SAN SILVESTRE MONOVERA 2024


¡ Un momento!¿Y la crónica del Trail del Coto de Monóvar?¿La edad ha hecho que olvides esa crónica de la prueba del día 15? Calma, italic text, que todo tiene su explicación. Y es que no hay crónica del Coto porque no participé en la carrera, o no en el medio maratón, al menos, como me había apuntado. Me acerqué a la gélida población del Medio Vinalopó creyéndome recuperado de un resfriado que me tuvo fuera de juego una semana, pero a los 3km de carrera, tras dos tropezones que casi me hacen caer por no tener fuerzas para levantar los pies y un tercero que dio finalmente con mis huesos en el suelo tomé el desvío de la carrera corta, de 14km, en solitario, y volví a meta fuera de carrera.

No estuve recuperado al 100% hasta 4 días después, ya con el tiempo justo para la carrera que os cuento (ahora sí) en esta entrada del blog, la San Silvestre Monovera, una carrera que siempre recomiendo cuando alguien me pregunta por competiciones recomendables de diciembre. junto al cross nocturno de Orihuela o las San Silvestres de Crevillente y Elche. Barata (3€ y todo o gran parte destinado a fines solidarios), recorrido ambientadísimo y festivo, duro como pocos, muchas carreras infantiles previas a la carrera oficial, en un horario que permite no madrugar y correr con una temperatura más agradable que la de las primeras horas en la ciudad de Azorín... lo tiene todo para echar la mañana en familia o acercarse a Monóvar en solitario acumulando muchas horas de sueño y disfrutar de una jornada de deporte popular.


Conociendo la carrera por mi paso por allí allá por el 2011 primero y 2018 y 19 después, he querido volver varias veces en los siguientes años, pero viajes, pandemia, lesión o enfermedad han hecho siempre que no pueda o que me apunte y finalmente no vaya. Esta edición de 2024, por fin, nada se interponía en mi camino entre las cuestas monoveras y mi cita allí con mi hermana y cuñado y también con Ale, que se acercaban esa mañana conmigo a Monóvar a conocer/sufrir/disfrutar el recorrido de la prueba.


La carrera empezaría a las 12:30, así que había tiempo de sobra para aparcar en mi ya conocido descampado de la Ronda de la Constitución y recoger con calma el dorsal y una pequeña luz para correr de noche y ser vistos (como siempre, la organización suele dar cosas útiles y no llena más nuestros armarios con camisetas)


Poco calentamiento, reunión de todo el grupo en la salida con tiempo para situarnos no muy atrasados, pues la plaza y sus calles son estrechas y el arranque siempre es algo lento y, con unos minutos de retraso para que la policía local solucionara algún imprevisto de última hora salíamos con más fluidez de lo que esperaba a por los que son, para mí, los 5km de asfalto más puñeteros de la provincia.

Como recordaba de mi última participación, tardábamos poco en dejar la calle Mayor, girar a la derecha y tomar camino ascendente durante unos 500m, para ir calentando las piernas. Después, un poco de callejeo y en el km 1 aproximadamente, viendo que a pesar de las cuestas del principio y de lo apretada de la salida el ritmo no caía por debajo de los 5'/km, tocaba acelerar un poco.

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Llegábamos al único km 100% favorable del recorrido, cuesta abajo por la ronda de la Constitución. Me adelantaba Ale, comentándome lo duro que había sido el arranque. "Si supieras lo que queda por delante todavía..." le dije. 

En el km 2 girábamos a la izquierda a la avenida de la C.Valenciana para subir un poco y cambiar de sentido, deshaciendo cuesta arriba después la ronda de la Constitución. El segundo mil pitaba en mi Garmin en 4:30, así que había ganado un pequeño colchón de segundos que vendrían bien para el resto de la carrera, que ya no daría ni un respiro.

La subida por la avenida no costó demasiado, pero algo me decía que iba a pagar haber salido a correr al Cabeçó el día anterior. Las cuestas de Monóvar necesitaban unas piernas frescas que yo no tenía esa mañana, me temía.

No subíamos toda la avenida y girábamos pronto a la derecha, callejeando en dirección al Ayuntamiento y la zona de salida, con suaves sube bajas que hicieron caer el ritmo medio a casi 5'/km en el tercer mil.

