TRAVESÍA HEARTBREAK PLAYA LEVANTE BENIDORM 2018


Como os comentaba, hubo doblete acuático el pasado fin de semana. Tenía prevista esta travesía, la Heartbreak playa de Levante de Benidorm, pero también me dejé convencer (soy facilón para estos temas, carreras o travesías) para nadar el día anterior la travesía de la playa del puerto de Sagunto, así que el domingo, habiendo dado todo el sábado con resultados bastante buenos, no se podía esperar un resultado similar. Tocaba ser precavido y dosificar muy bien el esfuerzo, al menos los primeros metros de los 2900 de que constaba la travesía.

No hubo que madrugar tanto como el sábado para llegar con tiempo a Benidorm. Me acompañaban de nuevo los amigos de mi club, CN Aquatic Alicante, J.Antonio, Alejandro B., Pascal, y poco después nos reuniríamos en la playa con el resto del equipo, Eva y Silvia.

Preparándonos
Aunque la previsión era buena la tarde anterior, el mar iba agitándose poco a poco según avanzaba la mañana. No era difícil adivinar, desde fuera, una corriente que favorecería el primer largo del circuito pero que iba a dificultar, y mucho, el segundo, de mayor longitud que el primero, teniendo que nadar con la corriente en contra hasta el mirador que separa las playas de Poniente y Levante.

3 travesías seguidas con mar movido. El día que salga mar plato voy a alucinar ja, ja, ja
En la primera toma de contacto con el mar, calentando un poco, parecía que a pesar del oleaje el agua estaba transparente. Cerca de la orilla la visibilidad era perfecta y más de una vez me crucé en el camino de peces de varias especies. Por desgracia, con algo más de profundidad, todo se volvía mucho más turbio y tocaba nadar un poco a ciegas (ooooootra vez, y van tres seguidas :(  ¡ay, el día que salga mar plato! ja, ja, ja)

Echando un vistazo a la zona y calentando


Mientras escuchábamos las indicaciones de los organizadores sobre el recorrido y la forma de nadar alrededor de las boyas tuve clara la estrategia a seguir. Salir atrasado en el grupo, no dejarme llevar por la emoción de la salida ni por una teórica ventaja en el tramo inicial con corriente a favor, controlando la velocidad, y sobrevivir como pudiera a contracorriente después del giro hacia playa de Poniente. Con la travesía ya planificada mentalmente, solo quedaba empezar a nadar después de la salida, que se daba con algo de retraso por un fallo de un generador y que estaba indicada por el comienzo del estribillo de Highway To Hell de AC/DC por megafonía.


Todavía no recuerdo de qué narices nos reíamos
mientras esperábamos la salida
No costó demasiado llegar a la primera boya y durante los primeros metros me sentí cómodo. Probablemente la corriente ayudaba, pero como había planeado, no pensaba forzar demasiado. Me desorienté un poco y al paso por la plataforma de juegos que había unos 600m después del inicio, en lugar de dejarla a la izquierda, faltó poco para que me tocara bucear por debajo. Me había dejado llevar por el grupo que tenía delante y no lo vi venir. Rectifiqué hacia la derecha y avancé, pero una vez más me desvié, llegando casi a la línea de boyas que marcaba el camino de vuelta. Tocaba corregir de nuevo el rumbo. La velocidad, a pesar de todo, no era demasiado lenta. El ritmo medio creo que era ligeramente más rápido que 2'/100m hasta las cercanías del 1200, momento en el que tocaba girar y pelear contra la corriente.

El mar no empujaba en sentido contrario con demasiada fuerza (de haberlo tenido así en la travesía del sábado habría podido con él, creo) pero sí la suficiente como para que empezara a notar el esfuerzo de la mañana anterior en Sagunto. Al contrario que allí, en aquel momento era yo el que no paraba de ser adelantado y los choques con otros nadadores eran constantes.
Me esforcé los primeros metros a contracorriente y tuve la (equivocada) sensación de estar nadando rápido, pero el Garmin marcó un 200 lentísimo que me devolvió a la realidad. Había mucho camino todavía hasta la boya que indicaba el giro hacia la meta, cerca del mirador, así que lo prudente era reservar energía.

Hasta aquel punto el camino fue difícil. Me costaba encontrar referencias, localizar la siguiente boya, y más de una vez fue necesario parar intentando situarme y no desviarme demasiado del camino correcto. No tardé, además, en quedarme prácticamente solo, por lo que la sensación de que tal vez estaba en el pelotón que cerraría la competición me desanimaba un poco. Entrenamiento, nada más. Es tu segunda travesía en dos días. Acaba, acumula km y listo. Olvídate de marcas y clasificaciones, me repetía.

La llegada al último giro se hizo eterna. Una vez alcanzada la boya que indicaba el camino en diagonal hacia el arco de meta pude nadar con más comodidad. Ya no peleaba contra la corriente, al haber menos profundidad empezaba a ver un poco el fondo y algo de vida submarina y me animé a tratar de mejorar un resultado que ya no había forma de arreglar. Nadé más rápido, pero la marca final iba a ser mucho más modesta que el sábado, estaba claro.

Paré el reloj en 1:02:43, con algo más de 3000m registrados en el Garmin (malditos desvíos y falta de orientación), terminando en la posición 141 de unos 223 nadadores y 46 de algo más de 60 en mi categoría. Lejos de la media y de los puestos del día anterior pero satisfecho, en realidad, con el resultado. Dos travesías en menos de 48h y más de 5000m acumulados, con una clasificación bastante buena (a mi nivel, obvio) en una de ellas, era para estar contento, como se ve en la foto de meta:



En la llegada ya estaban hacía tiempo mis compañeros de Aquatic. Pascal reventaba su marca del año pasado, sin acusar lo más mínimo el esfuerzo de la travesía que compartimos el sábado, Silvia subía al podio de nuevo, Alejando B. se quedaba a un puesto de podio (para alguien como él, capaz de nadar Denia - Ibiza, solo puede haber palabras de admiración) y J.Antonio hacía tiempazo también. Como digo siempre, mucho que aprender todavía de todos ellos.

También pude hablar un rato con otros habituales en las travesías. Cecili, de mi club pero que participaba con RC7 esa mañana, David Pomares, Pablo y Sara, haciendo sus ya habituales tiempazos ... (pendiente del acuatlón que montáis en Almansa, Pablo ;) Buena gente, siempre.


¡Equipazo!
El avituallamiento final era correcto, aunque escaso si se comparaba con el del día anterior (¿habrá alguna travesía que lo iguale o supere?), pero suficiente para recuperar fuerzas y líquidos. En cuanto a la organización, tal vez un par de boyas más, una en cada lado largo del rectángulo del circuito, ayudarían a no perder el rumbo en días de mar movido como el que tuvimos, pero por lo demás, nada que criticar. Tengo claro que el año que viene vuelvo a tomarme la revancha y a por marca. Quedarme tan cerca de bajar de 2'/100m en 3000m es, para mí, algo muy positivo, más si tenemos en cuenta el estado de la mar y el cansancio por el esfuerzo en Sagunto. Sigo avanzando, que es lo importante.





Ahora le llega el turno al acuatlón de El Campello. El año pasado lo disfruté muchísimo y después del entrenamiento de piscina de ayer creo que para la parte acuática llego en mejores condiciones que en el 2017. Corriendo por la arena, descalzo, no creo que haya mejorado de forma significativa pero los dos miles a nado de la prueba del próximo domingo creo que son mejorables este año. Motivación no falta, desde luego.

Os cuento cómo ha ido en la siguiente entrada del blog.
Gracias por estar ahí.
Saludos.

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