SAN SILVESTRE MONOVERA 2018


Con las piernas todavía resentidas de la comida y fiesta de empresa del viernes y la carrera de Los Torraos (crónica AQUÍ) de la mañana anterior, el domingo le llegaba el turno a la segunda carrera del fin de semana, la San Silvestre Monovera.
Corrí esta prueba en el 2011, pero creo que el recorrido de esta edición no tiene nada que ver con el que conocí hace siete años. Ha ganado en atractivo, pero también en dureza, como os contaré luego, con un perfil que no da respiro, plagado de rampas que hacen sus 5km muy largos.

A diferencia del sábado, para esta carrera sí que llegué con tiempo de sobra para calentar y aparcar sin agobios ni prisas, algo que me vino muy bien al no haber (o no saber encontrarlo yo) aparcamiento cercano a la zona de salida, el ayuntamiento de Monóvar. Una vez allí, tuve la impresión de que el espacio para el inicio de la carrera y la meta era muy reducido. Al menos una hora antes habían comenzado las carreras infantiles y la cantidad de padres y niños que había en la plaza me hacía pensar que dar la salida de una carrera de 300-400 personas en tan poco espacio era imposible.
No tuve problema, de todos modos, en comprobar mi dorsal en el listado y recogerlo, junto a un cinturón para correr, con bolsillo para llaves, dinero, móvil, y hueco aparte para un botellín pequeño de agua, algo que se agradece, evitando que siga almacenando camisetas de carreras en mi armario.

Recordad el aparente perfecto estado del suelo y la moqueta
y de qué advierte la señal de tráfico. Al final de la crónica entenderéis la broma.

Aproveché la lejanía de mi aparcamiento para calentar un poco después de cambiarme mientras volvía a la zona de salida. Notaba las piernas algo cansadas y corriendo por una de las avenidas por la que pasaríamos, en suave pero constante ascenso, tuve claro que la carrera iba a ser dura.
Había echado un vistazo al recorrido en redes sociales y conocía dos de los tramos estrella del circuito. Por un lado, la subida de la calle Sta. Bárbara hacia la ermita del mismo nombre, con el paso por la entrada del recinto subiendo algunos peldaños al final. Por otro, una rampa llena de escalones que nos llevaba hacia la Torre del Reloj. Las dos subidas en la segunda mitad del circuito.
Había elegido una carrera más corta que el sábado para la segunda prueba del doblete del fin de semana, pero no había contado con el desnivel del recorrido. Tocaba sufrir un poco.

Sta. Bárbara. El final de la calle NO es el final de la subida...

Me situé a mitad de pelotón en la salida, todavía con la idea de que la plaza y las primeras calles por las que pasaríamos eran demasiado pequeñas para permitir correr cómodamente a tantas personas. A mi derecha, para ir haciéndome una idea de lo que estaba por llegar, se veía el famoso tramo de escaleras hacia la torre.


Salida

Cuando echamos a correr me sorprendí de lo rápido que se estiró el grupo y no necesité más de 200m para correr a mi ritmo. El primer km subía suavemente hasta dejarnos en la Ronda de la Constitución, donde iniciábamos el que sería el tramo más largo y cómodo de bajada del recorrido, llegando hasta la avenida de la Comunidad Valenciana. Había pasado el primer mil a unos 4:24/km y de bajada no noté que me recuperara demasiado rápido, pero teniendo en cuenta las rampas que teníamos todavía por delante me dije que seguramente esa bajada sería el único punto del circuito en el que podría ganar algo de tiempo y aceleré, aunque me sentía cansado y con el corazón latiendo demasiado rápido para tan poco recorrido y desnivel hasta ese momento.

En la avenida cambiábamos el sentido de la marcha y volvíamos sobre nuestros pasos hacia la parte más antigua (y más dura, como vería después) del recorrido y me entretuve viendo la cabeza de carrera, con el ganador corriendo sin competencia, en solitario, y busqué también a la primera mujer, que corría perseguida de cerca por la segunda. Lo que hiciera falta, para evadirme un poco y olvidarme de lo dura que estaba haciéndose la primera de las muchas subidas que tenía el circuito.

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Las piernas seguían protestando, pero no quise aflojar la marcha. Solo eran 5km. Por duros que fueran no quería reservar fuerzas. Estaba animado y quería ver hasta dónde podía llegar, aunque estuviera cansado.

Cuando en un giro a la derecha, allá por el km 3, apareció la cuesta de Sta. Bárbara, admito que mi ánimo mermó un poco. La rampa, de no más de 300m de largo seguramente, era muy difícil de correr y subía muy rápido. Me propuse no caminar ni un solo metro, aunque al girar a la derecha cuando pensaba que terminábamos, por fin, de subir, y ver que el camino seguía ascendiendo casi me rindo y echo a andar.



Como en la carrera del día anterior, no quise mirar en ningún momento el reloj. Las pulsaciones debían estar por las nubes y el ritmo seguramente caía en picado, pero con aquel desnivel no era una carrera para andar midiéndome o buscando ritmos. Ya recuperaría en las bajadas, si podía.

El final de aquella primera subida llegaba con el paso por la entrada de la ermita, que nos regalaba un par de escalones para pasar por la puerta y seguir machacando las piernas. Se iniciaba, por fin, la esperada bajada, pero estaba tan cansado, tenía los músculos de las piernas tan reventados y ardiendo, que no fui capaz de ganar tiempo bajando. El descenso era tan inclinado o más que la subida y tuve que aguantar como pude el ritmo. Temía dejarme llevar y que las piernas no me aguantaran en pie bajando.

Muriendo, pasando por la ermita.