Volvíamos a la calle Mayor y podría pensarse que el flujo de toboganes del recorrido no era tan duro y que podíamos lanzarnos a más velocidad, pero conociendo lo que estaba por llegar, sabía que había que ser muy conservador. Un giro a la derecha y llegábamos a la cuesta de la calle Sta. Bárbara que nos subiría hasta la ermita del mismo nombre después de un engañoso giro a la derecha arriba del todo que daba la falsa sensación de fin del costalón a quienes no conocieran el recorrido.

Había mucha gente en la calle animando y eso me empujaba un poco, pero las piernas acusaban el esfuerzo de la mañana anterior y el pequeño apretón de los 3 primeros km, así que fui mucho más lento de lo que habría querido, por mucho que quisiera convencerme de que aquello era mi terreno, las subidas, como me recordó animándome el grandísimo marchador Pacorro Martín al pasar por su lado cuesta arriba mientras él animaba a sus atletas y familia que participaban.

Me propuse no dar ni un paso andando, por más que el ritmo fuera cayendo sin remedio. Al llegar a la ermita tuve que vigilar mis zancadas subiendo y bajando los escalones de la entrada por si fallaban los músculos, y todavía retuve un poco más la marcha en el inicio de la fuerte bajada posterior, hasta que conseguí recuperar el aliento y volver a correr con normalidad.

Ya no miré el reloj, pues algo me decía que había subido muy lento y me notaba demasiado cansado para recuperar segundos en lo que faltaba del recorrido, sabiendo que en breve llegaría una subida tanto o más dura, la de los escalones de la Torre de Reloj.

Seguimos callejeando y tuve la falsa sensación de recuperar algo de fuerzas y velocidad, con más subidas y bajadas suaves por el casco antiguo, pero al girar hacia las famosas escaleras del recorrido las piernas fallaron de nuevo, más que en la calle Sta. Bárbara, y mi ascenso por los escalones no fue más penoso gracias a la animación espectacular del público en esa parte del recorrido.


Superado el tramo de escaleras pensé que ya tocaría dejar atrás algún que otro tobogán y ya solo faltaría dejarse caer hasta la meta, pero había olvidado que aún teníamos que subir más metros sin descanso. Perdí las pocas fuerzas que me quedaban y cuando por fin llegó el momento de callejear cuesta abajo hacia la meta apenas pude acelerar el ritmo.

En la recta final intenté (no sé si lo hice en realidad) subir un poco la velocidad, con el lactato bien presente ya en la garganta, y finalmente paré el reloj oficial en 26:33, 26:19 en mi reloj, 183 de 486, 157 de 320 hombres, 47 de 99 en mi categoría. Me dejaba minuto y poco respecto a mi última participación allí, pero teniendo en cuenta que no llegué descansado y que el entrenamiento de calidad y de asfalto apenas está presente en mi día a día, había que darlo por bueno. Me picaba un poco no haberme podido exprimir en las cuestas, ya que en 2019 todavía no pisaba la montaña y seguro que podría haberlo hecho mejor, así que ya tenía excusa (no la necesitaba, en realidad) para volver en 2025.




Bebida en el avituallamiento para eliminar el picor del lactato y dejar de toser, fotos de recuerdo y a casa, que en 9 días tocaba afrontar otra S. Silvestre, la Crevillentina, de la que en breve habrá crónica también, y no había que jugársela a coger otro resfriado.

Mis impresiones sobre la S. Silvestre Monovera (acertadamente bautizada por mi cuñado como San SilMuerte Monovera, por sus cuestas), no cambian respecto a pasadas ediciones. Carrerón, seguramente el más duro de los 5k de Alicante y provincia (casi mismo desnivel que la Crevillentina, pero en la mitad de recorrido), con un público en las calles que levanta el ánimo hasta al más soso del lugar, precios de inscripción casi en peligro de extinción (que duren mucho tiempo tan bajos) y circuito de los que me gustan, entretenido y que obliga a correr con cabeza. Muy recomendable y casi obligatoria en el historial de cualquier corredor popular de la provincia. Para volver año tras año.


Nos leemos en breve.


Comentarios

  1. MIra que me molan tus crónicas, y sobretodo si ya conozco la carrera y el sufrimiento que conlleva. Deseando leerte lo de Crevi jajaja

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    Respuestas
    1. Ya sabes tú bien lo que se sufre en las cuestecitas de Monóvar jajaja. Crevi... está en el horno, crónica de un 5k ligero y un 5k agonizante, 2 en 1 jajaj

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