.
Me equivoco, y durante el km y medio de bajada soy incapaz de moverme con comodidad, aunque el camino se prestaría a correr muy rápido (recuerdo que el año pasado bajaba mucho más ligero) Las piernas se notan pesadas, noto que me falta aire... mal asunto, me digo. Echo un vistazo a una balsa a mi izquierda y recuerdo que pasaremos por ahí otra vez pasado el km 20, punto en el que ahora, con 4km, giramos a la izquierda y cogemos la zona embarrancada entre Mela y La Serrella, a la sombra.
Un pequeño repecho inicial algo duro y toca pistear en una zona verde en la que, de nuevo, recuerdo haberme movido con más comodidad la pasada edición. Me resigno y subo adaptando el ritmo a mis lamentables condiciones físicas, tratando simplemente de disfrutar del entorno, que por fin nos mete ya en montaña "de verdad". Tenemos por delante 4km de subida en los que ganaremos unos 630m de altura. Los dos primeros, por la zona embarrancada, trato de reservar fuerzas y alterno trote y caminata rápida intentando no fundirme demasiado rápido. Sé que allá por el 6,5, en una zona de parking, giramos a la derecha y la subida al Contador es vertical y exigente, así que intento llegar al inicio del ascenso lo mejor posible.
Cuando iniciamos la subida voy tirando de bastones, girándome cada vez que puedo para disfrutar de las vistas de Aitana a mi espalda o de Guadalest al fondo, al Este, y agradezco los pequeños tapones que voy encontrándome en el ascenso, llegando a ganar algún puesto a pesar de no ir nada fino. Hasta el paso del contador en 730m nos metemos 200m de subida y las piernas protestan, pero ya está hecha una de las partes más duras, me digo, cuando atravieso las rocas del final del ascenso y llego al inicio de un bucle en el que el año pasado era fácil hacer km de más o de menos si no se estaba atento a las señales o al voluntario del cruce, que estaba desbordado.
Paro en el avituallamiento, cojo el camino correcto y troto con relativa comodidad, pero no recuerdo el giro a izquierda que sube a L'Heura y en un momento, otra subida de 120m en apenas 388m me deja otra vez temblando. Las vistas, de nuevo, compensan la agonía, y cuando supero la subida voy trotando de bajada, aunque haya terreno algo técnico, no tal mal como esperaba. Por el Recingle Alta me encuentro una subida y un paso por un vértice geodésico que no recuerdo del año pasado. Bajamos del geodésico, giro de casi 180 grados subiendo un poco durante 500m y por fin, bajada larga a la vista.
Me suena que el año pasado los casi 3km de descenso que tengo por delante los hice con Agulló, de km a km, y que los bajé a muy buen ritmo, pero esta edición, aunque el camino se prestaría a correrlo como en asfalto de bajada, las piernas y los pulmones no están para mucha fiesta.
Bajo con calma, con una corredora del Trail Running Alicante a mi paso, y en un giro un buitre enorme está planeando, estático, sobre una corriente de aire y nos observa a muy baja altura, la suficiente para verlo con detalle y apreciar su impresionante envergadura, con las alas completamente desplegadas. Estoy tentado de para y echar una foto, pero no quiero perder mucho tiempo ahora que todavía hay algo de fuerzas y sigo bajando por la pista, mientras mi compañera de camino gana poco a poco distancia sobre mí.
Me noto lentísimo, cuando paso por el bucle que dejé atrás hace unos km y cojo el camino hacia Pla de la Casa. Troto como buenamente puedo y tengo en mente todo el rato la dura subida que hay después del avituallamiento de Collado Borrell. ¿Podré con ella?
El paisaje ayuda a olvidar las penas, pues las vistas a izquierda y derecha son de lo mejor que hay en Alicante. Después de 1km de pequeña subida hacia el collado Borrell, paro, como y bebo, sin prisa en el avituallamiento mirando a mi izquierda la durísima subida que tengo por delante. 500m de subida en los que ganaremos unos 160m de altura donde ya hay algún maratoniano que ha subido desde Quatretondeta. Sujeto los bastones con fuerza, último bocado a un trozo de naranja y a subir.
Gano alguna posición, para mi sorpresa, y me animo. Tal vez no vaya tan mal y si empiezan a palmar corredores delante de mí igual remonto, me digo, mientras sufro en el tramo final de la subida y llego al punto más alto de la carrera, con unas vistas impresionantes que hacen que valga la pena todo el esfuerzo invertido hasta el momento. La cima está más verde de lo que la recordaba, con muchas flores moradas que hacen el paso por aquella zona mucho más agradable de lo que tenía en mente que fue el año pasado. Dejo atrás el nevero, subo un poco y en pocos metros toca afrontar la empinada bajada inicial del Pla de La Casa, en la que el año pasado creo que perdí pie y me fui de culo al suelo.
