X MILLAS COSTA BLANCA 2024

El pasado fin de semana volví por tercera vez a la carrera de las X Millas de la Costa Blanca. Solo había participado dos veces hasta la fecha, en 2011 y 2015, ya que pocas veces ha encajado en mi agenda deportiva por el motivo que fuera,  pero mis visitas frecuentes al circuito en modo entrenamiento todos los años han hecho que parezca que la he corrido muchas más ediciones y que el recorrido me resulte muy familiar. Este 2024 tampoco iba a participar, por coincidir con el medio maratón del Cabeçó, al que estaba ya apuntado hacía tiempo, pero un cambio de fecha en este Trail a última hora dejó libre el fin de semana de las X millas y no dudé en apuntarme a la carrera.

2015


2011 (no comment)

Me planté en el polideportivo de Alfaz del Pi temprano, para no quedarme sin sitio en el parking más cercano, recogí el dorsal y fui a por mi dosis de cafeína a un bar, haciendo tiempo hasta la hora de la salida mientras revisaba en Wikiloc el recorrido y su altimetría, aunque casi me lo sabía de memoria. 500m de subida suave, unos 2.5-3 de bajada fuerte a la playa, 500m de llaneo, sube baja al faro y a sufrir cuesta arriba de vuelta al polideportivo durante casi 3km.

Una vez cambiado y calentando en la pista de atletismo desde la que arrancaría la prueba pude saludar y compartir calentamiento con Dimas, que incluso notándose flojo haría después una marcaza, y dar unas vueltas altrote con Ángel López, campeón de España de carreras verticales, que metería los 16km de la carrera como entrenamiento entre muchísimas subidas a rascacielos de España y el extranjero.





También pude saludar al responsable de redes sociales del club organizador y a Cris y Pedro, que se estrenaban en la carrera y no conocían la zona. Mi consejo para ellos, después de haber entrenado yo tantas veces allí, era no dejarse llevar por la larga bajada inicial acelerando más de lo debido y subir al faro con algo de reserva, pues la carrera "de verdad" empezaría cuando tocara deshacer camino y volver a la meta, cuesta arriba. Esto mismo le comenté a Vicente Novoa "Matao del Running", al que también me crucé antes de la salida ¿Me apliqué esos consejos? Como leeréis aquí, NO.

La salida se daba puntualmente bajo un sol y cielo despejado que permitían adivinar una segunda mitad de carrera tal vez demasiado calurosa para las fechas en que estábamos. ¿Mi objetivo? No hacerlo peor que en mi primera visita allí, 2011, donde casi me voy a la hora y media de carrera, y no quedarme muy lejos de la marca de 2015, ya demasiado rápida para mí.


Siempre pegado al tlf...

Una vuelta por la pista de atletismo, saliendo tal vez demasiado atrás, salida del recinto deportivo cuesta arriba hasta la rotonda de entrada al aparcamiento, todavía en suave ascenso, y a bajar, primero suavemente, en un corto callejeo pasando cerca del Ayuntamiento hasta salir al camí de La Mar. Esta carretera nos bajaría hasta la playa, primero sin demasiada pendiente, hasta la altura de una tienda de camas que tomé como referencia para la vuelta, sabiendo que ahí, en sentido contrario, la pendiente se suavizaría, y después se empinaría lo suficiente como para hacernos correr tal vez demasiado rápido, en mi caso al menos.

El primer km había pasado en 4:48, algo que di por bueno, con mi mentalidad conservadora al arrancar, pero cuando el perfil del recorrido fue favorable, me olvidé de los buenos propósitos y aceleré muchísimo. Adelanté a muchos corredores rápidamente. Dejé atrás a Cris y Pedro, acordándome de mis consejos, dándome cuenta de que no me los aplicaba y corriendo muy rápido. ¿Resultado? km 2 en 4.12, todavía con más de 2km de bajada por delante.

Solté el acelerador, pero la cuesta seguía invitando a correr rápido y el km 3, poco antes de pasar por los túneles que permitían atravesar las vías del tren y la N332, pitó en el Garmin en 4:23. Demasiado rápido, seguramente, me dije, así que en los últimos metros de bajada, ya más suave, por el Boulevard dels Musics, aflojé un poco más la marcha, pensando en recuperar el aliento en el único tramo llano de la carrera, el que nos llevaría del Boulevard, por la segunda línea de playa, hasta la costa y al inicio de la subida al faro.

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El giro hacia el Paseo de Las Estrellas permitía adivinar ya, por un lado, la dureza de la subida por la zona noreste del parque natural de Serra Gelada hasta el faro y, por otro, el motivo de la buena fama de la carrera, por el paisaje de montaña y costa que iba a regalarnos el recorrido en los siguientes km.

