TRENCACLOSQUES 2023

Habiéndolo pasado tan bien en la edición del 2022 y teniendo en cuenta que sigue siendo parte del circuito de Trail de La Marina que quiero hacer en su totalidad, la Trencaclosques de este año ha sido parada obligatoria en el calendario de carreras, siendo además la primera del circuito ¿Llego animado? Mucho. Vengo de entrenamientos acabados con sensaciones buenas y me noto fuerte, sobre todo subiendo, tal vez algo más que el año pasado. En las bajadas sigo siendo un paquete, pero quizá un poco, solo un poco, menos. ¿Que podría haber llegado más descansado? También, pero con la mala experiencia durmiendo mal y con frío en la camper en la zona de salida el año pasado prefiero el madrugón, 5:00AM en pie, para llegar a la lejana Forna, a 1:10h de camino.

Me planto en el parking del año pasado con Rafa sin que haya asomado el sol todavía. ¿Frío? En absoluto. 20 grados sin que haya luz todavía no auguran una carrera fresca en absoluto. Los que han salido ya a correr la versión ultra de la carrera, la clásica Botamarges (quién sabe si algún día mi estreno ultrero, si llega, me traerá aquí de nuevo) van a cocerse cuando el sol esté en todo lo alto a las 12.

Por mi parte, no amanezco, como digo, con sensación de descanso. Noto pesadez, sueño, y el café en el restaurante de la plaza desde la que arrancaremos no acaba de espabilarme. El año pasado la carrera fue una gozada, por el clima fresco y la humedad y algo resbaladiza y peligrosa a veces para mi torpe forma de bajar, pero, en general, puro disfrute entre caminos con mucha vegetación. A saber este año, me digo, cómo irá la cosa, con calor y un clima tan seco los últimos días. Igual cambia y mucho mi percepción de la carrera.

Saludamos a Jose M. Doménech aka "Pez" en la terraza de la cafetería, volvemos al coche a cambiarnos y llegamos con calma a la salida. Unas fotos y con el arranque puntual de la carrera, al lío.

Recordando bien el camino, al menos la primera mitad, me dejo llevar los dos primeros km por el asfalto, aprovechando la tendencia descendente del recorrido. Viendo los avisos del Garmin en esos dos primeros miles, 4:35 y 4:59, podría pensarse que me he flipado y que voy a palmar rápidamente, pero la verdad es que el ritmo ha salido así sin buscarlo, solo dejándome llevar y tratando de no quedarme muy atrás en el pelotón, pues creo (equivocadamente) que después se estrechará el camino y mejor no estar demasiado lejos del centro de la carrera.

Pasada la Font del Rubiol se termina la bajada y, tal como recordaba, empieza una larga subida por pista amplia, primero, todavía, por asfalto, y después ya tierra y algún tramo de cemento. Por delante, unos 6km de subida ganando casi 400m de altura. Me alcanza Rafa y me digo que debe ser él quien vaya delante. He entrenado mucho ya con mi amigo estas últimas semanas y sé que está para sacarme, fácilmente, entre lo que me pueda ganar subiendo y, sobre todo, bajando, unos 10' en una carrera como esta. Va ganándome metros con facilidad y no me planteo en ningún momento seguir su estela. Mi batalla es otra. Mi idea es no hacerlo peor que el año pasado, pero las piernas y el corazón me la están jugando, o eso siento, mientras alterno tramos largos al trote con cortos de caminata rápida. Tengo la sensación de que voy muy mal demasiado pronto. Llevo bastones, pero me he prometido no tocarlos si no es necesario, así que al menos la primera gran subida de la carrera se quedan plegados.

Combinando, como digo, carrera y pateo rápido, peleando con las malas sensaciones y luchando contra la idea que se va formando en la cabeza de que voy a hacerlo peor que el año pasado me concentro en llegar al final de la subida, el punto más alto de la carrera.

Un pequeño descanso de unos metros, un último repecho y, a pesar de las malas sensaciones, no parece que haya tardado tanto en llegar a lo alto de Els Frares. Pequeño bajón, pues he esperado ansioso, erróneamente, un avituallamiento allí, que resulta que nunca ha existido. Primera etapa completada, me digo, disfrutando brevemente de las vistas. Ahora, la bajada puñetera del año pasado, que tal vez sin el barro y el agua de la pasada edición pueda hacerla un poco mejor.

