BADALL TRAIL BENIGEMBLA 2023
Pretender completar todas las pruebas del circuito Trail de La Marina de este 2023-24 obliga a ponerse, de media, dos dorsales al mes desde octubre hasta mayo, así que con Trencaclosques, la primera prueba del circuito, completada, dos semanas después ha tocado participar en la segunda etapa del circuito, el Badall Trail, una carrera que me ha llevado a Benigembla, pueblo y zona de montaña totalmente desconocidos para mí hasta la fecha.
Las redes sociales de la organización y los tracks que ahí se anuncian me permiten ver la noche anterior un recorrido variado, con muchas zonas rápidas, pero también con un par de tramos técnicos que prometen ser entretenidos. Una subida larga desde el km 2 hasta el 15, con algún que otro descanso, y 6-7km de bajada que me hacen pensar que tanto descenso seguido, con mi torpeza habitual bajando, me va a hacer perder muchas posiciones. No le doy muchas vueltas al asunto. Que sea lo que tenga que ser y me acuesto pronto el sábado para sobrevivir al madrugón del domingo, con todo preparado para no tener que pensar mucho a las 5:00AM del domingo, hora a la que suena el despertador.
Desayuno y antes de las 6:00AM ya estoy de camino, consiguiendo llegar a Benigembla cuando apenas han montado todavía los arcos de salida y meta y el puesto de entrega de dorsales.
Aparco en uno de los aparcamientos que anuncia la organización, todavía vacío, y al salir del coche me doy cuenta de que llevo muy poca ropa para una mañana más fresca de lo esperado y todavía sin luz solar. 11º son muy pocos, comparados con los que ha habido en Alicante los últimos días, así que recojo rápidamente el dorsal y paro en un bar del pueblo a entrar en calor café en mano acompañado de bollería casera, viendo cómo poco a poco asoma la luz del sol en las ventanas y aquello se va llenando de corredores.
De vuelta al coche me pongo una capa más de ropa, manguitos y braga y me recompongo del todo. El café me espabila y veo que ha sido un acierto madrugar, pues en pocos minutos el aparcamiento ya está completo y de haber tardado más habría tenido que dejar el coche demasiado lejos de la zona de salida.
El speaker, el mismo de Trencaclosques/Botamarges, creo, anima a los corredores y hace más amena la espera y a las 8:30, puntuales, arrancamos. Recordando el mapa que revisé con el track de Wikiloc pasado a Google Earth, sé que el primer km es llano, así que me dejo llevar, callejeando por el centro del pueblo, disfrutando del encanto que tiene de la parte antigua de cualquier población tan pequeña como es Benigembla, con poco más de 500 habitantes. Cuánto bien hacen estas carreras, pienso , descubriéndonos, como me ha sucedido a mí, sitios como aquel, dignos de ser visitados después de la carrera, con calma y tripa llena.
El primer mil pasa a 4:45, algo rápido para mí, pero es lo esperado. Me han comentado y he visto en RRSS algo llamado el Badall, que da nombre a la carrera, un paso estrecho, bastante vertical y lento de atravesar, que creo que puede formar un embudo y atrasarme. Pensando que voy a bajar fatal, me digo que debo llegar lo más adelantado que pueda a ese punto, así que no me importa ir ligero para empezar.
Salimos a un larguísimo tramo de pista que empieza a subir metros cada vez con más dureza, pero en el que no tengo problema para ir trotando muchos metros, descansar en algún que otro falso llano que permite tomar aliento, y seguir al trote por el camí del Mirabó hasta el km 2,5, por terreno llano y amplio, y girar después bordeando el barranc d'Es Maïc pasando por la Font de Dalt, ya en terreno más montañero, pero todavía bastante corrible.
Poco antes de llegar al final de la primera parte de la subida, en el km 6, bebo rápidamente en el avituallamiento, aunque el día fresco y nublado no hace que sude mucho todavía, y termino de subir la que tenía en mente que era la primera etapa de la carrera. Hago balance y creo que he subido bastante rápido. Me suenan las caras de corredores de otras pruebas, que suelen ir a mi paso o ligeramente más rápido, y diría que los he dejado atrás. En concreto, una joven que suelo cruzarme en carreras de la zona (me acuerdo de ella por motivos que entenderíais si la vierais, bendita y bella juventud), que dejo atrás normalmente un 80% de recorrido de las carreras y que siempre me adelanta y saca 5-10' en el 20% restante, bajando rápido y teniendo un final de carrera fuerte, propio de alguien con 10-15 años menos que yo. Diría que la dejo muy atrás, así que tal vez es buena señal.