Aflojé el ritmo y ya no volví a mirar el reloj, sabiendo que iba a ir más lento desde aquel punto, en la playa, hasta la meta, viéndome adelantado por muchos corredores que sí mantenían la velocidad. Escuché un saludo a mi espalda y pude hablar brevemente con María, de Montemar, que se le da tan bien el asfalto como la montaña, y me quedé detrás de ella y su grupo notando que era imposible seguir su ritmo, mientras nos acercábamos al final del paseo, en la zona del Ancla, y cogíamos de subida la exigente rampa del camino viejo del faro, unos 800m que nos llevarían a la entrada de la zona recreativa.



Me vi superado por muchos corredores, ahí, en subida, en "mi terreno" (o eso pensaba yo), el ascenso semi montañero. Me había flipado bajando, era un hecho, y ya solo quedaba saber cómo y cuándo empezaría a pagarlo en forma de pájara. Por suerte, se iniciaba el tramo de carrera que da sentido a la prueba, la zona del recorrido más espectacular y que convierte en imprescindible en el historial del corredor popular alicantino las X Millas, la subida y bajada al faro.

El ascenso se suavizaba un poco y corríamos por el parque natural rodeados de vegetación, con una temperatura algo más fresca a la sombra. Pasábamos el túnel que nos dejaría en el mirador del Racó del Pallarés y ahí se iniciaba una bajada suave que nos daría un respiro antes de seguir subiendo, permitiéndonos, además, disfrutar de las vistas de las calas del parque, abajo, y de toda la costa desde el Albir hasta Calpe. Solo por esas vistas la carrera ya merecía el esfuerzo y el viaje hasta Alfaz. También eran visibles ya con claridad el faro y el camino de subida que tendríamos que superar hasta llegar a él, en un último repecho que conocía muy bien y que sabía que iba a picar.





Recuperé un poco el aliento en los escasos metros de bajada que ofrecía el recorrido dentro del parque, bajando más rápido de lo que habría esperado y cruzándome ya con la cabeza de carrera, mentalizándome para la corta pero exigente subida que nos esperaba, poco después de pasar por la zona de la cala de la Mina y sus impresionantes vistas. Cuando tocó subir me frené más de lo que habría querido. Saludé en sentido contrario a Ángel, Dimas y, poco después, a María y su grupo de Montemar (¡cuántos metros me habían sacado ya!, pensé), todos ya de vuelta. Sufrí lo que no está escrito en la pendiente más dura del parque, las que nos llevaría ya a las puertas del faro y tuve la tentación de caminar, pero con tan pocos metros de subida por delante ya rechacé rápidamente la idea y superé como pude la subida. Giré lentamente por el faro, sin detenerme demasiado en las increíbles vistas de la costa que ofrecía la zona, y traté de bajar, deshaciendo ya camino, lo más rápido que pude, tratando de recuperar el tiempo perdido en la subida.

Saludé de bajada a Cris y Pedro y aceleré lo que pude, pero en el repecho de la cala de la mina me frené más de lo esperado. Tenía mucho calor, me notaba de repente muy cansado y sabía que al llegar a la playa tenía todavía muchos metros de ascenso. No pintaba bien la cosa.



Cuando por Racó del Pallares el perfil volvió a ser favorable aceleré de nuevo, sabiendo que todo lo que ganara de bajada sería poco, teniendo claro que iba a subir muy lento, demasiado tal vez, hasta la meta.

Saludé de bajada a Nuria, Ángel Romero y a Vicente Novoa, estos dos últimos pegados a sus GoPro para crear contenido para sus canales de YouTube y salí del parque natural muy rápido, valorando si tomar o no un gel que me había echado al cinturón, algo que descarté rápidamente sabiendo que no me haría efecto con tan poca carrera por delante y que lo último que necesitaba en aquel punto de la carrera era algo que me desestabilizara la tripa.



La bajada terminaba en la esquina del Museo Villa Romana del Albir con el Boulevard dels Musics, donde girábamos a la izquierda y nos metíamos de lleno en la larga subida hacia el polideportivo, deshaciendo camino hasta la meta. No fui mal hasta pasar los túneles del tren y la nacional, pero cuando nos metimos en el camí de la mar me quedé clavado al asfalto, bajando el ritmo a niveles que no me atreví a consultar en el Garmin. En mi cabeza sonaban mis propios consejos a los debutantes en el recorrido que me había cruzado antes de arrancar. "Reservad para los tres últimos km de subida desde la playa". Y ahí estaba yo, reventado y con esos 3000m por delante, sufriendo como nunca en una larga rampa que no parecía terminar nunca.