Apenas 900m de descenso, perdiendo unos 200m de altura. No voy fino bajando y cedo el paso, como siempre, a corredores más hábiles, pero tengo la impresión de estar haciéndolo mucho mejor que en 2022. Termina la bajada y corremos por caminos estrechos con tanta vegetación que no se puede ver bien dónde pisamos. Sigo perdiendo posiciones hasta que parece que me quedo en mi sitio en la carrera, y puedo disfrutar un poco del recorrido sin agobios. No me esperaba tanta vegetación ni tanta humedad en el ambiente sin las lluvias del año pasado. Sorpresa agradable. La carrera no se diferencia tanto, por ahora, de la del 2022, con tanto verde a la vista.

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Una pequeña subida y llegamos, ahora sí, a un avituallamiento que recuerdo, en el cruce Font Mariaosa/Cortafuegos. Bebo bastante, sin haber tocado mucho mis reservas, solo rellenando el depósito que llevo como vaso vacío. Cojo un trozo pequeño de plátano y a seguir cuesta abajo. Mejor terreno, más corrible y menos técnico, pero vuelvo a perder algún que otro puesto, reconociendo entre los corredores y corredoras que me pasan caras que ya vi de subida anteriormente, pudiendo superarlos con comodidad. Cómo mejoraría la cosa si bajara mínimamente bien, me digo.

En el km 8 volvemos a subir, y recuerdo que hay casi 2km de ascenso por delante, con algún descanso por el camino, subiendo unos 150m. Qué bonita es esta zona. Apenas hay visibilidad a los lados del camino, de lo cerrada y espesa que es la vegetación. El olor a tierra mojada, la sombra y la alternancia de subidas duras con tramos cortos llanos hacen que disfrute por fin. Voy cada vez más solo, con la carrera muy estirada, y he perdido tantos puestos que a saber si no ocupo ya el vagón de cola.

Aparece por fin un vértice geodésico en el camino. Cima Covatelles superada y unos 2.5km por delante bajando sin parar hacia Font d'en Carròs. Ahora sí, voy solo y noto algo de cansancio en las piernas. La bajada no es tan cómoda como esperaba y en un par de ocasiones no levanto del todo los pies y hay amago de tropiezo. Se me ocurre mirar el Garmin en el pitido del km 10, poco después de iniciar la bajada, y creo recordar que en ese punto el año pasado iba unos 5' más lento. ¿Será posible?

Termino la bajada sin tener claro si voy bien o no respecto al año anterior, sin saber si he regulado bien las fuerzas para la larga subida que hay por delante todavía y notando que hay que sacar bastones si no quiero sufrir demasiado. Cuando toco el cemento y el asfalto de la zona del barranc de Muntanyelles me viene a la memoria lo que hay por delante. Un giro de 180 grados al subir las escaleras del final del barranco y un inicio de subida por asfalto que me obliga a andar, sin ser capaz de trotar en absoluto.

En la zona de La Plana aparece el penúltimo avituallamiento y ya voy con bastones. Bebo muchísimo, como un trozo de membrillo y media palmerita de chocolate, repongo líquido y sin pensar mucho en sensaciones, posiciones ni clasificaciones tiro para arriba. Nos volvemos a meter en terreno montañoso de nuevo y, bien porque he resucitado un poco en el último avituallamiento yo, bien porque el resto de corredores van palmando poco a poco, ya con casi 3/4 de carrera en las piernas, voy recuperando posiciones y viendo grupos de corredores delante. No subo mal del todo, parece, y no he gestionado mal el esfuerzo, pues noto que puedo subir el ritmo.