Disfruto una bajada de km y medio muy corredera y con la altura suficiente ya para gozar de las vistas de la montaña y de unas paredes rocosas espectaculares. Por el momento ha merecido la pena el madrugón, sin duda.
mi cara llegando al paso del Badall... no comment |
Teniendo siempre presente en la cabeza el mapa y el perfil de la carrera, sé que llega un tramo vertical y largo. Así lo anuncia un cartel que indica el desvío al Badall, y no miente. Aquello es tan bonito como inclinado. Aprovecho el avituallamiento previo para volver a beber e iniciar el ascenso que gana desnivel rápidamente, frenándome cada vez más, hasta que llega un punto en el que veo gente parada delante de mí, metros arriba. Efectivamente, el paso del Badall debe ser complicado de atravesar con rapidez, así que confío en haber llegado en el primer 50% del pelotón para no quedarme muy atrás y tardar poco en superarlo. Llego a una zona con grapas y cadenas y cada vez cuesta más subir. Los voluntarios ayudan y van frenando la carrera para que pasemos con seguridad. Da tiempo incluso a echar alguna foto, por que aquello lo merece, desde luego que sí.
Cuando parece que ya hemos subido mucho, todavía queda un paso más difícil todavía, donde una voluntaria vestida de Spiderman (como leéis) nos va dando paso poco a poco a un tramo en el que hay que trepar roca y, arriba, andar casi gateando unos 10m para ponernos después de pie con cuidado de no abrirnos la cabeza contra la roca (voluntarios de nuevo aquí, ayudando) y, finalmente, atravesar un paso estrecho, de no más de 50cm entre rocas, para salir al fin a terreno abierto. Todo muy divertido y no tan lento como esperaba al llegar, pero es que según salgo... ¡Qué vistas! Sé que no voy mal de tiempo, así que me permito echar una foto y parar unos segundos, antes de arrancar de nuevo.
La carrera cambia, de repente, de terreno y paisaje. Seguimos trepando por roca, con alguna cadena que tal vez no sería necesaria ya, pero que da algo de seguridad en según qué tramo de casi escalada. Al fin, la parte más técnica, según anuncia la carrera, queda atrás, y hay por delante, todavía, metros de ascenso por superar y unos 7km hasta el punto más alto.
El tramo que va por la Serra de Ses Cordelleres es una gozada correrlo. Permite moverse con comodidad, sigue con tendencia ascendente, pero da muchísimos descansos y, aunque voy casi solo, siento que voy bien de fuerzas y no pienso que esté mal situado en la carrera. Las vistas invitan a parar y disfrutar del paisaje con calma, con la montaña a mi izquierda y una vista aérea cortada a mi derecha, pero noto que voy tan bien de energías y la cima del Cocoll, el punto más alto del recorrido y fin del ascenso, parece tan (engañosamente) cercana, que incluso acelero un poco, aunque sea de subida.
Veo ante mí un grupo de corredores y pienso equivocadamente que estoy dando caza a mis competidores, sin darme cuenta de que en este punto de la carrera aparecen en el circuito los participantes de la prueba corta, que salieron media hora después que yo y no han pasado por el Badall, pero si irán hasta el inicio de la pista de subida a la cima (no la coronarán) y también bajarán por donde bajaré yo. Me animo con esta falsa ilusión de recuperación de puestos y adelanto a gente incluso en tramos donde los tobillos corren peligro, con mucha roca asomando entre la tierra con cantos que no permiten pisada firme.
Bajo más lento de lo esperado un tramo de unos 800m, por lo técnico del terreno, y me planto en una pista que cuando la vi en el mapa me pareció que podría correr sin problema, pero que resulta ser más inclinada de lo que pensaba y me obliga a caminar a los pocos metros de empezar a intentar trotar por ella.
