TRAIL OCAIVE PEDREGUER 2024


 La octava etapa del circuito Trail de La Marina me llevó el pasado fin de semana a Pedreguer y su Trail Ocaive, acompañado en el viaje por Rafa y Ale. Circuito y población desconocidos para mí, de los que solo tenía referencias gracias a Rafa, que ya había corrido otra edición del Trail y me comentaba que no era una carrera muy técnica y que había mucho tramo corrible.

Había tenido una semana buena de entrenamientos, había descansado y comido bien el día anterior y me planté en Pedreguer con mis amigos con muchas horas de sueño acumuladas. Tal vez era el día de reencontrarme con las buenas sensaciones y conseguir la buena carrera que no consigo desde el Trail de Calpe en diciembre.


Para evitar imprevistos, después del café en el pueblo, visita al WC y listo. Todo a favor. Piernas descansadas, ánimos por todo lo alto y como sorpresa final, Ale, que viene de un largo parón deportivo, me dice que se queda a mi ritmo, aunque me digo que su ritmo más lento ya es una velocidad infernal para mí y que no debo intentar seguirle. Nos plantamos en la línea de salida, cuesta arriba, viendo que, una vez más, la versión larga de cualquier prueba del circuito tiene una participación muy reducida, de menos de 150 personas.

La carrera arranca y damos una vuelta por Pedreguer para estirar el reducido pelotón de participantes. El ritmo es algo más alto de lo esperado, pero voy cómodo. Localizo a mis referencias habituales del circuito, para quedarme al paso de corredores y corredoras que sé que son de mi nivel o ligeramente superiores, y a aguantar hasta que empezamos a subir "en serio"




Con unos 2km en las piernas salimos del casco urbano y subimos unas zetas que nos llevan a la ermita de S. Blai y, desde ahí, ya en camino de montaña, hacia una cruz situada en la parte más elevada del cerro que no hacía tanto veíamos desde abajo. No llevo a Ale muy lejos (Rafa calculo que ya lleva media carrera, es increíble lo fuerte que está este año) y trato de ir con él. Nos paramos un momento a disfrutar de las vistas, con la costa despejada y el Montgó al lado. Qué buen día ha salido, contra todo pronóstico. Sin nubes, buena temperatura, el vendaval de los últimos días dando tregua... Ale se anima bajando y con mi torpeza habitual en los descensos me digo que se acabó lo de intentar seguirle. Haré mi carrera, me digo, mientras voy perdiendo altura con cuidado hacia una zona embarrancada, notando que voy algo más fuerte que participantes que conozco de otras pruebas. Comparto bajada un rato con un señor de 60 años con el que he coincidido en muchas pruebas del circuito y que tiene un estado de forma envidiable para su edad. Se maneja como nadie en la bajada, incluso en un par de tramos técnicos, y después de un rato de charla tengo que dejarle marchar, viendo que es imposible seguir sus hábiles zancadas sobre las rocas.


Allá por el km 4.5 seguimos en la zona embarrancada, en una zona de sombra y temperatura fresca, por sendero estrecho. Voy a buen ritmo, aprovechando la comodidad del terreno, y noto de repente un arañazo de una rama que me roza las dos piernas por encima de las rodillas. No sé cómo lo he hecho, tal vez saliéndome del camino sin notarlo, pero me he lanzado de cabeza hacia una zarza cuyas espinas abren varios cortes en la piel a los que, sin mirar, no doy importancia, mientras sigo corriendo.

Cuando algunos corredores me adelantan y me preguntan si estoy bien ("¿bien?¿por qué no iba a estarlo?") me miro las piernas y entiendo el motivo de las caras de preocupación de quienes pasan a mi lado. La sangre cubre mis piernas desde las rodillas hasta los tobillos. Parece que el roce de la zarza ha hecho más daño de lo esperado. Me paro a un lado del camino, me limpio las heridas con agua para ver los cortes (finos, pero tal vez profundos) y parece que con el sudor y el agua avivo la hemorragia. ¿Cómo puede salir tanta sangre de unos cortes así? Presiono como puedo con la braga, pero el sudor y la humedad no ayudan a que aquello pare de sangrar. Corro, pero tengo que pararme, pues el movimiento no ayuda a que los cortes se cierren.

