XOSSES CREVILLENT 2022


Después del fiasco de Confrides tocaba descansar un poco, asumir la deportivamente la derrota, hacer autocrítica lo más constructivamente posible y mirar hacia delante sin machacarse mucho por la retirada en el maratón.

Estuve a punto de dejar pasar más tiempo entre mi primer abandono en carrera y la siguiente prueba con dorsal, pero al final decidí que lo mejor para pasar página era volver a otra carrera y elegir nuevos objetivos, para no caer en la desmotivación.

En cuanto a los objetivos, ya está claro cuál será el siguiente. Locura, inconsciencia, temeridad... quién sabe. Me he inscrito a los 46km de Costa Blanca Trails del próximo mes de noviembre, intentando que sea mi revancha de Confrides. Sin calor, acompañado esta vez de mi amigo Rafa, espero que a la segunda vaya la vencida y pueda al fin con una prueba de este tipo.

Sobre la vuelta a la carrera, la cercanía en el calendario de la décima edición de Xosses de Crevillent y que fuera su décima edición la convirtió en la carrera elegida para volver a colgarme un dorsal. Aunque no se me había dado especialmente bien en mi primera participación allá por el 2013-14 ni el año pasado en la segunda, tener la prueba a media hora de casa y antes de que pasara un mes desde Confrides ayudaban a decidirse por este Trail.

Coincidía allí con Rafa y Ale a las 7:30AM, habiendo llegado con tiempo de sobra para aparcar sin problema a menos de 10' de la salida. La organización adelantaba, acertadamente, la salida, pasándola de las 9:00 a las 8:30 (yo habría ido a las 8:00 incluso), para evitar un poco el más que previsible calorazo.

Recogida de dorsal rápida y ágil, saludos a mi amigo Ramón, esa mañana con su club en la organización del montaje del avituallamiento final, y a prepararnos.

Rafa había tenido una noche festiva y no se sentía en forma. Ale, incluso sin entrenar a fondo, es de otro planeta y pelearía por las primeras plazas. Tocaba correr en solitario, con un clima que prometía poner difícil la carrera.

Había más gente en la salida que el año pasado, pero menos de lo que sería normal, al coincidir el mismo domingo nuestra carrera con el autonómico de montaña en Orihuela. Aun así, el ambiente festivo y los ánimos del speaker daban el último impulso para echar a correr. Un saludo rápido a una de mis referencias en las carreras de montaña, Saray de Valerunners, siempre una marcha por encima de mí, y al pelotón de salida.



Arrancábamos puntuales, a ritmo del Bienvenidos de Miguel Ríos, y corríamos cuesta abajo por el pueblo para estirar el grupo antes de ir hacia el monte. Este primer tramo ya era distinto al de pasadas ediciones, más largo, coincidiendo con partes de la San Silvestre Crevillentina. Junto a este primer km y otro desvío sobre el km 10, la carrera ganaba un par de km y unos 100m de desnivel más respecto a los circuitos anteriores, así que había que tomárselo con algo más de calma que el año pasado.

Después de la vuelta por el pueblo volvíamos a la larga recta de camino a la sierra crevillentina, primero por el ya conocido camino de asfalto/hormigón pulido y después, en un giro a la izquierda, ya pisando tierra en un tramo no muy técnico ni inclinado que nos llevaría hacia Loma Blanca durante 4km.




No iba a cometer el error del año pasado, creyendo que "solo" 400-500m de desnivel no eran muchos y que podría permitirme correr todo el ascenso inicial. Hacía mucho calor y la gorra con faldón para cara y cuello hacía falta desde muy temprano, así que entre la temperatura y el conocer cómo era la subida más larga que tendríamos por delante, reservé fuerzas todo el camino y no dudé en alternar caminata rápida con carrera si notaba las pulsaciones demasiado altas, primero en tramos estrechos que obligaban a ir en fila de uno y, después, en pista ancha sin dificultad técnica.

Allá por el km 4.5 el perfil se endurecía, como recordaba del año pasado, y 1km después empezábamos la que seguramente era la subida más vertical del circuito. Había dosificado muy bien el esfuerzo hasta el momento y no llegué reventado como el año pasado al haber subido algo más lento, reservándome un poco, así que la dejé atrás con relativa facilidad, bajé el camino técnico posterior y en el último tobogán antes de coger la larga bajada del km 6 al 10 tampoco me noté mal de piernas ni corazón, tanto subiendo como bajando.




No iba mal la cosa, pensé. Hacía tiempo que había adelantado a Saray. Rafa tampoco estaba a la vista hacía muchos metros. Seguramente estaba yendo demasiado rápido, si mis dos referencias, mejores que yo, quedaban atrás, pero me encontraba muy bien. Soportaba la temperatura en ascenso mejor de lo esperado y los avituallamientos aparecían con frecuencia y en los sitios precisos, así que no había una sensación de sed preocupante todavía.

Me vine arriba y apreté en la bajada, aunque me sentía, como siempre, bastante torpe, lento y todavía con miedo a una torcedura sobre el mismo tobillo accidentado de Confrides, que por suerte no ha vuelto a protestar. Dejé atrás en un avituallamiento a Raúl Ortiz, de Km a Km Elche, otro corredor mucho más en forma que yo. ¿Se me estaba dando muy bien la carrera, en serio?



Serpenteando por una rambla me puse a rueda de un grupo de corredores ilicitanos con un ritmo muy bueno y escuché a mi espalda a Rafa, que me alcanzaba sin problema (entre su buena forma y mi lamentable técnica de bajada, era lo esperado). Me animé a adelantar a mi grupo / liebre y correr más rápido en solitario y poco después del km 10 comenzábamos la última y larga subida, en un tramo desconocido para mí, diferente al del año pasado.

