CROSS NOCTURNO VILLA DE SAX 2023


Años antes de crear el blog ya participaba en la carrera de esta crónica. En el 2010 aparecía en el calendario de carreras populares de Alicante y provincia el Cross Nocturno Giménez Ganga de Sax (después, con el cambio de nombre del patrocinador, pasó a Saxun en lugar de Giménez Ganga), una carrera completamente gratuita a la que después de correr su primera edición volví unos años después (20121415, y 19) , enganchado al ambientazo festivo de sus calles, en fiestas de moros y cristianos con público dándolo todo de principio a fin del circuito a dos vueltas, a la organización ejemplar de la carrera y a un recorrido de 8km que siempre me ha recordado en muchos aspectos al del Cross de Guardamar o a una versión más corta y menos dura de la clásica San Silvestre Crevillentina. Las rampas del casco antiguo siempre ponían a prueba el corazón y las patas en pleno invierno y en este 2023, aunque metido de lleno en entrenamiento montañero para sobrevivir al maratón de Benasque, aprovechando que podía juntarme con Rafa para acercarnos a Sax a correr, no dudé en volver a las calles sajeñas a ver si estos dos últimos años con más Trail que asfalto en la mochila habían endurecido las patas y se me daba un poco mejor que otras ediciones.


Como todos los años, el frío intenso nos recibía a mi amigo y a mí cuando todavía no había caído la noche y los últimos rayos de sol todavía mantenían la temperatura 3-4 grados por encima de lo que sufriríamos al echar a correr a media tarde, ya de noche. Rafa, conocedor de la zona por su trabajo, encontraba un sitio perfecto para aparcar, más cerca de la meta que de la salida (separadas 1.5 km aprox.) y nos plantábamos en la recogida de dorsales con tiempo de sobra para ir sin prisas, hacernos una foto en un photocall de la organización, gratuito, donde te imprimían al momento la fotografía y además la publicaban después, y recomponernos un poco del frío en una cafetería hasta que se acercara la hora de la salida.

No era muy optimista. Poco entrenamiento, dieta descuidada, pocas salidas asfalteras... Ojalá la montaña hubiera conseguido que sufriera menos las cuestas esa tarde que en las pasadas ediciones. Sabiendo el tapón que se podía montar en los primeros giros de la carrera, entrando al casco antiguo cuesta arriba, nos preparamos rápidamente en el coche, quitándonos capas (¡qué pereza y frío daba!) y trotamos ligeros para situarnos bien en el pelotón de salida. Con más de 1000 personas corriendo y conociendo el recorrido, después de 5 ediciones participando ya tocaba salir en buena posición por una vez.
Protegidos por la multitud, esperando la salida, el frío no se notaba demasiado. Pude saludar a J.M.ª Bernabéu, finísimo y en un estado de forma envidiable y comentar con él carreras pasadas y planes deportivos futuros, mientras esperaba con Rafa el arranque de la carrera, que llegó casi sin darnos cuenta, después de la salida de participantes en silla de ruedas.




Arrancábamos durante muchos metros en línea recta por la avenida principal y ya desde el comienzo la buena situación en el pelotón, adelantado, permitía correr mucho más rápido que en ediciones anteriores en las que salí desde posiciones más alejadas de la línea de salida. En el primer km, uno de los pocos, si no el único, en el que miré el reloj, tuve la impresión de que ya ganaba al menos 20s respecto a ese mismo primer 1000 del circuito otros años.
Llegaba rápidamente el callejeo ascendente y estrecho por el casco antiguo, con unos primeros metros de subida que daban poco después un descanso para alcanzar la breve pero durísima subida hasta la ermita, cerca de la falda del castillo, hacia el punto más alto del recorrido.
El entrenamiento de montaña se notaba, y diría que subí más rápido que nunca aquel rampón. Ayudó a subir rápido ver cómo me rebasaba poco a poco J.M.ª, al que estuve tentado de intentar seguir durante unos metros en sano pique, aunque abandoné rápidamente la idea (suicida) viendo la ligereza de sus zancadas.
Sentí que llegaba bien de fuerzas a la ermita, mejor que nunca, y me animé a hacer una primera vuelta rápida, a ver qué pasaba en la segunda. ¿Era pronto para fliparse y buscar mmp del circuito? Seguramente, sí.




La bajada permitía recuperar el aliento y afianzar las buenas sensaciones iniciales. En el primer giro de 180º sobre una misma calle pude ver en sentido contrario, a pocos metros, a Rafa. Parecía que estaba haciendo también una buena carrera y seguramente, si yo pinchaba, me rebasaría con facilidad, pensé, alegrándome por él.
Cogíamos de bajada dos tramos de circuito que se corría en ambos sentidos, ida vuelta, en los que recordé que en la segunda vuelta, si llegaba flojo, tocaría sufrir. Empecé a notar el esfuerzo (excesivo tal vez) del arranque y algo me decía que, un año más, la segunda vuelta en aquellas calles iba a ser dura.
Un giro en suave ascenso nos dejaba de nuevo en la calle principal, camino del primer paso por meta encarando la segunda vuelta, y ya estaba claro: Sí, la primera mitad pasaba en tiempo de récord personal del circuito, pero me había excedido en la primera mitad y repetir de nuevo el recorrido iba a picar como nunca.

