CAMINO AL MARATÓN DE PARÍS: SEMANA 2


La media de Santa Pola ha dejado las piernas muy cansadas y ha marcado esta segunda semana de entrenamiento para el maratón. Aunque el lunes tocaba gimnasio y algo de trote suave el cuerpo pedía a gritos reposo y preferí no forzar. Con algo de sueño recuperado pero sin sentirme todavía al 100% el martes, después de nadar, salí a probar las piernas, que seguían algo tocadas por la paliza santapolera. Malas sensaciones aún corriendo a ritmos muy lentos que hicieron que costaran los 30-40 minutos previstos.
 
El descanso del miércoles hizo que me encontrara algo más recuperado el jueves. Tocaba cambios de ritmo por pulsaciones, 4 bloques de 5 minutos a ritmo alto con dos minutos de recuperación, precedidos de 25 minutos de calentamiento y terminando con 10 enfriando.
De nuevo, el cuerpo seguía sin responder como yo esperaba. Los tramos más rápidos del entrenamiento costaban muchísimo y las pulsaciones subían demasiado, con una sensación de pesadez en las piernas horrible. Cuando tocaba darlo todo la velocidad a penas superaba los 5m/km, según vi después en el resumen del entrenamiento que registró el reloj. Había dormido bien, la dieta estaba controlada...¿qué estaba pasando?
 
El viernes cambié el gimnasio por natación, aunque la paliza de entrenamiento que nos regaló el preparador fue más dura que cualquier sesión de pesas que pudiera recordar (algo que agradeceré, seguro, en mi próxima cita con la natación en aguas abiertas, después del maratón, los 5000m del Half Oceanman de Tabarca en mayo)
El sábado descansé y procuré dormir bien, intentando prepararme para los 100 minutos previstos para el domingo, en la segunda tirada larga del planning maratoniano.
 
El tiempo mejoró ligeramente y no hubo viento ni frío cuando empecé a correr en la salida más larga de la semana. El objetivo era empezar suave, sin preocupación por estar 30 segundos por debajo del ritmo objetivo del maratón (que aún no acabo de tener claro cuál será, pero mínimo, como en Barcelona) y acabar fuerte, sobre todo los últimos 10 minutos.
Decidí hacer el circuito que ya conozco de otras preparaciones maratonianas: Pegarme a la playa en dirección a Campello y cuando llevara 50 minutos volver sobre mis pasos. Recorrido cómodo, con mucha gente seguramente ya que no se estaba muy mal por el paseo marítimo y que no debería suponer ningún problema aunque no fuera mi mejor semana. No quería correr con desnivel y notarme flojo ni sentirme fuera de forma con tan poco tiempo de entrenamiento específico para el maratón en las piernas.
 
Aunque el cuerpo seguía protestando por el esfuerzo, como toda la semana, conseguí mantenerme al ritmo esperado la primera mitad. Ya en Campello, cuando tocó dar la vuelta, me tomé el gel y sentí que podría llegar bien a la parte del entrenamiento en la que tocaba acelerar y buscar un ritmo, como poco, 10 segundos más rápido que el del maratón.



Algunas fotos de la zona de Campello por la que he pasado esta mañana
De nuevo en San Juan, con hora y media de carrera acumulada en las piernas y notando cansancio pero sintiendo al mismo tiempo que podría cumplir con el entrenamiento llegó el momento de acelerar. Pasaron dos km a 4:29 y 4:30 y cuando se cumplieron los 100 minutos previstos, hora cuarenta, paré el reloj habiendo dejado atrás casi 20km, 19.75

 
Recorrido y más datos de la tirada larga de la semana

Estos kilómetros finales y las sensaciones que dejaban grabadas en mi cabeza y piernas son vitales preparando el maratón. Ya lo aprendí bien entrenando para Barcelona. Hay que acostumbrar cuerpo y mente a trabajar con muchos kilómetros acumulados y saber que se puede acelerar aunque las sensaciones no acompañen, así que aunque terminé muy cansado pienso que cumplí con el objetivo del domingo y cerré la semana mejor de lo esperado.
 
Confío en que esta semana algo floja, con sensaciones no tan buenas como cabría esperar con tan poco entrenamiento, sea solamente un pequeño bache y que pueda seguir entrenando en buenas condiciones y recuperando la buena condición física y mental que se espera para un entrenamiento tan exigente. No recuerdo un inicio de preparación maratoniana en el que haya sido necesario tanto esfuerzo físico y mental para estar a punto, pero ya se sabe, aquello de "ningún mar en calma hizo experto a un marinero" es cierto y tal vez si el camino no fuera tan difícil esto no sería, al mismo tiempo, tan atractivo y adictivo.
Confío en tener una mejor semana en la 3ª etapa del camino a París. Como siempre, os lo cuento en la próxima entrada del blog.
 
Gracias por estar ahí.
Saludos.

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