Seguía perdiendo posiciones, pero al menos la cabeza no me la jugaba, pues era capaz de mantener un ritmo lento y regular y conseguía distraerme con las vistas, un paisaje que en las pasadas ediciones no había sabido disfrutar, teniendo siempre en el horizonte la cara este del Puig Campana y alrededores. Cuando ya me notaba en las últimas, por cansancio y calor, tanto que el agua de los dos últimos avituallamientos fue a parar a mi cabeza para refrescarme, llegué a la altura de la tienda de camas en la que me había fijado, de bajada, y recuperé algo de fuerzas y de moral, sabiendo que la pendiente se suavizaba y que ya quedaban pocos metros. Con la megafonía escuchándose cada vez más cerca me animé a subir el ritmo un poco y conseguí acelerar entrando al polideportivo.


Giro de 180º y ya estaba en la recta final, en la pista de atletismo y con el reloj oficial a la vista. "joer, qué marca más mala", pensé, al ver que pasaba la hora veinte, camino a la meta. ¿era incluso peor que la de 2011?Aceleré a tope los últimos metros y paré el crono en 1:22:39, 1:22:19 en mi Garmin, posición 146 de 346, 30 de 45 en mi categoría, 126 de 246 hombres. Mejoraba la marca de 2011, algo que llegué a pensar que no sucedería, pero me quedaba más lejos de lo esperado del crono del 2015, aunque teniendo en cuenta el calor (inexistente en mis otras dos participaciones), que sumaba casi 10 años más que en 2015 y que entonces además de la juventud tenía hasta preparador (me lo tomaba muy en serio, lo de correr), pues había que estar satisfecho con la carrera.


Con tantos km de montaña acumulados hasta la fecha, tantas carreras seguidas (la segunda en 2 semanas, 4ª en 7) y sin entrenamiento específico de asfalto correr 16km con más de 200m de ascenso acumulado a 5'/km de media aprox. me valía. El recorrido era tan impresionante como lo recordaba, hacerlo con dorsal después de tanto tiempo era una gozada y la gente del club de El Faro organizaba aquello tan bien que se entendía que hubieran cubierto todas las inscripciones antes de la fecha límite. Muchísimos voluntarios por todo el recorrido, mucho avituallamiento bien servido (algo imprescindible aquella calurosa mañana), muchísimos fotógrafos para que tuviéramos recuerdo gráfico de la carrera después... De las mejores carreras de la provincia, sin duda, para repetir siempre que se pueda.




Se montaba, además, un avituallamiento final muy bueno y completo, pero tenía el estómago cerrado y no era capaz de meter nada sólido en el cuerpo, así que bebí mucho mientras hablaba otra vez con Dimas, que hacía un carrerón, con Ángel Romero y con Pedro y Cris, que se habían estrenado ambos en el circuito y todavía estaban recuperándose de tanta cuesta.

La carrera me dejó el talón izquierdo algo tocado, reviviendo el recuerdo de una fascitis de hace un par de años que casi me deja fuera de juego pero que recuperé muy bien gracias al trabajazo de la fisio. Después de 4 días de descanso de carrera, sustituida por gimnasio y sesiones de HIIT, salí ayer a trotar 30-40' y no hay dolor y parece que las piernas han agradecido estar sin correr varios días. Aun así, no me noto para nada en forma para la penúltima etapa del circuito Trail de La Marina, mañana, en Senija. Una carrera que tiene toda la pinta, viendo el track en Wikiloc, que va a ser rompe piernas como pocas y que, además, tiene una participación muy reducida, así que tocará pelear seguramente por no ser de los últimos entre los escasos 130 participantes que creo haber visto inscritos. Después, a seguir entrenando hasta Confrides el día 11 de mayo para completar las 14 pruebas que tiene el circuito Trail de La Marina y a descansar unos días, pensando ya en preparar a fondo los 46km y 3500md+ de Valle de Tena el 31 de agosto.

Nos leemos en la próxima entrada del blog.

Cuidaos.


Comentarios

  1. Consejos vendo que para mi no tengo jjjjj, Jordi, 10 años, calor, nula preparación en asfalto,... a mi me parece una buena marca!

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    Respuestas
    1. Exacto jajaja Está bien, ciertamente. En esa distancia o alargando al medio maratón, sin desnivel ni calor, todavía puedo defenderme dignamente aunque no le pegue duro al asfalto jjj Si algún día retomo el asfalto para alguna prueba larga con colegas... (¿he escuchado Roma 2025?) retomaré las viejas costumbres asfalteras, para sobrevivir con dignidad a algo tan jodido y desafiante : )

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