CARRERA DE LOS CASTILLOS DE ALICANTE - SANITAS MARCA RUNNING SERIES 2019


En una conversación reciente con un amigo me comentaron algo que define muy bien la carrera del pasado domingo. "Si solo pudiera participar en una carrera de asfalto al año en Alicante, sería esta". No puedo estar más de acuerdo. Aunque la motivación solidaria de sus orígenes se perdió al incluirse en el circuito de Sanitas Marca Running Series (tengo muy buen recuerdo de mi participación en el 2013 y 14) el circuito no ha cambiado y permite recorrer Alicante pasando por sus dos castillos, San Fernando y Sta. Bárbara con el centro de la ciudad cortado para los corredores. Una gozada.

El mejor y más duro de los circuitos alicantinos


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No llegaba con mucha confianza al domingo, después de mi flojísimo 10000 en Rojales la semana pasada y la marca de hace un par de años pasado en los Castillos, mi última participación, se veía muy lejana, pero llegué al fin de semana descansado y con ganas de correr, sin más, poniéndome como objetivo no pasar de 50', aunque con el perfil de la carrera y mi poco entrenamiento era más que probable irse a 52'.




Con el dorsal y la camiseta recogidos el sábado (¿mejorarán algún día la calidad y el diseño de la camiseta, para que no sea genérica para todo el circuito en todas las ciudades y no resulte tan fea?) el domingo, aprovechando la cercanía de casa de mis padres, bastó con salir trotando hacia las pistas 40 minutos antes para llegar a la salida y calentar un poco.

Otro año más con camiseta azul Sanitas que va directa para trapos : (


Me pareció que éramos más corredores que en la última edición y entre el ambiente festivo deportivo, la música y los comentarios del speaker terminé de animarme. No iba a ser mi mejor carrera, pero seguro que la iba a disfrutar.
En el pelotón de salida, antes de empezar a correr, pude charlar brevemente con Curro, al que parecía que se le había ido la mano un poco con el calentamiento por la sudada que llevaba encima, aunque según me aclaró había corrido el 5k que salió media hora antes y participaría en el 10000 pensando solo en acumular km (estás fuerte compañero)

¿Era necesario calentar tanto, Curro? pensé xD

Sin tiempo para hablar mucho más se dio la salida y nos despedimos. Traté de situarme bien para no perder mucho tiempo en los dos km iniciales, en ligera pero cómoda subida por el Castillo de San Fernando al principio y fuerte bajada después hasta Alfonso X. En ese primer dos mil tocaba arañar segundos, pues los siguientes km serían duros y previsiblemente lentos.

No hubo problema para correr a 4:39 y 4:15, ganando así hasta el km 2 un pequeño colchón de tiempo pensando en el sub.50. No hacía calor y me notaba fresco, sobre todo comparado con mi estado en Rojales la semana pasada. Quién sabe, pensé, tal vez no era imposible entrar en meta antes de 50 minutos, me decía, después de saludar a Sonsoles y su grupo de TriNet.

Unos metros más adelante de donde se pierde
el asfalto empezaría la subida


Girando por Alfonso X hacia la subida al castillo el ritmo bajó, como esperaba, y aunque poco después del parque de Bomberos una suave bajada nos daba algo de respiro, pronto tocaba enfrentarse a la durísima subida a Santa Bárbara, el segundo castillo al que hace referencia el nombre de la carrera.

En pleno ascenso, viendo a los corredores de cabeza de carrera ya de bajada a ritmos infernales y el gran Jose Luís con podio de categoría asegurado, noté que no estaba tan fuerte como pensaba. Recordaba haber subido muchas veces aquella cuesta, entrenando, a ritmos más rápidos, así que me frené un poco para no desgastarme. La carrera de los Castillos es muy puñetera y si no se conoce puede parecer que el objetivo es subir y bajar Santa Bárbara, sobreviviendo, y después ya correr cómodamente, pero creo que lo difícil del circuito, la carrera "de verdad", empieza casi en el km 6, con una subida constante y casi sin descanso hacia San Blas.

