CAMINO AL MARATÓN DE BARCELONA: SEMANA 2. MITAD DE MEDIO MARATÓN DE ALCOY

Segunda semana del planning tachada, a menos de cien días del comienzo del maratón de Barcelona. Si no fuera por las semanas previas al comienzo de este entrenamiento específico para Barna, en las que sí que había fines de semana con salidas largas y más kilómetros acumulados, cualquiera diría que estoy metido en faena, preparando el maratón, viendo las semanas 1 y 2.

Dos semanas seguidas con competición, la pasada en Benidorm y, esta que ha terminado, en Alcoy, han hecho que el kilometraje semanal no sea tan elevado como pudiera esperarse en un planning maratoniano. Antes de la carrera de Alcoy (luego os cuento qué tal fue), solo hubo un par de salidas con cambios de ritmo. La segunda mitad de estos dos entrenamientos siempre me notaba cansado, con las piernas algo cargadas, así que decidí descansar un par de días antes del domingo, para llegar fresco a la mitad de medio maratón de Alcoy.

"Fresco" es precisamente lo que encontraba de camino a Alcoy, el domingo por la mañana. Aunque la carrera arrancaba a las 10:00, dejando que el sol caldeara el ambiente unas horas, la temperatura apenas alcanzaba los 10 grados mientras buscaba aparcamiento una hora antes. Para evitar prisas y contratiempos, igual que hice la semana anterior, había recogido el dorsal la tarde del sábado en la tienda de Urban Running de Alcoy. Esto me sirvió, además, para recordar lo dura que era cualquier carrera allí, pues ya había corrido una San Silvestre y dos medios maratones en esta ciudad, cuando todavía subían durante 10 kms desde la ciudad hasta los túneles de la vía verde.

Ya en la línea de salida, después de calentar y notando que la elección de correr con cubrebrazos y braga era correcta y que no hacía falta una primera capa bajo la ropa del club, pensé en hacer una carrera buena, sin pensar en el tiempo final, sin tratar de apretar demasiado en las subidas y recuperando en las bajadas al máximo. Correr sin exigirme demasiado, pues con el perfil del circuito un planteamiento equivocado de la carrera podría hacerme sufrir demasiado rápido, como se puede ver en esta imagen con la altimetría de la carrera: 

Segunda semana compitiendo en carreras con perfiles en absoluto llanos
Saludé al gran Jaime Cortés, de El Campello Running Club, en la salida y en cuanto escuché la señal que marcaba el inicio de la carrera me concentré al máximo en no exceder mis posibilidades y no acelerar demasiado en el arranque de la carrera.
Había memorizado el perfil del circuito y sabía que, aunque empezábamos 400 metros cuesta arriba, después, hasta el km. y medio descendíamos. Me costó encontrar mi sitio en la carrera, esquivando muchos corredores al principio, tratando de no perder demasiado tiempo en este tramo inicial que me iba a permitir ganar segundos que después, seguramente, perdería en la subida prolongada que empezaba después hasta el km. 7.5.

Primeros kilómetros. (Gracias por la foto, Mariví Lobo)


Este inicio de la carrera fue, aunque intenté regular el esfuerzo, más rápido de lo esperado, a 4:24 y 4:14m/km. , pero sorprendentemente me encontraba fuerte, aunque el corazón andaba algo más acelerado de lo que hubiera querido. Cuando empezó la subida, en sentido contrario al inicio de la carrera, en la zona norte y dirección a las calles paralelas al ensanche, el ascenso no me pareció tan duro como esperaba. Aún así, decidí ser prudente, y no quise sentir que forzaba demasiado en ningún momento. No era circuito para ir a por marca, me repetía constantemente.

Fui perdiendo velocidad según avanzaban los kilómetros y aumentaba la pendiente. 4:36, 4:41 y finalmente 4:50m/km en los que me quedé mientras pasaba los kilómetros más duros, del 5 al 7. No me obsesioné con el tiempo. Si iba más lento, pues a aguantar, me decía. Vigilé, eso sí, el corazón, y no dejé que las pulsaciones subieran demasiado. Iba tan concentrado, tan pendiente de sentirme cómodo en la carrera y ser capaz de aguantar el esfuerzo, que casi no observaba el paisaje, la ambientación o las calles que atravesaba. Apenas bebí en el paso por el km.5, ya que no sudaba demasiado y el estómago aquella mañana no parecía dar guerra.

