I CARRERA DÍA DE LA MADRE - SALESIANOS EL CAMPELLO


Casi coincidiendo con la fecha en la que hace un año se suavizaban las restricciones del confinamiento y volvíamos a salir a la calle a correr después de mucho tiempo, el pasado fin de semana se organizaba en El Campello, de la mano de Brotons, la primera edición de la carrera del Día de La Madre en el colegio Salesianos de El Campello, con un recorrido que coincide, creo, con el de otras carreras organizadas allí sobre el mismo circuito (diría que siempre ha habido un cross allí mismo antes de la pandemia) que no conocía y que permite juntar un grupo reducido de corredores sin aglomeraciones y alejados de núcleos urbanos, algo que todavía es necesario en la (maldita) situación actual.

Aprovechando la visita de hermana y cuñado a Alicante me decidí a participar con ellos en la carrera, mi primera en 2021 y cinco meses después del trail de Oltà, aunque me notaba totalmente fuera de forma para los 5km del recorrido, una distancia que exige una velocidad que no he entrenado en absoluto los últimos meses, dedicados casi al 100% al monte y a hacer fondo trailero. Además, llegaba al domingo con cansancio acumulado por la paliza montañera que me pegué el jueves en el Puig Campana, después de un parón de casi dos semanas por molestias en el talón derecho, por suerte desaparecidas. Todo iba en mi contra esa mañana para hacer una marca de las que recordaba conseguir cuando estaba rodado en asfalto.



Con apenas 100 corredores inscritos y llegando con tiempo de sobra no hubo problema para aparcar el domingo en Salesianos y recoger con calma el dorsal, pasando los habituales controles de temperatura y limpieza de manos en la entrada al recinto. Volver a escuchar a Pepe Brotons en la megafonía después de tanto tiempo ponía los pelos de punta y traía a la memoria recuerdos de carreras pre pandémicas, consiguiendo hacernos creer, un poco, en la vuelta a la normalidad, aunque la obligada distancia entre corredores, la escasa asistencia de participantes y público y la visión de mascarillas por todas partes nos recordaban que todavía estamos lejos de las antiguas carreras populares.

El calentamiento por el circuito me permitió comprobar que no había ni un solo tramo asfaltado, siendo todo el recorrido una pista de tierra compacta sin demasiado desnivel y bastante limpia. También comprobé que estaba lejos de mi mejor estado de forma y que todavía pesaba en las piernas la salida por el km vertical del Puig del pasado jueves. Tendría que tomármelo como entrenamiento de velocidad, de esos que ya no hago, y disfrutar de la mañana deportiva, sin más, que no era poco, tal como está la situación sanitaria todavía


Habiendo saludado (¡cómo echaba de menos esto!) a conocidos habituales de las carreras populares como Fran de Campello o la gran Gemma Ann Selby, segura ganadora de la prueba, sin competencia esa mañana, me situé atrasado en el mini pelotón de salida, tan reducido que hizo que las salidas escalonadas previstas se convirtieran finalmente en una única salida conjunta, manteniendo separación entre corredores y con mascarilla los cien primeros metros.

Suelo preferir salir en las últimas posiciones y ganar puestos según avanza la carrera, pero en aquel circuito esta decisión no fue acertada. Se dio la salida y en un par de curvas y poco después de quitarnos las mascarillas el grupo se estiró, pero el camino resultó demasiado estrecho para permitir adelantamientos de ningún tipo. No era posible salirse de la pista sin arriesgarse a pisar mal entre la maleza y tocaba esperar a algún tramo ligeramente más ancho para tratar de adelantar. Así, el primer km me lo pasé acelerando y frenando, buscando mi sitio en la carrera, algo que por un lado hizo que me desgastara rápidamente y, por otro, frenó mi primer mil, viendo pasar el km 1 en 4:30, muy lejos de lo que esperaba. 



Me dije que tal vez era mejor así, empezar lento (yo, que esperaba correr a 4:15 de media..., menuda hostia de realidad me esperaba) y pensé que irían mejor los siguientes km. No fue así.

Casi todo el segundo km lo hacíamos en suave descenso, pero ni por esas conseguí subir la velocidad. Tanta bajada seguida, tanto descenso, en algún momento debía remontarse, me decía, pero no esperaba que lo hiciera de forma tan brusca como me encontré allá por el 1.8, con una pequeña pared de tierra que tocaba subir ayudado por una cuerda.