A mitad de la subida al castillo las piernas seguían sin moverse con la soltura esperada, lo que hizo que frenara más todavía. Ya aceleraría después de bajada y recuperaría tiempo, pensaba, mientras veía pasar a Nicole y Gemma en sentido contrario, primeras mujeres de la carrera.
En este punto era de agradecer el entusiasmo del voluntario que se desgañitaba animándonos, como si fuera amigo de todos y cada uno de los corredores, consiguiendo hacernos olvidar por un momento la dureza del recorrido. Qué importante es el público en las carreras y qué poco hubo (como siempre en Alicante) aquella mañana.


Durísima, la subida al Castillo de Sta. Bárbara.

Terminé por fin el ascenso y después del cambio de sentido en la puerta del castillo noté que me recuperaba con facilidad. Tocaba ganar parte del tiempo perdido si quería seguir teniendo a tiro el sub.50' así que aceleré confiando en que la rapidísima bajada del castillo, seguida por otro tramo largo de bajada por Raval Roig en dirección al Ayuntamiento me ayudarían a compensar los segundos que me dejé subiendo a Sta. Bárbara.

No perdí mucho tiempo en el avituallamiento, bebiendo un poco del vaso que nos daban, y todavía en llano, en el paso por el Ayuntamiento (qué gozada correr por allí), acabé de acelerar todo lo que pude antes de entrar en la Rambla, cuesta arriba, donde empezaría a perder ritmo en una subida casi constante hacia la Avenida de la Estación.

Subí lento, perdiendo más tiempo de lo esperado, y pensando, como suelo hacer en esta prueba, en la poca atracción que genera en el público alicantino una carrera de estas características. Poca gente animando, lamenté de nuevo y mucho público casi sorprendido al vernos pasar. Una competición como la de los castillos, en cualquier localidad alicantina, tendría en la calle a toda la ciudad, como un día festivo. En Alicante, en mi casa, parece que los deportistas estorbamos y que a las 9:30 de un domingo es hora de dormir y de no ser molestado en exceso. Una pena.

En el tramo con perfil favorable de Alfonso X subí un poco el ritmo, pero el paso por general Marvá hacia el instituto Jorge Juan volvió a frenarme. De nuevo en bajada, hacia Luceros para girar hacia la Estación, volví a subir el ritmo, animado por los relevos que íbamos dándonos una chica (resultó ser la segunda senior) y yo, a ritmos similares y con un objetivo de tiempo común, pensé.

Había tiempo para un último acelerón antes de girar hacia la cuesta de la avenida de Salamanca que no terminaría hasta pasar Conde Soto Ameno. En ese punto revisé el reloj: 40:00 en el km 8. Bien para hacer menos de 50 minutos si los dos km restantes fueran llanos, pero no era el caso.

Enfilábamos la subida desde la estación en dirección a San Blas y tocaba ser fuerte mentalmente. Seguramente se iba a paseo la marca que me había puesto de referencia, así que había que tratar de hacerlo lo mejor posible y no darle muchas vueltas en la cabeza al tiempo final.
Subí en compañía de la segunda senior y un corredor que llevaba mucho tiempo alcanzándome forzadamente y quedándose atrás segundos después (¿?), y cuando llegamos por fin al último tramo corrible y cómodo del circuito poco antes del km 9 y de encaminarnos por Doctor Rico hacia la meta en el estadio de atletismo, sentí que había perdido mucho tiempo. El reloj marcó un ritmo lentísimo en el 9000 y pensé que era imposible hacer un último km a 4:30 aprox, que era lo necesario para ver el sub. 50.