Poco después del túnel de Batoy y pasado el km.7, después de atravesar la primera zona del circuito realmente animada por los vecinos, cambiábamos de nuevo el sentido de la carrera y, en el km.7.5, por fin cuesta abajo, nos dirigíamos de nuevo hacia el punto de salida acercándonos a la avenida desde la que había empezado la carrera.

Aunque llegué a la parte más alta del circuito empezando a notar el cansancio, en cuanto vi el inicio del descenso me animé y aceleré. Las piernas seguían respondiendo, casi sin notar el esfuerzo de casi 6kms. en constante ascenso, más o menos elevado dependiendo de la zona. Ahora me sentía fuerte y, recordando que después de la primera bajada y después del km.8 llegaba un km. en constante descenso, aceleré como nunca.

El km. anterior ya había pasado a 4:32, pero este último... En plena euforia, sabiendo que lo más duro quedaba atrás y notando que las piernas podrían con el empuje que quisiera, me bajé los crubrebrazos, me quité la braga del cuello y no tuve que esforzarme demasiado para correr a 4:02 de media, pasando por zonas muy animadas y tramos con música en la calle. No pensaba para nada en el crono final. Estaba contento con el desarrollo de la carrera, concentrado, sintiendo que el cuerpo hacía caso a lo que la cabeza ordenaba, fuera cual fuera el nivel de esfuerzo requerido.
Me daba igual, en este punto, la suave subida con la que terminaba la carrera. Me permití hacer un pequeño sprint final y pase por el km. 10 a 4:22, disfrutando del ambiente de la calle y sintiendo que estaba haciendo una buena carrera. Los kms. que faltaban para acabar la mitad de media los hice también a buen ritmo, aunque la última cuesta me frenó un poco, y conseguí una media de 4:32 en este último tramo.

El reloj oficial marcaba 48:34 cuando crucé la meta, 48:13 reales. Esto me situaba el 82 de 625 en la general  y 41 de 236 en mi categoría (en esta carrera de veteranos-A en adelante todos éramos, simplemente, veteranos).

Buen ritmo, para tanta cuesta.

Rodar cerca de 4:30m/km con ese perfil, pasar por el 10.000 en 45:25, era para estar contento, pero lo era más aún las sensaciones que había tenido durante y después de la carrera. Había dosificado correctamente el esfuerzo, no fui pendiente de ir más o menos rápido, simplemente de correr lo mejor que pudiera, sin excesos. El cuerpo respondió constantemente, casi sin quejarse, y después, al terminar, notaba que los músculos se recuperaban rápidamente, como pidiendo más batalla. Había sido, en resumen, un buen día deportivo y salía reforzado moralmente para afrontar todo lo que tengo todavía por delante. Respecto a la carrera, decir que es exigente, para pensarse bien si hacer la media y darle dos vueltas al circuito, pero atractiva (qué tendrán este tipo de circuitos, como Aspe o Crevillente, para que quieras volver aunque se sufra) y muy bien organizada. Quién sabe si mi próxima visita será para probar el medio maratón ;-)


Al no haber más competición hasta la San Silvestre de Crevillente hay 3 semanas por delante hasta el 31 para empezar a cargarme de kilómetros, con fines de semana entrenando casi dos horas los domingos. Aún queda para que empiece la parte más dura, preparando el maratón, y parece que el inicio de esta preparación está siendo bueno. Confío, como sucedió cuando empecé a preparar Sevilla el año pasado, que en el camino vuelvan a caer mis mejores tiempos en 10k y medio maratón, aunque mi vista está puesta, obviamente, en el 13 de marzo en Barcelona. Ha habido dos semanas seguidas de competición con carreras de 10km. nada llanas en las que he rodado casi a ritmo de MMP. , así que no puedo estar más animado. El día 31 espero arañarle unos segundos (o minutos, por qué no soñar) a mi mejor tiempo en la siempre dura San Silvestre crevillentina. Mientras tanto, como siempre, os cuento los avances semanales del planning para Barcelona dentro de poco, en la próxima entrada del blog.
Gracias por estar ahí.
Saludos.

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