II TRAVESÍA DE LA CANTERA


Este mes de julio aunque no estoy apuntado a carreras populares no descanso y voy a participar en varias travesías y acuatlones, más de lo que habría planeado inicialmente, que me apunto a todo lo que se pone por delante y así pasa lo de este mes, que todos los fines de semana tengo lío acuático.
La primera travesía de julio no se hizo esperar demasiado y para el día 1 ya tenía inscripción en la segunda travesía de la cantera, el pasado domingo. La conocía de su primera edición aunque aquella no se atrasó tanto como la de este año al no haber problemas de carabelas portuguesas y se organizó antes del verano, permitiendo el uso opcional de neopreno.
Esta segunda edición ha sufrido dos aplazamientos y ha acabado situándose en pleno verano, por lo que el neopreno, que suponía una ventaja para mí y era algo con lo que contaba al inscribirme, quedaba descartado. ¿4000 metros en el mar "a pelo"? No me notaba muy preparado, la verdad, pero confiaba en las mejoras que he ido viendo este invierno en los entrenamientos.

Mi club colabora en esta travesía junto a la Concejalía de Deportes por lo que, además de nadar, tocaba echar una mano en la organización antes y después de la competición, algo que hacía necesario un madrugón a las 5:50 del domingo si quería llegar a las 7:00 a la salida, en la playa de la Albufereta, para empezar a montar con los compañeros y resto de voluntarios la zona de entrega de chips, consigna, avituallamiento, etc.

Fotografía tomada por el club Medusas Peligrosas esa mañana en la salida

El año pasado hicimos lo mismo y no sentí que me perjudicara después demasiado durante la travesía pero este año el esfuerzo y el estrés han podido conmigo al tener que trabajar a tope para conseguir dejar todo listo antes de la salida (¡trabajazo de todos los voluntarios y organizadores!) Estuve entregando chips y gorros y la posición encorvada por la escasa altura de las mesas que usábamos reavivó una molestia en la zona lumbar que había olvidado ya a principio de semana. Cuando llegó el momento de cambiarse para echarse al agua la molestia iba en aumento y me notaba cansado, así que cuando mi compañera de club Cristina se vio sola para los 4000 y me preguntó si hacía la travesía con ella, una vez vistos los ritmos que pretendía llevar y lo que yo pensé que podría soportar nadando, decidí no dejarla nadar sola y hacer la travesía juntos, olvidándome de marcas. En el fondo sentía que ella podría nadar algo más rápido que yo esa mañana pero me dije que al menos hasta la primera mitad intentaría seguirla.


A las 9:35 nos metíamos al agua de La Albufereta hasta la boya que señalizaba el primero de los dos giros de nuestra travesía. Íbamos a utilizar el canal de nado que se estrenó el año pasado, por lo que todo el camino estaría señalizado por boyas pequeñas en línea recta en dirección a La Cantera en paralelo a la costa. No debía haber problemas de orientación, en principio.

Me quedé algo atrasado, viendo el ritmo que llevaba Cristina y esperando que no fuera demasiado rápido. Nadamos cómodos hasta el giro y una vez en el canal, hasta los primeros 800m, mantuvimos una velocidad bastante buena (demasiado, según vi después en el Garmin, con ritmos más de competición de 2000 que de 4000)

Con la amplitud del canal de nado, perfectamente señalizado, era fácil no agobiarse por el contacto con otros nadadores y mirando siempre al frente y de reojo a Cristina, que cerca del primer 1000 rebajó un poco el ritmo, avancé sin mucho esfuerzo sintiéndome muy cómodo. Como el año pasado, el mar estaba muy turbio pero, al contrario que el 2017, estaba mucho más calmado. Cuando vi a lo lejos la boya roja que señalizaba el cambio de sentido, los primeros 2000m, me sorprendí de lo bien que me encontraba físicamente. No me costaba seguir a Cristina, tirar incluso un poco de ella, y la primera mitad de la travesía se había hecho muy corta. ¿Estaríamos en condiciones de hacer una segunda mitad algo más rápida? Hablé con mi compañera un momento, durante el giro, y no me pareció que lo llevara muy mal, así que tiré un rato yo, pero la vuelta me resultó algo más complicada que el primer dos mil en cuanto a orientación. Me costaba encontrar las boyas pequeñas y durante un buen rato estuve nadando algo separado de Cristina y de la línea de boyas. Cuando me puse a su nivel de nuevo me comentó que se encontraba cansada y que si yo me sentía bien y quería ir más rápido que me marchara si quería, que no quería ser un lastre. ¡En absoluto! La travesía me estaba resultando muy entretenida estando pendiente de su ritmo y no se me estaba haciendo nada larga. No iba a dejarla tirada con casi medio camino por delante todavía.