Mientras busco una cápsula de sales (mucha humedad y sudor en este punto) me quedo al paso de un corredor con el que me he dado varios relevos y he comentado la carrera en algunos momentos de la larga subida que llevamos ya en las patas. Coincidimos en todo lo bueno que opinamos de lo que hemos visto hasta el momento en la prueba, miramos arriba viendo todo lo que queda por subir y, él, con más fuerzas que yo, comenta que echará a correr para no coger frío y se pierde delante de mí. Efectivamente, el viento sopla, las nubes ya amenazan lluvia y la temperatura no parece haber subido ni un grado desde que arrancamos a correr. No sobran, en absoluto, los manguitos, la braga, ni la primera capa que llevo bajo la camiseta del equipo.
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En la pista del Cocoll, zona de despegue y aterrizaje de aviones y helicópteros de emergencias, otro avituallamiento me sirve de excusa para parar, beber, y separarnos temporalmente de la carrera corta, que no va a subir hasta la cima como sí haremos nosotros.
Veo la caseta de la cima del Cocoll y me digo que voy a ser capaz de subir al trote hasta allí. Para lo poco que me queda de subida, creo que puedo gastar fuerzas y viendo que el camino lo voy a deshacer después, de bajada, adivino que podré correr rápido por la zona de asfalto y cemento que ahora subo como puedo a ritmo lento, pero intentando no caminar.
Al final, coronamos la montaña, habiendo recibido de subida los ánimos de todos los que ya bajaban en sentido contrario, y noto que puedo afrontar la bajada con fuerzas. No me dejo caer, sin más. Acelero, adelanto al compañero con el que hablé al principio de la subida y voy viendo a los corredores que van por mi camino subiendo. Me cruzo con mi anónima referencia femenina y veo que ya no la dejo tan atrás como pensaba, así que me obligo a acelerar más todavía, poniéndome como objetivo no ser alcanzado por ella al menos hasta dentro de 2-3 km.
Una batucada anima la bajada en la zona en la que a veces habría un helicóptero (no esa mañana) y rápidamente abandonamos la pista de cemento y asfalto para volver al terreno montañero. He visto pitar el garmin en 4:30 el último mil, y me vengo arriba, incluso en una larguísima bajada que dejo atrás a un ritmo casi suicida para mí.
No es un terreno tan técnico como esperaba, y voy adelantando ya a corredores de la prueba corta. Saludo al fotógrafo de Fotonad y sigo bajando, dándolo todo. ¿Será posible, que esté disfrutando por una vez la bajada de una carrera y corriéndola con relativa rapidez?
No me dejo muchos puestos, apenas 3 o 4, incluyendo un corredor que cae sin consecuencias graves delante de mí y me evita, de paso, que pise mal donde él lo ha hecho en un tramo con raíces y ramas que obligan a ir con cuidado.
Sigo bajando, esta vez por terreno algo más complicado, pero con una confianza que ni yo me creo. Si piso mal y tropiezo, no lo cuento, pero ostras, ¡cómo lo estoy gozando
Con Benigembla a la vista y escuchando a lo lejos la megafonía de meta, miro por primera vez el reloj en toda la carrera. 15 minutos para las tres horas y voy por el km 20 ¡Qué rápida ha pasado la bajada! Parece mentira que hace nada estuviera en el 15, pensando en bajar lenta y lastimeramente, como siempre, pero ahí lo tengo. Si la carrera es de 21km como anuncian, va a salir tiempazo (para mí y mis humildes aspiraciones).
Según avanzo, algo me dice que la cosa se va a ir a los 22km, pues no veo la salida al asfalto que tenía estudiada la noche anterior. Sé que cuando pise la acera de la calle, en 500m tengo la meta, y me impaciento. ¿No llega?
Escucho zancadas detrás de mí, rápidas, y me temo que debo ceder el paso y perder una posición. Sin mirar atrás, me aparto en una curva del camino y al ser superado veo la esbelta y bella figura de mi referencia femenina adelantándome en el final de una carrera, una vez más. Pero ¡ay, amigo! 10m después tocamos asfalto y la carrera está casi acabada. Aunque con 1km más de lo esperado, veo que puedo bajar de las 3h sin problema y, además, sé que puedo ganarle la (estúpida) batalla a mi adversaria improvisada, sacando la batería extra de corredor asfaltero que tengo siempre en la recámara, así que acelero a tope, saludo rápidamente a Ángel de "Correr para vivir mejor" que me anima desde la acera, y supero con muchos metros de margen a la joven que creo adivinar que es de un club de Pego. No sé si se va a unir a la fiesta competitiva de esos últimos 500m o simplemente va a flipar con que el cuarentón de turno se pique como un idiota para ganar una posición en el último momento, pero decido apretar hasta la meta jugándome la rampa que ya había sentido asomar en algún momento de la bajada, en la parte trasera del muslo izquierdo.