Bajo con calma, perdiendo, como siempre, muchas posiciones en el descenso y aunque resbalo en un par de ocasiones, logro no caer. Saludo a Ángel Moreno, de Acariciando La Luz, que hace fotos en ese punto todos los años, y superada la parte más técnica me digo que la larga bajada a L'Abdet tiene que ser rápida, que no voy tan mal ahora y que el terreno (eso recordaba yo) se prestaba a correr muy rápido casi todo el camino.
Voy solo, sin corredores a la vista, y allá por el km 16.5, por la Penya del Corb, veo unas balizas delante de mí y las sigo durante 500m. De repente, me digo que aquello no me suena, hay cerca de mí una subida que no conozco y el camino, ya sea a la izquierda o al frente, no parece para nada el que seguí el año pasado. Me viene el recuerdo de 2024 en un punto en el que me perdí unos 10m, pero corregí rápidamente al ver a otros corredores cerca y tengo claro que he vuelto a tropezar con la misma piedra. En aquella ocasión había una señal pequeña en el suelo que dividía los caminos, pero este año, no había nada de nada. Investigo unos metros en varios caminos y decido deshacer, mirando el Garmin, donde por suerte he grabado el track y ya me avisaba de que no seguía la senda correcta.
Recupero el trazado correcto justo cuando venían de cara, equivocándose también, otros corredores. Las balizas que he seguido creo que son las de subida del maratón, pero no hay voluntarios en el cruce ni señalización de ningún tipo, así que en este punto y otro muchos corredores hablarían después de pérdidas del camino y de echar km de más o menos, algo que inexplicablemente sucede año tras año en esta carrera, como único (pero no por eso menos importante) defecto de esta gran prueba.
Retomo el camino correcto, bajando acompañado esta vez por los corredores que casi se pierden. Se me hace incómoda y pesada la bajada, notándome flojo, con miedo al pisar por la flojera... Estoy seguro de que el año pasado estaba mucho más rápido en esta zona, me digo.
Como en la pasada edición, me quedo al paso de otra corredora de Trencacames durante muchos metros, comentando la carrera. Llegamos por fin al avituallamiento de las zetas de bajada, por pista corredera, y repongo líquidos y calorías. La bajada, ahora sí, sería muy corredera de tener fuerzas, pero estoy en las últimas.
Las fuerzas están acabándose y cuando paso el medio maratón deshaciendo camino en el mismo punto que vi allá por el km 4, cerca de la balsa, subo caminando una pista mientras veo que voy a echar algún km más que el año pasado y que es fácil que tarde media hora más que en 2024.
Lo asumo deportivamente y en el km 22 bajo hacia L'Abdet pensando ya en lo durísima que va a ser la subida después hacia Confrides. Me quería sonar que había un avituallamiento en el pueblo, pero paso por las calles y no está, así que mi última parada prevista para refrescarme desaparece y me muevo lastimeramente después por una pequeña zona embarrancada incómoda de correr en mi estado al 2% de batería. Como recordaba, desde el km 23.5 - 24 toca subir durante 1km y medio aproximadamente unos 180m que se hacen eternos. Primero la salida del pequeño barranco. Luego, una pista larguísima al sol. Después, salir a la carretera, viendo el centro de Confrides en lo alto. Mentalmente es de los peores momentos de la carrera, pero ya en el pueblo, viendo que se acercan las 4 horas en el Garmin, decido apretar, incluso en la durísima rampa hacia la plaza en la que está la meta. Giro a izquierda, sacando fuerzas de no sé dónde, y consigo parar el reloj en 3:59:57 (sí, un poco absurda la pelea por esos 3s que me separan de las 4h)
Acabo el 187 de 291, 160 de 256 hombres y 68 de 104 veteranos, con 4:00:34 en el crono oficial, completando más de 25km que, a pesar de haber perdido con mi despiste forzado unos 500m, no me cuadra con el track que facilitó la organización. Comparo y veo que en lo más alto de la primera subida el bucle ha sido más largo que el año pasado. Se me ha ido una media hora más que en 2024, sin tener la culpa algún metro de más, compitiendo en los últimos km con las peores sensaciones que recuerdo en mucho tiempo y aun así no he terminado tan tan atrás como esperaba verme mientras agonizaba saliendo de L'Abdet, así que tiradita larga para acumular km, experiencia con sensaciones malas que será muy útil en Vall de Boi y a seguir, confiando en mejores sensaciones y fuerzas en la siguiente, La Osera, 25km de carrera con muy buena fama que tocará comprobar en breve si es merecida.
Nos leemos pronto y os cuento cómo fue.
Cuidaos.
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