SAN SILVESTRE CREVILLENTINA 2024
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En el 2008 corrí mi primera San Silvestre, la Crevillentina, y me gustó tanto que despedí el año con ella durante diez ediciones consecutivas. Conocí después otras como las de Elche, Toledo o Vallecas, pensando que ya no volvería en mucho tiempo a las cuestas crevillentinas, pero el fin de año de 2024 no había planes de viaje y además podría coincidir después de mucho tiempo con mi amigo Ramón, así que volví a inscribirme.
Los tiempos en los que entrenaba asfalto a conciencia, con días de series, cambios de ritmo, kilometraje semanal controlado y regular etc. ya quedaban lejos, así que solo aspiraba a terminar dignamente y que la marca no se fuera más allá de los 50', sin ser en absoluto esa marca una prioridad. Echar la tarde, disfrutar del ambiente festivo que recordaba que había y gozar/sufrir el exigente recorrido crevillentino, que no da apenas descanso en uno de los 10k más rompe piernas de la provincia. No había otros objetivos para esa tarde.
La de felpudos de la Crevillentina que he tenido en la puerta de casa... |
Me plantaba en Crevillente el sábado con Ramón para recoger el dorsal y tomar un café poniéndonos al día después de mucho tiempo sin coincidir. Se juntaba con nosotros el presi de Corre X Crevillent, buena gente, con el que podríamos haber estado hablando de carreras pasadas y futuras toda la tarde, siendo como es una auténtica enciclopedia de conocimiento sobre atletismo popular.
Al día siguiente, liberados de prisas para recogida de dorsal y bolsa del corredor, aparcábamos Ramón y yo a la entrada de Crevillente en un parking que no había usado nunca en las 10 ediciones anteriores y que resultó ser una opción muy buena, cerca del centro de salud, y tomábamos un café rápidamente antes de empezar a trotar un poco, saludando por el camino a Raúl Giner (tremendo bicho, lo que corre este hombre) y al gran speaker de la carrera, Juamba Midsuf Speaker, al que yo conocía por ser la voz habitual al micro en todo el circuito Trail de La Marina que hice la pasada temporada.
A ver si se me pegaba algo de Dimas |
Trote suave con Ramón por la zona de la salida, agradeciendo que la fina lluvia que nos recibió haya parado, saludos al gran Dimas por el camino, que en un día "flojo", como él decía, haría un crono de unos 40' y rápidamente a situarnos bien en el pelotón de salida, que con la elevada participación de la carrera quedarse muy atrás supondría perder mucho tiempo en el arranque.
Mucho tiempo sin coincidir en una salida de carrera con mi querido Ramón |
Me quedo con Ramón teniendo a la vista, delante, el globo que espero seguir, el de los 50'. Saludo rápidamente a Nadedja Surmonina, que viene, dice, "solo a rodar", algo que yo sé que supone correr aquello en 43' sin despeinarse, también veo a Xavi, director de Vallada Trail, que no conoce la carrera pero que acabaría en unos espectaculares 39', y cuando arrancamos intento no quedarme atascado en el pelotón y me voy a un lateral a intentar correr con comodidad cuanto antes.
No tardo en situarme bien y aprovechando el perfil favorable me lanzo a por el globo de los 50 minutos, pasando antes al lado de la portadora del de 60', Erica Sánchez, con la que hacía tiempo que no me cruzaba. Le deseo suerte en una tarea con tanta responsabilidad, guiar a la gente hacia la hora en un recorrido tan duro, y sigo a la caza de mi globo habiendo cambiado ya de sentido por la carretera nacional.
Me quedo al paso del globo, un poco por delante, pero voy fresco, las piernas van a 4:30/km sin problema y me digo que por qué no aprovechar el que seguramente será el único tramo en el que voy a poder correr bien (error, como vería después. ¿Qué hacía yo corriendo a esos ritmos que no llevo nunca?)
Giramos por la Plaza de la Comunidad Valenciana en dirección a la salida y empieza un sube baja que ya no acabaría en todo el recorrido. Paso por meta, me quedo cerca del globo, que me ha cazado al bajar yo el ritmo un poco y empieza una de las primeras cuestas del circuito, la que pasa por el Polideportivo y sube por la calle Virgen de la Salud. Me adelanta Ramón, al que había perdido la pista, y trato de quedarme junto al globo de 50', sabiendo que al haber arrancado un poco después de la salida oficial, por la aglomeración, mi ritmo real es superior al de 5'/km.
Después de unos 800m de camino ascendente bajamos de nuevo y callejeamos arriba y abajo hasta llegar a la calle del Barranco, un tramo que haríamos en ida vuelta hasta completar en su extremo los primeros 5km.