El callejeo en bajada por el casco antiguo no permitía recuperar el pulso y mucho antes de lo que habría querido, todavía notando el esfuerzo de la anterior subida, llegábamos al camino escalonado hacia la torre, de nuevo cuesta arriba, ya en el último tramo de la carrera.

Me resultaba casi imposible correr. Cada escalón me parecía una oportunidad para tropezar y caer de boca, pero entre los ánimos del público, que llenaba la calle como en casi todo el circuito, especialmente en los dos tramos más duros, y ver cada vez más cerca el final, aquello estaba siendo divertido y hasta lo estaba disfrutando, aunque las piernas estaban al límite de sus fuerzas.




Al fin, superadas las escaleras, tocaba iniciar el descenso que nos llevaría a la meta. Perdía posiciones bajando, al contrario de lo que me suele pasar en carreras con ese perfil, notándome más cansado que nunca, pero hubo fuerzas, cuando la bajada se volvió más suave, de acelerar al escuchar a lo lejos la megafonía de la plaza, en la meta.
Con el público llenando las calles, animando a ambos lados de la recta final, hice un último esfuerzo al ver que era posible bajar de los 22' cuando vi el reloj oficial. Mirando al frente, al crono, no fui consciente de que en algún momento la moqueta ocultaba un pequeño badén y perdí el equilibrio. Pude dar varias zancadas tratando de enderezar el rumbo, pero fue imposible y cuando tuve claro que iba al suelo me centré en tener una caída lo menos aparatosa posible. Maldiciendo por aquellos segundos perdidos, que me impedirían bajar de veintidós minutos, y tratando de acabar la carrera dignamente, como si no me diera un poco de vergüenza haberme caído a 30m de la meta entre tanto público, y con la rodilla derecha sangrando un poco por el efecto lija contra la moqueta, arranqué rápidamente de nuevo hacia la meta y pude para el reloj oficial en 22:12, 22:04 en mi Garmin, en la posición 153 de 304, 50 de 92 en mi categoría.

Meta

Agradecí el interés de un miembro de la organización por mi estado tras el tropiezo, mientras me informaba de que, efectivamente, la moqueta disimulaba un pequeño resalto del camino. No había sido nada, le dije, más allá del rasguño en la rodilla y el espectáculo dando vueltas por el suelo. Nada que no se pudiera arreglar en el avituallamiento, en el que eché de menos algo sólido, además de agua, isotónico y refrescos.





Excepto por aquel incidente de la moqueta asesina, fácilmente solucionable, seguro, con algún tablón o tarima, la carrera es muy recomendable. Recuerda mucho, por ambiente, dureza del recorrido y tipo de calles, especialmente en el casco antiguo, a la gran Crevillentina o al cross de Sax de enero. Monóvar se vuelca en su San Silvestre y se nota. Hay mucho público animando en casi todo el recorrido, el precio de inscripción es de los más baratos que recuerdo, 3€, y la distancia, 5100m (yo medí algo menos, pero Garmin callejeando no es muy preciso) permite encajar la carrera sin problema en el calendario incluso con doblete, como hice yo.
El año que viene repito, seguro. No me quedaré con las ganas de correrla a tope y descansado.


Haber podido llevar un ritmo rápido (para mí, claro), sobre cuatro veintipoco el mil, si fueron 5000m como anunciaban, en un circuito tan duro y después de competir el sábado casi 8km, con muy poco entrenamiento en las últimas dos semanas, me permite ser optimista para la próxima carrera, la San Silvestre Crevillentina el día 31. No habrá marcaza, seguro, pero la pienso disfrutar tanto o más que la primera vez que la corrí, hace ya 10 años.
Lo paso en grande corriendo, entrenando cuando puedo/quiero, compitiendo sin presión, y creo que esto está siendo beneficioso, contra todo pronóstico (correr sin planning... ¡quién me lo iba a decir hace unos años!)
Que dure, esta etapa tan buena en cuanto a sensaciones en el deporte, independientemente de las marcas.

La próxima crónica, en el 2019, donde os contaré cómo ha ido la crevillentina.
Pasadlo bien hoy y mañana y ¡feliz año nuevo!
Gracias por estar ahí.
Saludos.

Comentarios

  1. Vaya circuitazo, como mola! Y bajar de 4'30 con esas cuestas, y con el porrazo incluido, mucho mérito

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    1. Esta tienes que correrla alguna vez Gal. Yo vuelvo, seguro :)

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  2. ¡Hola Jordi! :D

    Ahora que tenia unos minutos para relajarme leyendo he dicho voy a ver qué tal le va a mi ídolo.

    Pero que ameno es leerte, se mastica cada zancada. Hasta me dan ganas de ponerme a correr ja, ja, ja. Eres un campeón no solo porque llevas "mil años" enamorado de la vida sana y deportiva, sino porque cada día te superas. Vaya "cuestecita" y la alfombra de honor no te ha frenado a pesar de las dificultades...

    Durante 2019 seguirás sumando kilómetros y superándote como has hecho desde que te lo propusiste.
    ¡¡Y yo podré leerlo!! ¡Sigue así, sumando retos!

    Nos leemos, un besote

    Vacscom.

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    1. ¡Pero bueeeeeno!¡qué alegría leerte de nuevo por aquí! Gracias por los halagos 😂 mi seguidora fiel 😘 Le he relajado un poco esta temporada y solo aspiro a pasarlo bien y no “quemarme”, pero algún reto hay, desde luego. Iré contando por aquí. Gracias por pasarte por y dedicarme un poco de tu tiempo leyendo y comentando. Besos :)

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    2. *Me (no “Le”) 🤦🏻‍♂️

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