Acelero y, viendo que puedo parar el reloj antes de 2:56, doy todo para conseguirlo y detener el crono en 2:55:46, completando 22km y unos 1100m de ascenso acumulado. Recojo la bolsa del corredor, con camiseta, fruta, bebida y un ticket para el bocadillo (tremendo, por grande y bueno) y bebidas y comento con una voluntaria lo bien montada que ha estado la carrera y que espero que se repita, para volver. Me dice "Pues mira, se lo puedes comentar tú mismo a la alcaldesa, que está aquí", y ahí que me pongo a hablar con la regidora, que agradece los halagos y confirma que repetirán la prueba en 2024.
Mientras doy buena cuenta del bocadillo y repongo líquido en las mesas habilitadas para ello, reviso en el teléfono la clasificación en vivo. No ha habido mucha participación, 145 en la prueba larga, poco comparado con los 229 de la versión Sprint, aunque la organización agotó las 200 plazas para la carrera. No saben lo que se han perdido los que han faltado, pienso, alucinando todavía con el recorrido que he completado, las vistas durante toda la carrera y los pasos técnicos. Qué bien montado, qué bien situados los avituallamientos y cómo se nota que quien ha organizado aquello es corredor/a (podéis ver en este vídeo de 15' parte del recorrido días antes, con una de las personas que montan la carrera)
Reviso la clasificación, temiéndome, con tan poco participante, acabar en los puestos de cola. No ha ido taan tan mal como esperaba: 84 de 145 en la general, 40 de 58 en mi categoría, 77 de 117 hombres. Clasificaciones aparte, me quedo con las sensaciones durante toda la carrera, el disfrute de principio a fin y con haber notado que regulo cada vez mejor el esfuerzo, el miedo a las bajadas y la fuerza que siento en las piernas subiendo, cada vez mejor. Hay mucho margen de mejora todavía, pero diría que cada vez se me va dando un poco mejor esto, así que salgo animado para la siguiente prueba del circuito.
La 3ª etapa del Circuito Trail de La Marina me lleva a Jalón el próximo domingo. He revisado fotos, vídeos y crónicas del Bernia Moscatel Trail y algo me dice que no se va a dar tan bien como las 2 primeras pruebas del circuito. Terreno muy técnico, cresteo complicado, bajadas matadoras y técnicas... Si se parece solo un poco, como veo, a la segunda mitad de mi sufridísimo Trail de Moixent del pasado febrero, toca armarse de paciencia y tomárselo como entrenamiento en terreno que no frecuento y correr con cuidado, olvidándome de marcas y posiciones.
Os lo cuento en la próxima entrada del blog.
Cuidaos.
Bieeeen, como molan tus crónicas con tus piques jjjj. Y desde luego, la zona del Badall es una pasada, ahora que me sorprende sólo 145 corredores
ResponderEliminarjajaj ya ves. La cosa es que gracias a ellos muchas veces me esfuerzo más de lo normal, así que bienvenidos sean los piques chorras, aunque puedan enemistarme jaja con mujeres como la joven que tomo de referencia a veces y que ha sido protagonista involuntaria sin saberlo, en parte, de mi carrera. Y sí, lo del Badall, un espectáculo natural, solo por el paso ese que comento y las vistas después ya valió la pena ir allí a correr. 145 participantes, sí, una pena, pero creo que el boca a boca va a hacer que en la próxima edición la cosa cambie. Ojalá, y pueda mantenerse viva en el calendario. Es muy muy recomendable.
EliminarMolt bona crònica. La gent no entenc per què ara li ha pegat per fer els sprints quan las curses llargues són més boniques.
ResponderEliminargràcies! potser les carreres curtes estan servint d'entrada a gent amb menys rodatge que en el futur potser s'atreveixen amb les llargues. Personalment, estic amb tu, em semblen més desafiadors i atractives si són de mitja marató o més. Aquesta en concret, és una pena no fer la llarga i perdre's l'espectacle natural que és el Badall i les vistes allà dalt. Gràcies per passar-te per aquí i comentar. Una salutació :)
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