Lo sentía hacía ya rato, pero en este punto del recorrido lo tengo claro. He corrido demasiado rápido la primera mitad del recorrido y será muy difícil mantenerse al mismo ritmo 5000m más. Miro el reloj y veo que, de poder repetir otro 5k igual, estaría por debajo de los 50' holgadamente, pero empiezo a pasarlo mal y tengo claro que voy a dejarme muchos segundos en la segunda parte de la carrera.
circuito entretenido... |
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Cojo agua en el avituallamiento, saludo a Ramón, al que con un gesto le informo de lo mal que lo llevo, y me dispongo a afrontar el segundo 5k esperando que la resistencia ganada en carreras de montaña me salve un poco (la velocidad, para otra vida, ya)
Se hace duro aguantar fuerte mentalmente, pues voy perdiendo posiciones con demasiada rapidez, y aunque el camino se hace muy agradable por el ambiente festivo y los ánimos del público (lo mejor de esta carrera), los 700m de carrera ascendente por la calle Camposanto se hacen demasiado duros. Para más sufrimiento, ha empezado a llover otra vez y la humedad y el frío empiezan a pesar.
Por suerte, recuerdo que después de la subida llega la que creo que es la bajada más larga del recorrido, bajando durante unos 800m hacia el extremo más situado al oeste de la carrera.
No miro el reloj para no desmoralizarme, pero siento que no he recuperado bien durante la bajada. Asumo deportivamente el momento de bajón físico, lamentando haber salido al Cabeçó la mañana anterior y gastando unas fuerzas que se hacían muy necesarias en un tramo del recorrido que volvía a ser ascendente sin dar ya mucho descanso hasta el final.
Por el km 8 pasamos por el Paseo Fontenay y de nuevo por la zona de meta. Me atrevo a mirar el reloj y veo que voy al límite para acabar en 50'. No debería bajar mucho el ritmo, me digo, pero también recuerdo que no voy a correr con comodidad hasta terminar la carrera, pues todavía hay una última subidita que seguro me va a frenar.
Dejamos la zona de meta atrás por última vez, sabiendo que la próxima vez que pase por allí será para acabar la carrera. Veo a la izquierda el pasillo por el que van los rápidos y afortunados corredores que ya han terminado y llego a escuchar a alguien que me anima por mi nombre pero que no llego a reconocer entre el público. Giro a izquierda y ahí está, como recordaba, la última subida dura del circuito, por Corazón de Jesús hasta girar poco después de la parroquia de Nuestra Sra. de Belén.
Miro el reloj y veo que la cosa va a estar complicada si quiero llegar antes de 50', pero todavía intento apretar en una pequeña bajada, algo que me deja ya sin fuerzas para la mini cuesta que le sigue y que termina de frenarme. Todavía habrá 300m de bajada hacia el obelisco de Crevillent, pero ya se ve imposible bajar de cincuenta minutos, así que intento acelerar antes de coger el tramo final hacia meta, en sentido ascendente, viendo pasar ya los segundos sobre el límite que me había impuesto.
Hay tanta gente en la calle animando y el speaker da tanta vida a la meta que se me olvida un poco el sufrimiento de la carrera cuando por fin paro el reloj oficial en 51:24, 50:49 real (malditos 50s que me alejan del sub. 50, pienso), 665 de 1434 participantes (lejos de los más de 2000 que llegué a ver en otras ediciones), 590 entre 1099 hombres y 100 de 179 en mi categoría.
Con la ropa mojada por la lluvia y el sudor decido no entretenerme mucho en el avituallamiento final, tomando un trago de refresco y corriendo al coche para no enfriarme demasiado.
¿Podría haber ido mejor sin la salida a la montaña del sábado? Seguramente, pero me daba igual la marca, por mucho que hubiera puesto la barrera mental en los 50' que no había superado. La crevillentina seguía siendo el carrerón que recordaba, por circuito, ambiente y entrega del público a su carrera, y no sería mi último paso por allí un fin de año, seguro, pues debo decir que a pesar del sufrimiento (lógico, por otra parte, al no entrenar asfalto de calidad como es debido), las rampas de Crevillente no me parecieron tan duras como las recordaba, así que me puse cita mental para el año siguiente otra vez allí, me cambié y a casa pensar en el 2025 deportivo.
Un nuevo año que tiene como principales objetivos el maratón de montaña en Vall de Boí, en junio, en la Garmin Mountain Festival, y mi vuelta al maratón asfaltero en noviembre, en el recién estrenado Elche-Alicante, para el cual probablemente vuelva también al entrenamiento planificado y guiado por algún entrenador al que contrate para que me oriente y me lleve a la meta adecuadamente, pues no me veo haciéndolo yo solo sin reventar por el camino y sin guía para distribuir las cargas de esfuerzo y kilometraje, aunque solo sea con el objetivo de terminar la carrera, sin pensar en marcas de ningún tipo.
Como siempre, os voy contando por aquí cómo va todo.
Nos leemos en breve.
Cuidaos.
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