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Me animé viendo el ambientazo de la meta, con la música a todo volumen, la gente animando y el speaker comentando la carrera, pero mi flojera de piernas era evidente.
Cuando tocó subir de nuevo por el casco antiguo las patas protestaron como nunca y el ascenso por la calle Picayo hasta la ermita fue agónico y mucho más lento que en la primera vuelta.
Perdía alguna posición y corría con el corazón al borde del infarto, pero conseguía engañar a la cabeza, al menos, disfrutando del ambiente de las calles. Bandas de música, iluminación festiva, vecinos, miembros de las fiestas de moros y cristianos llenando las aceras.... Era difícil encontrar calles sin animación y si no había mucha gente, entonces había en su lugar altavoces con música (la música rock de ACDC de la Sociedad Musical seguía allí como todos los años).
De camino a los dos tramos de ida vuelta que prometían ser pesados, lentos y duros, me superó Román, al que no veía hacía tiempo y con el que compartí unos pocos metros comentando la carrera antes de que me dejara atrás con facilidad. Haber estado delante de él tantos metros, sabiendo lo buen corredor que es, me animó un poco. Quién sabe, pensé. Igual estaba haciendo una buena carrera, después de todo.
Las dos calles que correríamos en ambos sentidos por segunda vez se hicieron eternas. Sentía que la velocidad caía en picado y no podía dejar de pensar en el suave ascenso hasta mitad de avenida que todavía había por delante, pocos metros de desnivel que con mi flojera en aquel momento iban a sentirse como un km vertical.



Aguanté como pude y ya en la avenida, chocando manos a los chiquillos y disfrutando del ambiente de la carrera saqué fuerzas de no sé bien donde y todavía hubo energías para acelerar por última vez, cuando eché un vistazo al reloj y vi que acabaría en menos de 37'. Aquello iba a ser, para mi sorpresa, récord personal del circuito y ya solo quedaba apretar y ver de cuánto tiempo sería la mejora respecto a la marca de 2015.
Paraba el reloj en 36:37, 36:30 real, diría que unos 45-50'' más rápido que mi mejor marca allí, gracias, supongo, al entrenamiento de montaña que me permitió subir fuerte las cuestas y a haber ganado segundos saliendo mejor situado. La clasificación tampoco era mala del todo: 229 de 1012 en la gral. , 49 de 233 en mi categoría. Correr 8km con aquellas cuestas a una media de 4:35/km era para estar más que contento.



Mientras recogía la mochila que regalaban, con una botella de aluminio para bebida dentro, el clásico mini surtido de dulces de una panadería colaboradora, bolígrafos etc. (recordemos: inscripción GRA-TUI-TA) comenté la carrera con Dimas, que había llegado hacía rato como la bestia del running que es, y con J.M.ª, que llegaba como poco minuto y medio antes que yo. No tardó en aparecer por allí Rafa, que hacía un carrerón también y se volvía fan incondicional de la prueba como todos los que me han acompañado en todas las ediciones y que la han corrido por primera vez. (Os enlazo el vídeo de Vicente Novoa "Matao del Running", para que os hagáis una idea de por qué debéis participar en este carrerón siempre que podáis)




Tocaba retirada pronto, para que Rafa cumpliera con compromisos familiares y para no morir de frío en la helada noche sajeña, y pensar en las próximas pruebas.
Como corresponde a una preparación maratoniana de montaña, a algo menos de 4 meses de la prueba toca ya acumular desnivel y km de Trail a tope para no morir en Benasque. La próxima cita será el Trail de Moixent el próximo domingo 26, zona desconocida para mí en la que habrá que recorrer 22km con unos 1100-1200m de desnivel acumulado.
No me noto, ni de lejos, en mi mejor momento. Me siento pesado, incapaz de afinar lo ganado en la báscula entre navidades y otros excesos, pero creo que estoy en el camino para mejorar todo. Sesiones de fuerza en gimnasio con regularidad, peleando para mantener una dieta lo más sana posible (batalla dura y perdida por ahora, pero ahí sigo) y, a pesar de todo, muy motivado y con muchas ganas de probarme de nuevo en una distancia tan larga y dura como el maratón de montaña en un entorno tan espectacular como el del pirineo oscense.
Os cuento cómo va todo en la siguiente entrada del blog.
Cuidaos.

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