Me pareció recordar que en la última edición en ese punto atravesaríamos una zona de pinada algo más resguardada del sol. En esta edición, la subida discurría sin protección alguna contra el sol y se hizo más dura de lo esperado. El exceso de confianza seguramente empezaba a pasar factura.




Me animaba no ver cerca a Rafa, Saray o Raúl. Si los tenía detrás todavía, no estaba haciéndolo demasiado mal, pero las reservas de energía empezaban a agotarse y el calor comenzaba a ser un lastre importante.

Sobre el km 13 Rafa me superaba sin despeinarse, mientras la carrera seguís subiendo sin piedad en terreno árido y despejado, con el sol quemando como nunca.

De nuevo, un avituallamiento perfectamente ubicado y atendido me salvaba del golpe de calor, y poco más adelante veía a Rafa que decidía esperarme en el inicio de la última subida. Le comenté que no me esperara, que iba cada vez más y más lento, pero no dudó en acompañarme en el último gran repecho de la carrera, incluso ofreciéndome agua que dejé caer por la cabeza y el cuello para aliviar el calor.

Una vez alcanzado el punto más alto de aquella segunda última subida, la misma zona por la que habíamos pasado sobre el km 6, viendo que al empezar a bajar iba muy lento y no podía seguirle, insistí a Rafa en que hiciera su carrera y no me esperara. No tenía sentido y no era necesario. Él estaba (está) muy fuerte y podría llegar al menos 5' antes que yo, que solo le retrasaría y le haría estar más tiempo del estrictamente necesario a la solana.



Lo vi alejarse y empecé a perder puestos mientras bajábamos. Sobre el km 15 cogíamos de nuevo el camino que dejamos atrás en el km 4 y nos dirigíamos hacia la meta, todavía con 3km de bajada cómoda y entretenida., seguramente el tramo más atractivo junto a la primera gran subida.

Ya me había adelantado hacía rato Raúl, pero todavía faltaba por darme caza Saray, que me animó mientras me sacaba metros y más metros sin que pudiera seguirla, algo que intenté durante un par de minutos pero que dejé de intentar poco después al sentirme sin fuerzas.

La llegada al polideportivo, por el lado opuesto que cogimos al empezar la carrera alejándonos del casco urbano, indicaba el inicio de los últimos metros, ya en asfalto o cemento.

Mi cara lo dice todo...

Un último km por delante en el que pensé que podría acelerar mucho más de lo que lo hice y en el que solo me impulsó un poco el sonido de los altavoces de meta.

Apretón final y cruzaba la meta en 2:05:31, 2:05:29 real, posición 84 de 195 en la gral., 19 de 42 en mi categoría, 83 de 146 hombres. Viendo mi clasificación, parecía que no había ido mal del todo la cosa.

Por allí andaba Rafa hacía 2-3 minutos, lo que confirmaba lo que le dije antes de salir, que me sacaba fácil 5' (lo habría hecho de no haber decidido esperarme), junto a Ramón, que atendía el puesto de avituallamiento de jamón y cervezas (qué bien te situaste amigo) y Ale, que hacía una carrera espectacular y se colaba entre los 15 primeros, el 13 y 2º de categoría.







Yo estaba KO, las cosas como son, y necesité un rato largo a la sombra con el helado que nos dieron para recuperar las fuerzas, cerca de Saray, que me felicitaba por la carrera mientras yo hacía lo mismo con ella, ya que era la 2ª mujer en meta.

Con menos calor y algo más de forma, recorrer ese circuito en 2h o menos habría sido factible, incluso menos para los corredores más experimentados y fuertes, ya que el terreno permite, si tienes lo que hay que tener, correr muy rápido de principio a fin. Por mi parte, una vez recuperado, me sentí contento, a pesar de haberme quedado sin fuerzas en el tramo final. El tobillo no molestaba, no me clasificaba demasiado mal (todo lo que sea estar por encima de la media en la tabla gral .y de mi sexo y grupo edad es bienvenido) y en muchos tramos lo había pasado muy bien.


Si a todo aquello le sumaba la gran organización de la carrera, que reforzó el nº de avituallamientos y los situó perfectamente en nº y ubicación en el circuito, y un avituallamiento final de categoría (paella incluida), había que dar por muy buena la mañana, felicitarse y felicitar al club organizador y a los crevillentinos por hacerla posible y dar la enhorabuena, además, a Ale por su trofeo (y agradecer a Rafa, una vez más, el apoyo) Carrera para repetir, sin duda.

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Ahora toca seguir con la vista puesta al objetivo que hay a 5 meses, Costa Blanca Trails. Creo que metiendo más desnivel entre semana y haciendo lo que hice para Confrides los fines de semana, llegaré preparado. De hecho, creo que Confrides lo tenía en las patas, pero simplemente no fue mi día.

Por el camino, hasta noviembre, habrá que ver el calendario, ya que no hay muchas pruebas de montaña antes de la carrera. De momento, seguras, la Sagra SkyRace, en su versión más corta, a la que ya estoy inscrito, y durante el verano, sin ser preparación específica, solo por el gusto de correrlas, Subida al Santuario de Novelda o la próxima cita deportiva, el domingo que viene, la subida al Santuario de Orito, una clásica de las carreras alicantinas que sigo hace tiempo y que este año al fin me he decidido a correr.

Os cuento cómo va la preparación para CBT y qué tal se da una prueba asfaltera como la de Orito, que no sé ni cómo se corren ya (preveo desastre...), en la próxima entrada del blog.

Cuidaos.




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