XXX SAN SILVESTRE INTERNACIONAL CREVILLENTINA 2016


¡Feliz año a todos! Como no podía ser de otra forma, el 31 de diciembre tocaba despedir el año corriendo en Crevillente, algo que llevo haciendo sin fallar a ninguna edición desde que empecé a participar en carreras populares en el 2008.
Hay muchos motivos para correrla: El ambiente festivo, la animación en las calles, la dureza y atractivo del circuito... Una prueba que todos los años aparece entre las diez mejores carreras de 10000m de España en la clasificación de la RFEA y que aunque muchos años me plantee cambiar por otras (Elche, Campello...) siempre consigue que me decida por ella para sufrir y disfrutar a partes iguales corriendo en nochevieja. Este año, además, coincidía de nuevo con mis amigos Rafa y Ramón, así que no había lugar a dudas: tocaba repetir.

Este fin de año, al haber sido el 2016 el del descubrimiento para mí de la natación en julio, también quise incoportar al día 31 otra competición, nadando esta vez, y participé por la mañana en la San Silvestre a nado de Arenales del Sol, acompañado de mi hermana y Pepelu. Álgo más de 1600m al fresco propio de las 9:30AM en Alicante que nadé mucho más cómodo de lo esperado pero que me hicieron pensar que por la tarde en Crevillente tocaría sufrir al haber gastado fuerzas que seguramente echaría en falta en las cuestas crevillentinas.

Empezando la mañana del 31 nadando a tope
Sobre las 16:00 ya estábamos en Crevillente Rafa, Ramón y yo, disfrutando de la charreta previa a la carrera delante de cafés y bizcochos, aprovechando una de las pocas veces que conseguimos coincidir los tres más de dos horas seguidas. Ramón arrastraba molestias en las rodillas desde hacía varios días y no pensaba forzar demasiado. Rafa comentaba que intentaría seguirme, algo que a mí me pareció un objetivo bastante modesto, pues incluso desentrenado creo que su nivel de forma es muy superior al mío, pero que en un principio agradecí pues supondría seguramente correr acompañado.

Ramón, Rafa y yo, poco antes de dirigirnos a la salida
Sin mucho calentamiento previo (se nos pasó el tiempo volando entre charla y fotos) fuimos a la salida de la carrera, que se daría a las 17:30. Llegamos justos de tiempo y nos tuvimos que situar mucho más atrás de lo que habríamos querido pero esto hizo que adelantando posiciones antes del disparo de salida me cruzara con mi ex-compañero de club y natación Eutropio, grandísima persona, y con el no menos grande Sergio Payá de Km a Km Elche, al que hacía tiempo que no veía en carreras y que hacía de anfitrión a Marisa ( @gaya_r en Twitter y @riatha en Instagram), que se alejaba de Madrid para correr con el club ilicitano de Sergio y a la que pude desvirtualizar poco antes de echar a correr.

Con Marisa y Sergio, a punto de empezar.
Desde que escuchamos el disparo hasta que pisé la línea de salida pasó más de un minuto. Puse en marcha el reloj y me dispuse a correr lo mejor posible el primer kilómetro, sabiendo por haber corrido otros años allí que sería difícil moverme rápido. Intenté no separarme mucho de Rafa, pero con los acelerones y cruces intentando situarme cómodamente en la carrera no tardé en encontrarme solo.

Costó demasiado empezar a moverme con fluidez. Había salido demasiado retrasado en el grupo y el primer kilómetro pasó demasiado lento. Era un tramo del circuito cómodo y que de haber salido mejor posicionado habría permitido ganar segundos al crono final. Aún así, pasar el primer mil a 4:53 no lo consideré una mala noticia. Me dije que así reservaba fuerzas para todo lo que estaba por llegar, que no era poco.

Allí estaba, como todos los años, la primera subida del circuito después del kilómetro y medio, unos mil metros seguidos que ya empezaban a quemar las piernas. A pesar de la natación de la mañana me encontraba fuerte y subí rápido. El circuito era durísimo y tenía muchas cuestas por delante pero ahí, en plena subida, decidí que me la jugaba, que no iba a guardarme nada. No haría sprints cuesta arriba, lógicamente, pero tampoco iba a ir reservón y ¿en las bajadas? Nada de quedarse tranquilo recuperando. En los entrenamientos de cambios de velocidad el corazón recuperaba el ritmo muy bien últimamente así que confié en que incluso acelerando cuesta abajo podría recuperar el aliento y llegar bien a las siguientes cuestas.

Aunque el km. 2 pasó a 4:19 los siguientes fueron mucho más lentos, pues las pendientes frenaban y no había forma de encadenar muchos metros rápidos. Aún así, las piernas respondían y el corazón trabajaba al ritmo adecuado.
Así, con el terreno ondulado que ya conocía por delante, seguí subiendo y bajando, sintiéndome fuerte, hasta el km 5, que pasé en 23 minutos y que era uno de los pocos puntos del circuito en el que hay cruce en sentido contrario con el resto de corredores, el carrer Barranc y su característico cemento pulido en lugar de asfalto.
Ignoré el puesto de vasos de agua, pues el sudor no era excesivo y no me fiaba de cómo le sentaría al estómago. No era el momento de estropear una más que previsible buena carrera, que a ese paso podria terminar en tiempo récord del circuito para mí, unos 46 minutos.

