V CARRERA DE NOCHEBUENA "LAS TRES VUELTAS DEL PAVO" (LOS TORRAOS, CEUTÍ, MURCIA)


Toca ir cerrando el año deportivo y son pocas ya las pruebas pendientes del calendario, todas obligatorias para mí, eso sí, desde hace tiempo. La mañana de Nochebuena me parece una buena fecha para una carrera popular. Festivo, víspera de día libre nacional, muchas calorías para quemar por adelantado o con algo de retraso ya... Pero si nos ponemos a buscar carreras no es fácil localizar alguna. Solo soy capaz de encontrar la ya conocida San Silvestre monovera, que ya corrí allá por el 2011, tirada de precio (3€) y de unos 6km aproximádamente si no recuerdo mal, y la carrera que descubrí el año pasado y que he repetido de nuevo este 2017, la Carrera de Nochebuena "las 3 vueltas del pavo", gratuita, a cambio de llevar 1kg de alimento no perecedero, de 8km (unos 150m menos en realidad) y a 3 vueltas iguales, en la pedanía murciana de Los Torraos, en Ceutí.





Las buenas sensaciones del año pasado y la posibilidad de competir en Nochebuena, quemando los excesos de días anteriores y los que estaban por llegar hicieron que no dudara en volver a Los Torraos otro año más.
Amaneció un día fresco y ligeramente cubierto de nubes, menos caluroso que el año pasado, así que el clima no iba a suponer ningún problema aquella mañana. Los dos días previos, sin embargo, sí que iban a condicionar la carrera, pues encadenaba dos jornadas seguidas de comida de empresa y con amigos que junto a la ligera subida de peso que ya arrastraba hacían que llegara a la carrera con 2kg más que el año pasado en las mismas fechas. Esto, unido a mi estado de forma actual, para nada parecido al del 2016 en estos días, hizo que no tuviera grandes expectativas sobre el resultado de la carrera. No estaba, como el año pasado, en medio de entrenamiento maratoniano, así que era imposible estar tan fino, y tal vez la diferencia de peso no era tan decisiva pero no acababa de notarme completamente en forma.

Unos minutos más y a correr.

Llegué con tiempo para aparcar sin problema y no tardé mucho en ponerme a calentar por el circuito. Como el año pasado, no nos reuníamos allí más de 70-80 corredores, aparte de los chiquillos que corrían las pruebas infantiles pero tal vez eso, el ambiente de carrera familiar, sin mucho más de lo necesario para correr y echar la mañana, hacen atractiva esta prueba. 
Mientras trotaba por la zona de la salida la camiseta del club me "delató" y Paco de Correbirras, conocido de los SkyRunners al que yo todavía no había visto en persona me saludaba y comentaba comentaba un rato al trote conmigo la carrera. Ya se sabe, los amigos de mis amigos...

Correbirras&SkyRunners

Algo más tarde de lo previsto, después de esperar unos 5 minutos a que la ambulancia ocupara su sitio, arrancaba la carrera, a las 11:35. Recordaba del año pasado cómo era el inicio de la prueba, subiendo ligeramente durante unos 800m, donde el ascenso se volvía algo más pronunciado unos pocos metros y se comenzaba una bajada suave hasta el primer km. En el 2016 empecé demasiado rápido, a 4:05, así que este año, sin estar ni de lejos a aquel nivel, me dije que había que regular o después de la 2ª vuelta el desastre sería inevitable.

100m después del arranque de la carrera.


Conseguí controlarme un poco pero no lo suficiente y pasé el primer mil en 4:11. Mala cosa, de nuevo, cuando mi objetivo más optimista sería poder correr a una media de 4:25m/km esa mañana.
Todavía habría que seguir subiendo un poco hasta la mitad del circuito que repetiríamos tres veces y aflojé un poco cuando había algún falso llano que picaba casi sin notarse hacia arriba y recuperé y apreté algo más bajando.

Bastante entero todavía, a mitad de la primera vuelta.
Conseguí sacar los dos siguientes km en la media prevista, 4:21 y 4:23, pero notaba que las piernas sufrían demasiado en las zonas de (ridícula) subida. Completada la primera vuelta, teniendo ya fresco de nuevo el recuerdo del recorrido y su altimetría, ya tenía claro que las dos siguientes tocaba sufrir y bajar el ritmo.

La zona de subida desde la salida hasta el punto más alto se pegó bien es esa segunda pasada, dejando la media en 4:38 en el paso por el km 4, pero ahí todavía había fuerzas y aprovechando las zonas de bajada todavía pude mejorar un poco el siguiente km, corriendo ya sin mucha compañía  en las zonas más solitarias del circuito. El km 5 pasó en 4:25 y a partir de ese momento me vine abajo. Los pequeños repechos del recorrido me clavaban al asfalto y no había forma de remontar en cuestas que el año pasado no me parecieron tan difíciles de subir sin bajar el ritmo demasiado.

