TRAVESÍA PLATJA PORT DE SAGUNT 2018



Fin de semana a remojo, este que acabamos de dejar atrás. Corriendo no he sido nunca de hacer dobletes, de participar en carreras el sábado y el domingo un mismo fin de semana. Lo habré hecho un par de veces, como mucho, desde que empecé a correr en el 2008. Termino tan cansado en cualquier carrera que no suelo plantearme otra competición al día siguiente, pero en el caso de la natación la cosa cambia. La fatiga después de una travesía a nado la siento diferente. Llamadme loco, pero para mí tiene algo agradable, un no sé qué extrañamente placentero, así que cuando además de la travesía que ya tenía prevista para el domingo, la Heartbreak de Benidorm, tuve la oportunidad de hacer grupo en un coche para ir el sábado a la travesía de la playa del puerto de Sagunto no me lo pensé demasiado y me junté con Pascal y Silvia, de CN Aquatic Alicante, como yo, y nos pegamos el madrugón para llegar con tiempo de sobra a la costa saguntina.



Teníamos por delante 2200m, siguiendo un recorrido en forma de rectángulo perfectamente señalizado por boyas, nadando en sentido contrario a las agujas del reloj. Poco antes de la salida de nuestra competición la organización estrenaba otra travesía, llegando a los 5000m, una prueba que según vimos puede ser interesante y que no descarto nadar el año que viene.



Revisando el recorrido con Pascal, "culpable" de que me liara al final para el doblete ;-)


El mar estaba en calma cuando llegamos, pero mientras desayunábamos fue cambiando y mientras nos preparábamos para la salida vimos ondear la bandera amarilla. Iba a ser una travesía entretenida.

No tenía claro cómo dosificar el esfuerzo el fin de semana. ¿Reservaba fuerzas para la travesía del día siguiente en Benidorm, más larga? ¿Nadaba a tope la del sábado y el domingo me olvidaba de tiempos? Decidí tomar la decisión según avanzara la travesía de aquella mañana. Cuando llevara 400-500m valoraría.

Inicio de la prueba

Después de las explicaciones de la organización sobre el recorrido arrancamos. El mar seguía bastante movido y no había mucha visibilidad bajo el agua, pero nadaba bastante cómodo. El giro hacia el pantalán y el cambio de sentido hacia Canet pasaron sin mucho esfuerzo. Me notaba ligero y tenía la sensación de que adelantaba nadadores constantemente. Decidí esforzarme en aquella travesía y el día siguiente en Benidorm ya vería cómo me encontraba. Me apetecía intentar nadar rápido.

Aunque la marea podría haber dificultado la visión de las boyas señalizando el recorrido, había un número suficiente, muy próximas entre ellas, y era fácil seguir el trazado correcto. En alguna ocasión el Garmin marcaba ritmos más lentos de los que yo pensaba que llevaba y admito que me desanimé un poco. Aquello no encajaba con mis sensaciones de rapidez y ver que no dejaba de adelantar a otros competidores. No pensé, error por mi parte, en lo obvio, que el estado de la mar condicionaba el ritmo de todos. Seguí dándolo todo, a pesar de los datos del Garmin. Me sentía con fuerzas para acelerar y guardé algo de energía para el segundo cambio de sentido, el que nos llevaría hasta una boya con un globo de helio que indicaba el giro final hacia la playa y la meta (esto de los globos de helio es una maravilla para torpes de la orientación como yo. Ya podrían poner más en otras travesías)



Aceleré todo lo que pude en el último tramo en paralelo a la playa, siempre con la referencia de la boya y el globo de helio a lo lejos. El reloj seguía avisando de mi ritmo cada 200m y no siempre era superior a los 2'/100m, mi ritmo a batir siempre en travesías de 2000m aproximadamente. No le di más vueltas a la cabeza. Me esforzaba al máximo y aquello me valía. Si nadaba más lento de lo esperado (error de apreciación, en realidad, sin tener en cuenta una vez más el estado del mar) tocaba aceptarlo deportivamente, pensaba.

Un último esfuerzo en el tramo en perpendicular a la costa, después del giro por la boya del globo, y me ponía en pie en la arena para echar a correr y parar el reloj en 45:25.






No necesitaba hacer muchos cálculos para saber que eso significaba que había nadado más lento de 2'/100m y habiendo visto la clasificación del año pasado aquel tiempo me dejaría seguramente por debajo de la media, o eso creía yo.

La sorpresa llegó cuando vi las listas con la clasificación poco después. Como era de esperar, aunque yo no lo supe ver, el mar tan movido había hecho complicada la travesía para todos y eso hacía que no se pudieran comparar tiempos del año pasado con los de aquella mañana.





Mi marca resultó ser más que buena, seguramente la mejor hasta la fecha en ninguna travesía. Había 6 páginas en el tablón de las clasificaciones, pero no tuve que pasar de la segunda para encontrar mi nombre.
Acabé en la posición 100 de 280 en la clasificación general y 31 de 80 en mi categoría, algo impensable para mí hace un par de años, cuando nadé mi primera travesía y acabé penúltimo.

Pascal había llegado medio minuto antes que yo, sin esforzarse lo más mínimo (se le notaba en la cara, es lo que tiene ser tan buen nadador) reservando fuerzas para el día siguiente en Benidorm y Silvia subía al podio como primera clasificada en su categoría (¡qué espectáculo verla nadar!)



La travesía terminaba con un avituallamiento como no había visto nunca en natación. La pizza de Dominos, los bizcochos, las cocas saladas, la fruta, ¡los donuts!, los bocadillos salados y dulces (¡nocilla!), el agua helada, los refrescos... aquello no parecía tener fin. No necesité comer (muy ligero, eso sí) hasta la noche, así que imaginad el festín post travesía.





Entre esto, la magnífica organización (mi enhorabuena al CN Master Morvedre), con detalles como duchas y masajistas al terminar, el precio y el destino solidario de la recaudación (este año SOS Animales Sagunto) tengo claro que el año que viene, si consigo reunir otra vez acompañantes para compartir viaje (la distancia entre Sagunto y Alicante es el único inconveniente) vuelvo, probablemente a por la versión de 5000m



Salí muy motivado de esta travesía. Si corriendo entre 300 competidores me dicen que acabaré en el primer grupo de 100, como sucedió el sábado nadando, no me lo creería, así que la progresión acuática puede darse por buena hasta ahora.

Al día siguiente, en Benidorm, el esfuerzo de Sagunt pasó factura, pero eso ya os lo contaré en la siguiente entrada del blog esta semana, antes del acuatlón de Campello del próximo domingo.
Nos leemos en un par de días en la crónica de la Heartbreak.
Gracias por estar ahí.
Saludos.

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