Aceleré lo que pude y vi, para mi sorpresa, que el reloj marcaba un ritmo de 4:25/km. ¡Ostras! ¿Y si resulta que había dosificado bien las fuerzas, después de todo? Habiendo vivido 14 años en la zona conocía de memoria el perfil y sabía que podría correr cómodamente hasta la rampa que nos llevaría a las pistas, así que eché el resto. Tal vez se me fue la mano, porque cuando llegó la subida hacia el estadio me frené más que en cualquier otro momento de la carrera, pero sentía que podía pelear por un 49 largo en el crono todavía.

Con el corazón en la boca y animado por Martín en la puerta del estadio me metí en el tartán pendiente del reloj. Iba justo de tiempo, pero era posible conseguir el objetivo. En el último cuarto de vuelta a la pista iba al límite, pero viendo que lo tenía hecho no aflojé y por fin, seguido a un metro escaso de mi joven acompañante femenina, paré el reloj en 50:15 (creo), 49:56 real según vi en la clasificación después, que solo daba ese dato. Con aquel perfil, había que ver las clasificaciones para ver si la marca era más o menos buena y la verdad es que no estaba mal del todo: 187 de 669, 90 de 234 en mi categoría y 187 de 576 hombres, además de ser la segunda mejor marca de mis cuatro participaciones en el circuito y segundo sub.50. Nada mal, en realidad, teniendo en cuenta mi escasa preparación. Carrerón para repetir una y mil veces.




Recuperando fuerzas en el (justo, justito...) avituallamiento pude comentar la carrera con el gran Dimas, que no conocía la prueba y que había corrido como siempre, a mil por hora, y comenté de nuevo la carrera con Curro (además de obligarle a trabajar de fotógrafo un rato xD ), que acumulaba dos carreras seguidas en la misma mañana y 15km en las piernas sin sentir.




La resaca en las piernas se sintió al día siguiente como hacía mucho que no me pasaba en una carrera, una sensación más jodida de lo habitual al unirse los efectos secundarios de la barbacoa infinita que disfruté con mis SkyRunners después de la carrera, pero estaba contento. Necesitaba notarme con fuerzas y que la carrera se diera bien. Era necesaria una pequeña inyección de moral después del bajón en Rojales para poder afrontar las carreras y entrenamientos que hay por delante y entrar de nuevo en la rutina semanal de siempre.



De momento, vuelvo a mi olvidado gimnasio, pues es obligado visitarlo al menos un par de veces por semana para tener las piernas a punto y que no haya lesión corriendo ni nadando. Además, antes de Behobia-S. Sebastián me he jurado que van a desaparecer los dos malditos kg de más que mide la báscula, con la ayuda de un mejor control de dieta y la inclusión de nuevo en los entrenamientos del trabajo de fuerza.

Con todo esto, llego animado al Gran Fons de Paterna del próximo domingo, 15km que deben ser, primero, una tirada larga más acumulando para Behobia y segundo, una oportunidad de ver cómo puede comportarse el cuerpo con tantos km y rampas como las que habrá en la ciudad valenciana. Salga bien o mal, valdrá al menos como referencia y para saber cómo actuar en el mes que queda hasta el 10 de noviembre, cuatro semanas sin competición centradas en entrenar para sobrevivir a los durísimos 20km de la carrera donostiarra.

Os cuento cómo va todo en la próxima entrada del blog.
Gracias por estar ahí.
Saludos.

Comentarios

  1. Niñooo, bajar de 50' en los Castillos es telaaaa, y como bien dices, subir desde el Ayuntamiento hasta San Blas es con diferencia más duro que subir Santa Bárbara.
    Nos vemos el domingo si Dios quiere

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    Respuestas
    1. Acabé muy contento y la clasificación tanto gral. como por categoría o sexo dice que no lo hice demasiado mal jaja Minuto y pico largo más lento que mi súper mejor marca allí, así que bien, se mire como se mire. El domingo nos vemos y se nos va a dar bien ya verás :) ¿te puedes creer que voy motivado a la maldita carrera esta de Paterna? Jajaja

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