Subí como pude, casi tirando al suelo a la corredora que tenía delante, y notando demasiado el esfuerzo empecé el tercer km, viendo pasar el 2000 de nuevo a un ritmo de 4:30/km. Corría mucho más lento de lo que había esperado aquella mañana y me notaba cansado, todavía con más de media carrera por delante y un suave ascenso hasta el km 3.2 todavía por recorrer. Paciencia, me dije.



Pasábamos cerca de la meta, girábamos cerca del colegio y repetíamos de nuevo el circuito en una segunda vuelta. El ritmo medio, lejos de mejorar, caía sin remedio y el paso por el km 3 así quedaba reflejado en mi Garmin. 4:48 para ese tercer mil. Al menos no hacía demasiado calor, las vistas no eran tan desérticas como había imaginado (al contrario) y estaba corriendo un 5k después de mucho tiempo.

Con estos ánimos y sabiendo lo que había por delante traté de subir el ritmo aprovechando la ya conocida bajada suave que empezábamos en esa segunda vuelta allá por el km 3.3. Vi por delante de mí al presi del club de La Nucía y me puse como objetivo superarle, algo que no tardé en conseguir y que me permitió volver a pasar otro mil en 4:30, el que parecía ser mi ritmo definitivamente esa mañana.

Ese último esfuerzo, el pique absurdo para tratar de superar a este corredor, me terminó de desgastar y en el segundo paso por el gran escalón de tierra y su cuerda me quedé sin fuerzas. El arranque después de soltar la maroma fue lento y agónico, sin energía para recuperar el ritmo.


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Lejos de poder esprintar en los últimos metros, fui notándome cada vez más y más lento. Me adelantó sin problema el corredor de La Nucía con el que, sin que él lo supiera, había mantenido mi estúpida batalla deportiva metros atrás, y ya con la meta a la vista, a lo lejos, tuve que hacer un último esfuerzo para no ver el 23 en el minutero del crono final.

Paraba mi reloj en 22:53, sin aliento, dejando el ritmo medio de la carrera en unos discretos cuatro treinta y pico minutos por km, algo que hace tiempo supondría haber corrido no demasiado rápido un 10k y que esa mañana para un 5k tenía que dar por bueno. 41 de 103 corredores en la general y 8 de 9 en mi categoría. Como pensé al empezar la mañana, tocaba tomarse aquello como entrenamiento de calidad y alegrarse por volver a poder competir y disfrutar de un día medio normal de deporte popular.


Me reuní después con mi hermana y mi cuñado, ambos con trofeo por sus posiciones 3 y 2 en sus categorías, y repuse líquidos y sólido en una terraza del paseo marítimo de Campello, celebrando que cada vez parece más cerca la vuelta a la normalidad. Quién sabe, puede que en un año sea posible vivir las carreras populares como lo hacíamos antes de marzo de 2020.

Por ahora, siguen apareciendo carreras en el calendario, algo que ya es indicador de que empieza a cambiar la situación, y sin darme cuenta voy a juntar en tres semanas dos carreras, ambas de trail.

Mañana día 9, Granadella Trail, algo más de 17km de monte por una de las zonas de calas más atractivas de la Comunidad Valenciana y el día 22, medio maratón en el trail Llanera de Ranes. Llego a las dos carreras notando demasiado el parón de 2 semanas que sufrí por las molestias del talón derecho. Hasta entonces llevaba un ritmo de entrenamiento de monte muy bueno, sintiéndome fuerte y acumulando km y desnivel con relativa facilidad. La parada me dejó fuera de juego y creo que no he conseguido remontar todavía. Siento que me faltan todavía rodaje montañero y ascenso acumulado para afrontar como esperaba estas dos carreras, así que el espíritu competitivo tendrá que quedarse en casa si no quiero sufrir más de la cuenta y tendré que tomármelas como entrenamientos. Ya llegará el momento de competir, porque está por llegar el que será seguramente el reto deportivo del año y de mi vida y hay que ir acumulando kms y esfuerzo. Pero esto ya os lo contaré más adelante...

Nos leemos en la próxima entrada del blog.

Gracias por estar ahí. Cuidaos.


Comentarios

  1. Como mola tu introducción, ahora parece que ya sí vuelve esto.
    Y deseando leer tus crónicas montañera, lo vas a petar

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    Respuestas
    1. Esperemos que dure y que poco a poco se vuelva a la normalidad. Gracias Gal, en el monte todavía me noto fuera de sitio y noto que tengo muchísimo que aprender y mejorar todavía, así que a disfrutarlo y poco a poco. Esperando volver también a nuestros viajecicos de colegas a carreras populares

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