Me adelanta mucha gente, mientras voy saliendo andando lentamente de la zona embarrancada, presionando con la braga las heridas, esperando que coagule algo en algún momento y deje de sangrar. Me agobio muchísimo, pensando que tal vez aquello no cerrará por sí solo sin ayuda de puntos de sutura. ¿Abandono en el próximo control? Parece que, por suerte, en la larga bajada hacia Pedreguer, hacia el Parc del Patronat, las heridas cierran y puedo dejarme caer sin problema.

Me he quedado helado, voy lentísimo y las piernas no responden. Me adelanta la cabeza de carrera de la prueba corta y tengo que parar y ceder el paso muchas veces, para no obstaculizar el paso de corredores mucho más rápidos que yo. No llevo ni media carrera y noto que el cuerpo no responde. Subo hacia el Sender de l'Enric a un ritmo muy lento y tengo la sensación de ir de los últimos, entre el parón y la baja velocidad.

La sensación de frío y lentitud no desaparecen y me planteo seriamente irme a casa en el primer punto de la carrera que lo permita. Si no puedo correr una media en condiciones, ¿qué hago planteándome el maratón de Confrides o cosas más series después? Tampoco me apetece hacer el maldito circuito de La Marina ya. ¿Y lo bien que estaré entrenando a mi aire los fines de semana?

La avalancha de pensamientos negativos me deja en un estado de bloqueo mental preocupante, mientras voy echando metros lenta y lastimeramente. Desde la zona de la Font Coberta en dirección a Pla de l'Era subo una pista larga alternando trote y caminata rápida, viendo a lo lejos algún grupo de corredores ¿los alcanzaré? De repente la carrera nos tira hacia la izquierda, a los corredores de la prueba larga, y me olvido de alcanzar a participantes que serían de la corta. Me quedo más y más solo. El cielo está cubierto de nubes y el viento sopla sintiéndose helado. No vuelven las buenas sensaciones, la velocidad ni el calor, pero mentalmente me he recompuesto un poco. Acabar la carrera será la prueba de que puedo pelear contra las malas sensaciones. No abandonaré, pues tengo claro que eso sería el fin de mi etapa deportiva en el Trail, hundiéndome como nunca. Terminar la prueba en cualquier tiempo y posición me demostraría que puedo con casi todo, a nivel mental y deportivo, al menos.

Con estos ánimos renovados y la cabeza despejada me dispongo a trotar con algo más de velocidad y... Más imprevistos. De repente, cada zancada tiene un preocupante eco en mi estómago y acelera la sensación de que debo encontrar algún seto que me sirva de WC improvisado. Consigo salirme de la ruta con el tiempo justo para quedarme medio desnudo y aliviar el estómago, sin entender bien cómo era posible estar en esa situación si ya había ido al baño 10' antes de empezar la carrera.

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Desde mi ubicación, en la posición más humillante e indefensa que se pueda imaginar, veo pasar a los pocos participantes que todavía tenía detrás. Me intriga el hecho de no haber visto pasar un corredor escoba. ¿Lo habrá? Retomo la marcha como puedo, pensando en qué pasaría si me accidentara por allí en solitario. ¿Cuánto tardarían en auxiliarme?

Sumido en mis pensamientos,  peleando contra la idea de abandonar, ni me acordaba que llevaba en la mochila un cortaviento que hace rato podría haberme aliviado la intensa sensación de frío. Me lo pongo, subo la braga hasta las orejas y el calor me resucita. Acelero de subida, en el ascenso más largo de la prueba, que nos llevará al punto más alto del circuito. Van ya más de 13km y me felicito por no haberme retirado. Cuando acabe la subida el resto de la carrera será cuesta abajo o llano y podré terminarla, me digo autoconvenciéndome. ¿Qué más podía pasarme? Ya solo podía ir a mejor.

En un giro a izquierda salgo a una pista de cemento y aparece en el camino una joven parada tocándose la rodilla dolorida, llorando. Me comenta que ha pisado mal y que algún ligamento se ha movido hacia donde no debía. Está muerta de frío y me comenta que más adelante hay un cruce con una ambulancia. Con todo lo que llevo encima ya me da igual 5, 10 o 15 minutos más. No me siento capaz de irme sin ayudarla y dejarla allí tirada, así que le dejo que cargue su peso en mi hombro y subimos los 400m de pista que hay por delante como podemos, con ella cojeando como le permiten las fuerzas, hasta que el puesto de la ambulancia queda a la vista, nos ven, y bajan a ayudar a la chica.