El paso por el sexto mil marcó en mi garmin un ritmo de 4:19, al coincidir en él zonas llanas o de bajada, y me animó a seguir como hasta aquel momento. Se compensaban los segundos perdidos en las cuestas y aún había fuerzas para la segunda mitad. Las sensaciones eran muy buenas y las piernas respondían. ¿Pues no estoy pasándolo bien por primera vez en esta carrera después de 8 años dándolo todo, sin estar reventado en las cuestas?, pensaba. 

Del camino al km 7 volvíamos a subir sin descanso y de nuevo el reloj volvía a marcar uno de los ritmos más lentos de la carrera, pero tenía claro que en las bajadas había fuerzas para recuperar y no me desanimé. En cuanto pisaba llano o zona de bajada aceleraba y las piernas y el corazón respondían. La meta estaba cada vez más cerca y las sensaciones no podían ser mejores.

Recordaba, además, muy bien el tramo del circuito que tenía por delante, al menos hasta el km 8.5, y sabía que era posible acelerar, pues se bajaba largo y seguido mucho tiempo y después nos encontraríamos una zona bastante llana. Por otra parte, según aceleraba bajando, con picos de 4:19 que hasta a mí me sorprendían, iba recordando lo que estaba por llegar al final, ya cerca de la meta. Una última subida terminaría de ponerme a prueba y seguramente frenaría mucho mi ritmo, así que aquel momento era la última oportunidad para correr a tope y ganarle segundos al crono final.

Me encontré algo cansado cerca de la avenida de la meta, todavía con algo más de 2km por delante, y cuando se inició la última subida dura del circuito me frené más de lo que habría querido. En este punto me alcanzó Rafa, que se puso a mi paso. Comentando cómo habíamos ido hasta el momento decidimos apretar todo lo que pudimos en el tramo final de la carrera.
Al final de la cuesta ya no había zonas de mucha dificultad. Solo quedaba bajar un par de cuestas y guardar algo de fuerzas para el final.
Estando cerca de la última cuesta Rafa me dijo el tiempo que llevábamos y calculé que si acelerábamos conseguiría entrar, tal como había planeado, en menos de 47 minutos, tiempo récord del circuito para mí.
Nos fuimos animando mutuamente cuesta arriba, camino a la meta, y conseguí cruzar la meta en 47:28, 46:09 real, posición 493 de 1703 en la general, 109 de 288 en mi categoría y 462 de 1387 hombres.
No podía estar más contento, como Rafa, al que abracé nada más pararnos agradeciendo que tirara al final de mí. De no haber estado él ahí en la cuesta final seguramente me habría rendido y habría bajado el ritmo mucho más de lo que realmente podía dar. Los dos coindicimos después en que de haber salido mejor situados los 45 minutos no se habrían escapado, así que tenemos claro que habrá que repetir (otra vez) participación en Crevillente este 2017.

Gran final para una grandísima carrera
Poco después nos alcanzaba Ramón, que yendo a ritmo tranquilo, sin forzar para tener las rodillas controladas, a penas se alejaba un minuto de nosotros, como el grandísimo crack que es.

El frío empezaba a calarse en los huesos a aquellas horas, ya sin luz solar, así que no tardamos mucho en retirarnos, no sin antes hacernos la foto de rigor, obligatoria, para inmortalizar una de las pocas veces que podemos correr los 3 juntos. Deporte, amigos, risas...qué mejor forma de despedir el año, ¿verdad?

No podía haber un final de año mejor
Una media de 4:37m/km, record personal de la prueba,  en este circuito tan duro, habiendo nadado por la mañana, creo que me puede hacer pensar en un buen resultado el próximo domingo en el 10k de Valencia. Las sensaciones son muy buenas, me noto con fuerzas y tengo la impresión de que recupero rápido. Parece, además, que empiezo a acostumbrarme a correr fuerte en los últimos km de las carreras aunque el corazón vaya más acelerado de lo normal, tolerando mejor la sensación de cansancio.

Todo parecen ser buenos presagios para lo que está por llegar.
Os cuento si es así o no en la próxima entrada del blog.
Gracias por estar ahí.
Saludos.

Comentarios

  1. Crevillente enamora, es dura como ella sola, pero sirve de referencia para saber como acabamos el año y como empezamos el siguiente :) sigue asi, pronto te metes en 43-42 min en ese circuito.

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    1. Ya quisiera yo jajaja ese tiempo es el que espero hacer en circuito llano, 42 largos si sale el día perfecto. Allí en Crevillente, con esas cuestas.. un 44 ya me parece tiempazo. PD: el que ganó bajó de 30 jajajaja brutal!!!

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