CAMINO A SEVILLA 2015: SEMANA 6 - MEDIO MARATÓN POPULAR VILLA DE ASPE

A dos meses del maratón de Sevilla sigo tachando días y semanas del planning y las sensaciones no pueden ser mejores, aunque hace cinco días no habría imaginado estar escribiendo esto tan animado y optimista.
En una semana típica de preparación para el 22 de febrero, como las anteriores, en la que esta vez ni los ritmos ni las pulsaciones estuvieron al nivel previsto (sobre todo el día del Fartlek), la recuperación de un día para otro fue más lenta, sin sentirme realmente descansado en ningún momento, con una alimentación descuidada los últimos días de la semana... Todo eran malos augurios para afrontar el primer test de la preparación para Sevilla el domingo en el medio maratón de Aspe. Sólo me sentía satisfecho de los dos días de gimnasio, en los que me noté con algo más fuerte de lo habitual, pero no compensaban las malas sensaciones de la semana corriendo.


Las comilonas de viernes y sábado hicieron que el domingo a las 5:00 me despertara con unas molestias preocupantes en el estómago. Infusión y a la cama, esperando levantarme dos horas después algo recuperado. Mal empezábamos, pensaba. Falta de horas de sueño, estómago en malas condiciones... Los nervios no ayudaron mucho a conciliar el sueño y casi sin darme cuenta ya era hora de levantarse.
Me encontraba algo mejor, pero no podía dejar de pensar en entrenamientos en los que con malas sensaciones muy parecidas había tenido que hacer una parada de emergencia en algún aseo público. Además, tenía previsto tomarme un gel aproximadamente en el kilómetro 12 o 13. ¿Cómo iba a sentarme? ¿Tendría que parar por primera vez por culpa del estómago en una carrera?

A las 9:30 ya estaba en Aspe y me reunía con Pepelu y Raúl, con molestias el primero y con el objetivo de correr "tranquilo" (1:38 es tranquilo para él) y buscando una media de menos de 5m/km el segundo, que progresa como el rayo y sin pausa. Cuando pensaba que ya no me lo cruzaría en la carrera también me encontré con el gran Jose Joaquín, de Urbans, que iba dispuesto a hacer mejor marca personal.(y vaya si lo consiguió, por debajo de hora y media)


El tiempo acompañaba y era muchísimo mejor que en mi única participación en esta carrera, en 2011. Nada de viento helado como en aquella ocasión, unos 12 grados y cielo totalmente despejado. Braga al cuello, cubrebrazos para el inicio de la carrera y ya estaba preparado para la salida, que se daba, puntual, a las 10:30.

Arrancábamos en suave descenso y aún no tenía clara la estrategia que iba a seguir. Recordaba un circuito con constantes subidas y bajadas y no quería perder fondo antes de tiempo, así que decidí ir controlando las pulsaciones e intentar, al menos en la primera vuelta, ir a 5m/km aproximadamente. Si la segunda vuelta tenía que aflojar un poco, no me quedaría tan lejos de mi marca de este año en Sta.Pola, pensé.


Para mi sorpresa, el corazón aguantaba sin problema un ritmo algo más rápido del previsto. No quise precipitarme en tomar ninguna decisión durante los 8 primeros kilómetros, plagados de falsos llanos y en constante subida y bajada,suave, pero sin descanso, pues sabía que la última subida de la vuelta del circuito era la más larga y pronunciada y no quería sufrir demasiado en el segundo round.
Conseguí llegar a la zona más alta de la carrera, por caminos alejados del pueblo, entre viñedos y casas de campo, sin esfuerzo, sorprendido por lo bien que funcionaban las piernas y por los ritmos por kilómetro que iban apareciendo en el garmin, casi todos cerca, por debajo, de los 5m/km.