Después del segundo paso por meta el larguísimo falso llano inicial fue agonía pura. Intentaba no mirar demasiado el reloj para no poner números a las malísimas sensaciones de aquel momento aunque sí que hacía caso a los pitidos de cada paso por km, y el km 6 apareció en el reloj como el peor de la carrera. ¿4:48? Uf... qué mal iba la cosa, me decía.
Todavía habría un par de repechos que seguro iban a frenarme así que traté de ganar tiempo en las bajadas, pero estaba reventado y no había mucho que hacer. Qué cara llevaría, que en un punto de la carrera un corredor que me adelantó me ofreció agua al escucharme toser un poco, algo que agradecí pero rechacé amablemente, pues parar a beber me habría roto por completo.

Mi cara lo dice todo...


El penúltimo km pasó algo más rápido que el anterior, en 4:38, y ya no quise mirar más el reloj. Sabía que empeoraba el tiempo del año pasado, pero no quise saber por cuánto. Solo pensaba en que la diferencia fuera mínima así que me dije que para lo que quedaba por delante, unos minutos más de sufrimiento no importaban. Tocaba vaciarse al máximo.

Bajando suavemente, pensando en la subida que había a la izquierda poco después.
Veía a lo lejos al corredor que me había ofrecido agua y me dije que, viendo el ritmo al que me había adelantado, había tiempo para acercarme a él, tal vez incluso adelantarlo. Con esta liebre improvisada a lo lejos y aprovechando dos tramos de bajada suave y corta aceleré todo lo que pude en el último km.
Mi liebre parecía haber pensado lo mismo y no resultaba tan fácil como pensé alcanzarla, y en algún tramo de suave subida me arrepentí del acelerón final, pero cuando llegué de nuevo a la zona más urbanizada de Los Torraos todavía hubo fuerzas, no sé bien de dónde salieron, para mantener el apretón final. El último km (unos 800-850m más bien) pasaba a una media de 4:10 y conseguía parar el reloj en 34:45, posición 32 de 76 corredores, 29 de la clasificación masculina y 24 de 61 en mi categoría (solo había absoluta hombre y mujer)



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Satisfecho con el último acelerón después del km 7 conseguía empeorar solo unos 50s respecto al año pasado, algo que dadas mis condiciones físicas actuales era una sorpresa, pues llegué a pensar que no podría correr ni siquiera a ritmo de 45' el 10000.
Aunque la carrera se anuncia de 8000m, este año igual que el anterior yo he medido unos 7800 así que la media oficial de mi carrera, 4:20, que sería de sub44 en 10k, es más bien 4:28, algo más acorde a mis sensaciones, un 44 largo en 10000, algo que hay que dar por bueno visto lo visto.

Meta, al fin



Después de 4 días de desmadre en la mesa (no he parado del 22 al 25), algo que seguramente ha aumentado un poco más la subida de peso desde que lo revisé el viernes por la mañana, toca volver al orden y corregir malas costumbres. Probablemente haya pasado de unos 75-75.5kg más o menos estables todo el año (estar en 74 lo veo difícil)  a pesar cerca de 77, nada grave en realidad, así que vigilar la dieta es mi objetivo principal a corto plazo. Creo que en dos o tres semanas de disciplina este asunto puede estar controlado. Por otra parte, la visita al gimnasio debe seguir siendo obligatoria, algo que ya empecé a cambiar la semana pasada. La próxima cita deportiva, la última del año, será el próximo domingo, por la mañana en la travesía San Silvestre a nado de Arenales, y por la tarde en la San Silvestre de Crevillente.
La parte acuática de la jornada no me importa demasiado. No es competitiva y tampoco querría desgastarme demasiado para la tarde. La parte de carrera... Tal como van las cosas no se puede esperar hacerla tan bien como el año pasado. No hay piernas para buscar sub. 45 y conseguir un tiempo igual al del 2016, 46 minutos "pelaos", creo que es imposible ahora mismo. Si la cosa no va fina en llano o casi llano, no quiero pensar lo que va a tocar sufrir el domingo en las cuestas crevillentinas. Es posible que salga incluso sin reloj, tratando de darlo todo pero sin obsesionarme con el tiempo. Ya llegarán, espero, días mejores en enero o febrero.

Os cuento cómo va todo en la próxima entrada del blog.
Disfrutad de las fiestas.
Saludos.

Comentarios

  1. Ehhh detallada crónica tio. Un placer saludarte y nos vemos en otras, espero, porque yo cada día voy a menos jjeje. Un saludico.

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    1. Igualmente Paco :) Gracias por pasarte por aquí. ¡Hasta la próxima!

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  2. Bieeeeen, no creo que sea tanta cuestión de peso como del machaque que llevas. A la que aflojes una semana verás el resultado

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    1. Ya no sé qué pensar, creo que no llegaba cansado a la carrera, y el año pasado estaba ya metiéndome km pensando en maratón por estas fechas. A saber... Quiero pensar que enero y febrero irán mejor. De todos modos el tema del peso y el gimnasio, decisivos o no, hay que corregirlos. Por cambiar algo respecto a lo que hacía hasta ahora :(

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