Sobre el km 14, que coincide con el km 8 del circuito, la carrera da un respiro y me permito correr rápido, pero rápidamente el perfil cambia, ¡y de qué manera! Recuerdo al momento todo lo que tengo por delante todavía. La zona más dura de la carrera, sin duda. Pendientes imposibles de correr, descansos breves que hacen pensar que puedes reponerte, pero que rápidamente vuelven a subir con tanta o más dureza que antes... Pero me encuentro bien y animado. Sigo dando caza a pequeños grupos de corredores. Comento con algunos lo jodida que es esta última parte de la carrera y me van anticipando lo que hay por delante todavía. Hecho un vistazo al Garmin,  viendo el ascenso acumulado, y con casi 1000m ya en las patas calculo que no queda mucho por subir ya. El avituallamiento en el Maro no puede aparecer en mejor momento. Bebo mucho, no toco la comida esta vez y comento con un corredor lo que hay todavía por sufrir. Una pequeña bajada y la traca final, una subida muy empinada (menos mal que he traído los palos) y fin. A bajar a tumba abierta.

Subo animado, intentando, sin conseguirlo, alcanzar al último grupo que veo que tengo a tiro. Van muy fuertes y es misión imposible. Me conformo con no perder puestos, ya que creo que he ganado unos cuantos en las últimas subidas. Llegamos a un tramo de pista cómodo de correr, bajando rápido. Recuerdo que llegué a ponerme a 4:30 en esa zona el año pasado, pero tal vez no estoy para tanta fiesta es estos momentos. Aun así, bajo ligero. Veo pitar el garmin en unos 4:40, así que no va tan mal la cosa respecto a 2022.

La pista cómoda se acaba y toca bajar (me acuerdo perfectamente de la pasada edición) un tramo técnico muy puñetero. Mucha piedra, roca suelta, caminos estrechos, mucha zeta... ¿Me estoy dejando, otra vez, un montón de minutos aquí, bajando?

Veo unos metros detrás de mí a un corredor y me digo, en un arranque de estúpido orgullo competitivo, que no me va a superar ya ni un solo participante más. Bajo ligero, más de lo que esperaba, y escucho ya la megafonía de meta. Me puede el ansia por terminar la maldita bajada y en dos ocasiones la pisada no es firme y casi pierdo el equilibrio, pero sigo manteniendo a raya a mi competidor más cercano.

Al fin, salgo a los escalones del pueblo y toco asfalto. Miro el reloj y resulta que voy a bajar cómodamente de las 3h y pocos segundos del año pasado. "¡Ostras!¡Acelera, a ver por cuánto!", me digo.

Aprieto, subo el ritmo, sabiendo que estoy muy cerca de la meta, y en un par de giros ya estoy encarando el arco de llegada cuesta arriba y consigo parar el crono en 2:52,  2:53 oficial. Me paro en un banco, exhausto por el apretón del final, y veo a Rafa sentado en un banco de la plaza esperándome. El tío me ha sacado 9 minutos y eso que ha tenido que parar un poco por rampas. Como imaginaba, está para sacarme sin dificultad 10' en cualquier carrera, así que hice bien en no intentar seguirle. Menudo pico de forma envidiable atraviesa.

Recogemos la camiseta de la carrera, igual de buena que la del año pasado, de las que me pondré para entrenar. Nos dan tickets para bebida y bocata (espectacular de bueno) y reponemos fuerzas en las mesas de la plaza. Qué bien montada la carrera, qué bien se ha dado al final y... ¿clasificaciones? Pues no ha ido mal del todo, según veo en MyChip. Para casi 21km y 1000md+ la cosa ha quedado en 82 de 189 en la general. 22 de 49 en mi categoría. 65 entre 142 hombres. ¡Ostras! No solo he bajado 8 minutazos respecto al año pasado, si no que me cuelo con holgura en la primera mitad de la carrera, se mire por donde se mire. Para mis humildes aspiraciones, más que bien.

Obviamente, cabecera cambiada, izda. 2023, dcha. 2022

Una comparativa entre los parciales del año pasado y este me dejan ver lo bien que he subido inicialmente (en contra de lo que percibía) y que bajando he ganado mucho también. Como imaginaba a media carrera, con 10km en las piernas ya sacaba 5' a mi anterior marca, así que luego solo he tenido que ir arañando segundos km a km para terminar mucho mejor de lo que esperaba cuando ascendía lastimeramente por la pista de la primera subida. Nada mal, en resumen, y para estar contento y ser optimista de cara a la siguiente prueba del circuito, el Trail del Badall en Benigembla la semana que viene. Ojalá sigan las buenas sensaciones.

Os cuento cómo va todo en la próxima entrada del blog.

Cuidaos.