Cuando pasé el km.10 en menos de 50 minutos con las pulsaciones más o menos bajo control ya empecé a pensar que la segunda vuelta iba a intentar hacerla más rápida.
En el kilómetro 12 ya estaba claro: Iba en un grupo de corredores que comentaba que el ritmo que llevaban era de 4:40m/km (miré el reloj y, efectivamente, era así)  y casi no me lo podía creer. ¡4:40 de media pasada la mitad de la carrera!. Alucinaba con la tranquilidad con la que lo comentaban ("¡que vamos muy rápido!¿no lo véis?") y cuando pasé el siguiente punto kilométrico y el garmin confirmó la velocidad media no pude reprimir un "¡vamos!" en voz baja. Era mi día, contra todo pronóstico.
Tomé el gel, esperando que no me la jugara el estómago, y me lancé dispuesto a que los kilómetros pasaran a 4:55m/km como máximo. En este tramo de la carrera llegó el único momento desagradable del día: En una curva a la derecha, callejeando, me quedé corriendo por el asfalto, pegado a la acera, y un corredor me empujó exigiendo que me cerrara más, adelantándome de malas maneras. Le observé alejarse mientras le comentaba que la carrera estaría medida "seguramente" sobre el asfalto y no sobre la acera y que no pensaba recortar. Se disculpó sarcásticamente y se alejó a toda velocidad. Simplemente pidiéndome paso, sin empujar,le habría dejado hueco por donde él quisiera. Lástima, la mala educación.

Los kilómetros siguieron pasando, rápidos, más que en la primera vuelta, y no había señal de fatiga.
El gel no molestaba en el estómago, el estreno de las perneras de compresión en la media tampoco daba problemas (la sensación era bastante agradable, más bien) y tenía claro que iba a dejar atrás mi mejor marca personal. Sólo faltaba ver en cuánto tiempo.
Ahora sí, en estos últimos kilómetros, las pulsaciones habían subido más de lo habitual, pero confiaba en los resultados de los Fartlek pasados y que las bajadas me darían tiempo a recuperar el esfuerzo de las subidas.

En el kilómetro 16 se iniciaba la última subida larga, hasta el 18, y me propuse no bajar el ritmo. Ya habría tiempo de recuperar en la bajada que había visto en la primera vuelta. Acompañado por un corredor que se puso a mi ritmo, mucho mejor preparado (comentando las pulsaciones que registraba su reloj vi que corría sobradísimo), con el que hablé un buen rato, aguanté la subida llegando a acelerar en varias ocasiones. Llegué a la zona más elevada casi al límite, apunto de necesitar aflojar, pero conseguí mantener un ritmo estable y cuando por fin se iniciaba la bajada, durante 2.5 kilómetros, ya no quise mirar el reloj.

Sabía que iba a hacer una gran carrera, tenía clarísimo que la mejor marca personal estaba conseguida y quería llevarme la sorpresa al ver el cronómetro oficial en la recta final.
Aceleré, haciendo que los últimos kilómetros fueran los más rápidos de la carrera. El último repecho no me frenó. Era corto y sabía que la siguiente bajada era rápida y me dejaba en la avenida desde la que habíamos salido.



A lo lejos se veía el arco de meta, pero una pequeña rotonda impedía ver el cronómetro. Al bordearla veía, al fin, el final de la carrera. No podía creer lo que aparecía a lo lejos en el luminoso. Un último acelerón y ya estaba hecho.Mejor marca personal, después de 5 años, dejando atrás el 1:46 de Elche 2009. El tiempo oficial marcaba 1:43:36 (1:43:14 real) y me situaba en la posición 246 de 446 de la clasificación general, el 56 de 89 de mi categoría.



No contaba con progresar tan rápido, en poco más de un mes, y no puedo dejar de pensar en qué pasaría en un medio maratón totalmente llano.





Con esta inyección de moral me he dejado "liar" por mi compi de Urbans, Salva, que se quiere estrenar en maratón y busca acompañantes y como parece que, además, se apuntarían a la expedición más de un Urban (bien al maratón, bien a la media), he hecho la "locura" de inscribirme al maratón de Madrid, dos meses después de Sevilla. Dos maratones en dos meses. ¿Quién dijo miedo?

La próxima cita oficial, el fin de año en la San Silvestre de Crevillente, por sexto año consecutivo, aunque por primera vez no corriendola compitiendo, sino disfrazado junto a mi hermana y Pepelu. Al día siguiente, la carrera del amanecer de año nuevo en La Aparecida (Orihuela).

De momento, a sobrevivir a los excesos propios de estos días ya seguir entrenando. El maratón está cada vez más cerca.

Nos leemos. Gracias por estar ahí.
Saludos.

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