Me despido de ella esperando que no sea nada grave y sigo subiendo, ya sin prisa. Tanto parón ha hecho imposible recuperar ritmo y sensaciones mínimamente buenas. Me limitaré a sobrevivir, me digo.

En el km 16, por fin, alcanzamos el punto más alto del Trail, en una zona que creo recordar que deja no muy lejos el Castell d'Aixa, parte de una carrera que corrí hace muchos años en un intento fallido de acercarme al mundo de las carreras de montaña.

Empiezo a bajar, por fin, recordando que, según el perfil de la carrera, que revisé la noche anterior, no tenía muy lejos una bajada muy vertical y técnica. No me equivoco, y allá por el km 17 en menos de 900m bajábamos más de 200 en una zona pedregosa en la que hay que llevar mucho cuidado si no quiero dar con mis huesos en el suelo. Dejando el castillo del Ocaive a la izquierda y camino de la font de l'ombrereta voy perdiendo altura hasta que, por fin, acabó el descenso y ya solo queda llegar a Pedreguer por camino teóricamente cómodo y fácil.

Todavía aparecen algunos repechos cortos que me frenan aún más. Veo pasar las 3h con muchos metros todavía por delante (¿volveré algún día a hacer una media en 2:50 o menos?), y voy más lento de lo esperado en un largo camino siguiendo una gran tubería que no permite correr con comodidad. Paso por la zona de zetas del inicio de la carrera y, por fin, salgo al asfalto del pueblo.

Muy poca gente por la calle ya, pues la prueba corta seguro que ha terminado hace tiempo y yo debo ocupar las últimas posiciones de la larga. Cruzo la solitaria meta en 3:36:39, con 21km y algo menos de 1200m acumulados en las patas, posición 114 de 133 (19 por la cola), 38 de 44 en mi categoría y 86 de 100 hombres. Uno de mis peores resultados en mucho tiempo, pero con todo lo vivido en la carrera, bastante logro es haber terminado.


Me junto con Ale y Rafa, que han hecho una carrera buenísima y ya estaban preocupándose por mí, viendo que pasaban los minutos y no llegaba. Les pongo al día de cómo ha ido mi mañana deportiva, mientras repongo algo de fuerzas y líquido en un avituallamiento final de categoría, y para casa, no sea que me pase algo más.

Carrera de la que hay que quedarse con lo bueno (me intento quedar con eso). Superar el bache mental de los km 5 al 9, con tantos momentos de querer abandonar la carrera, el circuito y este deporte. Sobreponerme psicológicamente a un "apagón" físico que no me dejó correr con normalidad desde mitad de carrera. Los parones largos por los cortes en las piernas, la descomposición de estómago o ayudar a la chica. Si con tantos problemas pude acabar y no me retiré, por poco que el físico acompañe en el futuro, esto solo puede ir a mejor. En cuanto a la carrera, una lástima no haber podido disfrutarla (reconozco que en muchos tramos ni me fijé en el paisaje), porque creo que es un buen recorrido por la zona y que está muy bien montada, con más avituallamientos de los esperados y voluntarios animando en todos los cruces donde podía haber algún despiste (que eran muchos). Habrá que volver.


No sé qué pasará mañana en la 9ª prueba del circuito, Gegant de Pedra en Ondara. He entrenado más que otras semanas y he metido algo más de desnivel, pero no acabo de encontrarme como antes de Navidad. Diría que estoy en mi peor estado de forma en mucho tiempo, así que creo que me voy a tomar la carrera del domingo como un entrenamiento, sin pensar en marcas, ritmos ni clasificaciones, disfrutando en lo posible de la prueba. A acumular km y entre esto y los entrenamientos, ya llegarán de nuevo las buenas sensaciones y, de paso, seguiré acumulando para las grandes pruebas que tengo en mente a partir de mayo. Ahora que los días se alargan, puedo entrenar montaña entre semana con más facilidad, así que, pico pala y a seguir.

Os cuento qué tal va todo en la siguiente entrada del blog.

Cuidaos.

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