La vuelta, siendo mi lado izquierdo "el bueno" para respirar, permitía, gracias al cambio de sentido, ver durante el segundo largo el paisaje de la cantera y los edificios de la costa, algo que me entretuvo en más de una ocasión mientras seguíamos acercándonos de nuevo a la Albufereta.
El mar parecía empezar a moverse un poco y según nos acercábamos a la playa el agua estaba más y más turbia, costando muchas veces tener a la vista a mi compañera de travesía.
Cuando por fin se vio cerca la boya del giro hacia la meta hablé con Cristina, nos vimos con fuerzas y subimos un poco el ritmo. Yo seguía nadando muy cómodo, sin tener ni idea de tiempos, distancias o ritmos aunque el Garmin lo iba registrando todo. Estaba disfrutando muchísimo aunque las lumbares protestaban un poco todavía. Si me desviaba del recorrido tenía fuerzas de sobra para acelerar y volver al trazado correcto al nivel de mi acompañante. ¿Era posible aquello? ¿En serio me notaba con fuerzas para hacer 1000 metros más si los hubiera? ¡Qué sensaciones más buenas!
La suciedad de la Albufereta cuando se mueve un poco el mar junto a la presencia de muchas algas pequeñas y alargadas que asustaban a veces al engancharse en las manos (¡carabelas! ¡no!) entorpecieron un poco el final de la travesía pero cuando fue posible poner los pies en la arena (sin rampas esta vez, no como en Pins i Mar) vi que habíamos acabado muy enteros y después de posar un momento para la cámara de mi hermana, fotógrafa improvisada, cruzábamos la meta en 1:26:31 , 146 de 164 en la general, 46 de 53 en mi categoría.





De los últimos, sí, pero os aseguro que no me importó en absoluto. El ritmo no había sido mucho más lento del que habría seguido yo por mi cuenta esa mañana (Cristina está muy fuerte, diría que reservó más de la cuenta a pesar del momento de flojera poco después del 2000), acababa antes de 1:30, algo que me había propuesto este año, terminaba 10 minutos antes que el año pasado nadando esta vez sin neopreno y acababa con la sensación de que podría haber subido el ritmo al final y nadar sin problema 1km más. Y si, además, había ayudado a nadar mejor y más confiada a la compañera, a que fuera más segura, pues no podía pedirse más a aquella mañana. Ojalá hubiera hecho alguien por mí lo mismo cuando empezaba hace algo más de un año y me quedaba tirado en los últimos puestos de las travesías, pensé. 

En la meta pude ver que el resto de nadadores del club que competían habían hecho tiempazos y había caído algún trofeo que otro. Mi hermana, que también nadaba pero en la versión de 2000, también terminaba contenta alejándose poco a poco de los puestos de cola. Gran mañana deportiva :)





Jornada redonda, en resumen, si no fuera por las molestias en las lumbares que hicieron que me retirara pronto y no pudiera ayudar en la organización después (perdón, equipo :( )

Ahora toca pensar en la próxima competición. Si la espalda no da guerra (después de una noche de descanso ya me noto muchísimo mejor) el próximo fin de semana toca probar mi primer acuatlón del año, el de la playa de Xeraco. 2'5km de carrera, 1000m nadando y, de nuevo, 2'5km corriendo.
Temo la segunda vez que toque calzarse las zapatillas en esta prueba pero, no sé si por la novedad, por las buenas sensaciones del simulacro que hice el mes pasado nadando 2000 en piscina y corriendo 5km después, por el viaje con compañeros del club... Algo tiene esta prueba que me atrae muchísimo y que me motiva. Le tengo muchas ganas, así que espero no excederme en el primer tramo de carrera y salir bien de la natación para no morir en la carrera final. También creo que me liaré un poco en las transiciones, algo nuevo para mí, pero intentaré dejarlo todo bien preparado para no perder demasiado tiempo.

Os cuento cómo ha ido todo en la próxima entrada del blog.
Gracias por estar ahí.
Saludos.

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